EL MUNDO
› EL TEOLOGO RUBEN DRI, SOBRE UN PAPADO POLEMICO
Lejos del Concilio Vaticano II
“El papado de Juan Pablo II sepultó las ideas democráticas que impulsó el Concilio Vaticano II al interior de la Iglesia y recuperó la obediencia como valor fundamental. Después de la caída del Muro de Berlín comenzó a mirar las aristas negativas del neoliberalismo capitalista, un sistema que abrazó fuertemente cuando el comunismo era el gran enemigo y al que nunca dejó de defender”, aseguró a Página/12 Rubén Dri, filósofo, teólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires.
–¿Qué significado tiene este papado en términos históricos?
–Ha significado la aplicación de un proyecto muy ambicioso, un proyecto político-religioso de poder, que incluía desmontar la democratización al interior de la Iglesia que había promovido el Concilio Vaticano II. Esto logró reestructurar una Iglesia jerárquica, monárquica, infalible, suplantando el diálogo por la imposición, recuperando como valor fundamental la obediencia.
–Cómo se desplegó ese proyecto?
–Con una tarea de remoción de los obispos más comprometidos con los derechos humanos, con la defensa de las mujeres y de los homosexuales, y con los sectores populares del Tercer Mundo, en especial de América latina. Eso implicó perseguir o coptar a los teólogos de la liberación y en general a todos los críticos de la dogmática fundamentalista. Al mismo tiempo, se dio poder a organizaciones de derecha como el Opus Dei.
–Existe, sin embargo, la idea de que se trata de un Papa conservador, pero muy preocupado por las cuestiones sociales y las condiciones de vida en el Tercer Mundo.
–Sucede que dentro de esa Iglesia jerárquica, piramidal y monárquica el papado de Juan Pablo II, al mismo tiempo, es de fuerte signo y base populista por el gran carisma personal que él tiene. Es una gran personalidad, con mucha muñeca política y muy carismática que ha llegado a los países más pobres. Pero no hay que olvidar que al principio, el enemigo era el comunismo, no el hambre, y en general, los análisis que se hacen por estas horas olvidan que él se alió con el neoliberalismo, con (Ronald) Reagan y Margaret Thatcher para celebrar la caída del Muro de Berlín, y propuso en los países pobres economía de libremercado.
–¿Qué significa un cambio de papado en el presente de la Iglesia?
–Sin dudas vendrá un período de transición, como sucedió cada vez que hubo un papado tan importante y tan extenso como éste.
–¿Esto va a abrir un debate sobre el carácter vitalicio del papado?
–El derecho del pontífice a renunciar existe, pero no se han planteado casos como éste en el que una persona está en un estado tan crítico y quiera –o lo obliguen– a continuar. Pero creo que el debate más profundo que debería darse es el de la autoridad papal como está concebida. El Papa es hoy el Dios en la Tierra, tiene todo el poder y no debe rendir cuentas a nadie, y creo que eso tiene que hacer crisis en algún momento.
–La Iglesia ha pedido perdón por hechos como la Inquisición. ¿Cree que en el futuro se disculpará por la postura antiabortista de este papado, o por su oposición al uso de preservativos?
–A lo mejor dentro de cien años pedirá perdón por estas cuestiones. La Iglesia tendrá que arrepentirse sin dudas y dar marcha atrás en temas sensibles como la postergación de la mujer, con fundamentos totalmente falsos. El Papa ha pretendido tener fundamentos bíblicos para decir que la mujer no puede ser sacerdote, cuando en todo caso tampoco hay argumentos de ese tipo que digan que los hombres pueden ser sacerdotes.
–¿Qué significó Juan Pablo II para la Argentina?
–Puede tener un papel histórico como su visita en la Guerra de Malvinas o su intervención en el conflicto de Beagle. Aunque con respecto a Malvinas no tengo del todo claro qué papel cumplió. Pero por otra parte, ha servido para mantener un tipo de Iglesia en el país que no se decide a tener un cambio y una apertura hacia los sectores populares, una Iglesia que sigue manteniendo una nunciatura de derecha con obispos como (Héctor) Aguer, o un Episcopado castrense como el que tenemos.
Reportaje: Alfredo Ves Losada.