Jue 09.05.2002

EL MUNDO

La difícil tarea de ser un occidental en Pakistán

Recrudeció la ola de atentados en Pakistán: 14 personas, entre ellas 11 franceses, murieron cuando estalló un coche bomba cerca en Karachi. Las sospechas recaen sobre Al-Qaida.

Por Rory McCarthy y Paul Webster * Desde Karachi y París

Un terrorista suicida mató ayer a 14 personas, la mayoría de ellos ingenieros navales franceses, con una explosión devastadora en la puerta de un hotel de Karachi. La explosión, que abrió un cráter en el camino frente al Hotel Sheraton, fue la última de una serie de ataques sobre occidentales en Pakistán desde el 11 de setiembre. Los 11 franceses muertos estaban trabajando en un proyecto de submarino para la marina paquistaní. La policía dijo que los militantes islámicos, posiblemente relacionados con Al-Qaida, podían ser los culpables.
Los testigos dijeron que un ómnibus dobló frente al hotel a las 8 de la mañana, como lo había hecho todos los días durante varios meses, para recoger a los ingenieros. Un grupo de franceses estaba esperando para abordarlo. Momentos después, un viejo automóvil Toyota siguió al ómnibus hasta la entrada y se detuvo a unos pocos metros. El conductor inmediatamente detonó los explosivos, reduciendo al ómnibus de 45 asientos a un desastre humeante y destrozando las ventanas del hotel y de los edificios vecinos. En el asiento del frente del Toyota estaban los restos carbonizados del terrorista.
En Francia, el presidente Jacques Chirac condenó el ataque como “vil” y “cobarde” e inmediatamente envió a su ministro de Defensa, Michele AlliotMarie, a Karachi. A todos los ingenieros franceses se les ordenó regresar. Chirac les dijo a los reporteros: “Ciudadanos franceses realizando su trabajo de cooperación en Karachi en Pakistán fueron víctimas de un ataque terrorista asesino, cobarde y odioso”. Anoche, 12 ciudadanos franceses estaban en el hospital custodiados con guardias armados de seguridad. Algunos estaban levemente heridos. El gobierno francés envió un avión especialmente equipado a Karachi para llevarlos a casa. Agentes del servicio secreto francés fueron enviados a Pakistán para investigar lo que parecía ser una seria falla en la seguridad antes del ataque suicida.
Después de los ataques del 11 de setiembre en Estados Unidos, 80 trabajadores franceses de astilleros fueron enviados de vuelta a Cherbourg a raíz de una amenaza terrorista, pero 40 fueron enviados de vuelta al comienzo de este año. Una fuente del servicio secreto en París dijo que estos puestos eran considerado riesgosos. A los hombres se les había dicho que no se agruparan y el ómnibus que debía llevarlos a los astilleros de Karachi debía cambiar sus horarios y su ruta todos los días. En tareas previas el equipo frecuentemente cambiaba de hotel. “Tendremos que averiguar cómo supo el terrorista que los hombres estarían dejando el hotel Sheraton en ese momento y por qué no fueron llevados a los astilleros en vehículos separados”, dijo la fuente. “Esto parece ser un suicidio terrorista, pero el conductor del vehículo que explotó al lado del ómnibus debe haber estado bien informado sobre la rutina. Tendremos que averiguar si mermaron las medidas de seguridad en los últimos días. Obviamente nadie puede descartar una posible conexión con la red Al-Qaida, ya que Francia está involucrada en operaciones en Afganistán”.
El ataque suicida probablemente ahonde la preocupación de que los militantes islámicos en Pakistán están involucrados en una campaña contra los occidentales en represalia por la campaña de bombardeos de Estados Unidos en Afganistán. Un periodista norteamericano, Daniel Pearl, fue secuestrado y asesinado en Karachi en enero. En marzo, cinco personas, incluyendo un diplomático de Estados Unidos y su hija, fueron asesinados en un ataque terrorista en una iglesia de Islamabad. Ayer, el presidente paquistaní Pervez Musharraf, prometió otra vez actuar contra el terrorismo.
“Este acto de terrorismo internacional debe ser combatido con toda la fuerza. Mi gobierno está totalmente decidido a hacer frente a esta amenaza”, dijo. Aunque cientos de militantes han sido arrestado desde quese tomaron las nuevas severas medidas en enero, la mayoría ha sido dejada en libertad, creando preocupación sobre el compromiso del general de romper los profundos lazos militares con las organizaciones islamistas.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: C. D.

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