Los más altos funcionarios del gabinete de Tony Blair planean pedirle que renuncie dentro de 18 meses, ya que perdió bancas del laborismo en las últimas elecciones. Aun los ministros medianamente leales quieren que él renuncie para el momento de la conferencia del partido en septiembre del 2006 –dos años antes de lo que Blair desea–.
El ala izquierda del Parlamento demandará esta semana que el premier renuncie a los controvertidos planes de tarjetas de identidad y están amenazando con armar un liderazgo desafiante contra él este otoño.
Ayer, los ministros laboristas apoyaron públicamente a Blair, condenando como “autoindulgentes” los llamados de los parlamentarios del partido a que renuncie lo antes posible. Pero su entorno lo prevendrá de que no podrá sobrevivir otros tres o cuatro años, ya que el resultado electoral mostró que los votantes no le creen más luego de las consecuencias de la guerra de Irak. Algunos quieren que anuncie su partida luego del referéndum en Europa, planeado para mayo o junio del próximo año –cualquier sea su resultado–. El tercer período de Blair ha comenzado mal. Hay enojo dentro del gabinete por la manera en que manejó el reordenamiento del viernes, cuando fue forzado a renunciar a tres de sus propuestas: sacar algunas responsabilidades de John Prescott y Charles Clarke y remover a Ruth Kelly del Departamento de Educación.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.