El líder palestino, Mahmud Abbas, rechazó ayer la renuncia del jefe de la inteligencia palestina en Cisjordania, Tawfiq Tirawi, tras el ataque contra el cuartel general de su gobierno en Ramalá. Tirawi debe permanecer en su cargo para trabajar por la seguridad y el orden, comunicó la oficina de Abbas. Fuentes de seguridad señalaron que los agresores serán incorporados a las fuerzas de seguridad palestinas. De esta manera, se pretende poner fin a la crisis.
Fuentes de seguridad habían informado previamente que el jefe de la inteligencia había presentado su renuncia luego de que su organización fuera acusada de haber fracasado en controlar a los hombres armados que dispararan contra la Mukata y restaurantes y tiendas en el centro de Ramalá. Los disparos en el centro de Ramalá causaron graves daños en varios comercios y restaurantes, uno de ellos muy frecuentado por funcionarios palestinos y sus huéspedes extranjeros. Tras el ataque nocturno contra su cuartel, el general Abbas ordenó la detención de los palestinos extremistas, aunque ayer no se produjo ningún arresto.
Las fuentes también indicaron que los extremistas armados en la zona de Ramalá y otras ciudades cisjordanas serán incorporados a las fuerzas de seguridad palestinas para resolver la crisis, siempre que Israel se comprometa a dejar de perseguirlos judicialmente. Los extremistas son miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, el brazo armado del movimiento Al Fatah de Abbas. Un portavoz de las Brigadas acusó a la nueva cúpula palestina de abandonar a su suerte a los combatientes de la organización, que en el pasado contaban con la protección del líder palestino Yasser Arafat, fallecido el 11 de noviembre pasado. Abbas mantuvo el jueves dos reuniones urgentes con sus jefes de seguridad para discutir la ausencia del imperio de la ley en algunos territorios palestinos. A la segunda reunión asistieron el premier Ahmed Qureia y el ministro de Seguridad Nacional, Nasser Yussef.