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Saliendo de Montevideo
Por Mercedes López San Miguel
La elección de ayer representa un salto de la izquierda hacia el interior de Uruguay. El Frente Amplio-Encuentro Progresista (EP-FA) llegó a la presidencia en octubre pasado, con Tabaré Vázquez, y ayer ganó sus primeras intendencias. En Canelones, el candidato de la coalición progresista era favorito y le quitó su feudo a los colorados –un pronóstico que no pudo ser materializado en las municipales de 2000–. Canelones junto a Montevideo –bastión histórico frenteamplista y ganado con un voto abrumador por el candidato ex tupamaro Ricardo Ehrlich– concentran casi el 60 por ciento del total de la población de Uruguay. El FA por primera vez se quedó con los departamentos industriales de Paysandú y Salto, feudos blanco y colorado respectivamente. La novedad: el oficialismo disputaba cabeza a cabeza con el Partido Nacional (Blanco) el turístico Maldonado.
El principal objetivo del EP-FA ha sido desde siempre transformarse en una fuerza a nivel nacional. Estos comicios municipales son los primeros que sirven de espejo con el que se mire el gobierno de Tabaré. Si bien no es lo mismo una elección presidencial que una regional –con la variable fuerza de los caudillos locales o coyuntura departamental– la izquierda aparece con la estructura y la maquinaria de los partidos tradicionales.
Los triunfos del EP-FA en Montevideo –que la izquierda gobierna desde hace 15 años– y el estratégico y lindante Canelones fueron contundentes: en junio asumirán Ricardo Ehrlich y Marcos Carámbula las intendencias más populosas. Los primeros datos del escrutinio mostraron un cambio en el mapa político uruguayo. El oficialismo se impuso en Salto y Paysandú, departamentos industriales con una economía afectada por las malas intendencias colorada-blanca. Paysandú es la tierra del candidato Jorge Larrañaga, acérrimo contendiente del presidente. Podría decirse que recibió un revés del mismo Tabaré.
El Frente Amplio rompe con el tradicional bipartidismo blanco-colorado del interior. Sobresale que haya ganado las intendencias de mayor población y que pudiera quedarse con la que más recauda, Maldonado. El interior ya no es tan tradicional a la hora de votar. Para la izquierda, es la posibilidad de consolidar aún más su poder.