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› RICE JUSTIFICA LA PRESENCIA DE LAS TROPAS SIN FECHA DE RETORNO
El halcón vuela en medio de las balas
La jefa de la diplomacia norteamericana, Condoleezza Rice, visitó Irak por sorpresa, en momentos de una escalada de los ataques.
Condoleezza Rice hizo una visita sorpresa a Irak llena de sugerencias y con pocas definiciones. La secretaria de Estado de EE.UU. aseguró que el nuevo gabinete iraquí dirigido por el chiíta Ibrahim al Yafari “es un gobierno incluyente y que tiene miembros sunnitas”, pero consideró que la proporción debería ser mayor. También recordó la importancia de la elaboración de una nueva Constitución. Rice se negó a fijar una fecha de la retirada de los 138.000 soldados estadounidenses de la Fuerza Internacional presentes en Irak y destacó el “progreso” de las fuerzas de seguridad iraquíes, que están siendo formadas por el contingente internacional. Le faltó señalar que esas fuerzas son el principal blanco de la insurgencia, que ha escalado en sus ataques.
Rice no quiso definir cuándo se retirarán las tropas estadounidenses del país y señaló que EE.UU. y el gobierno iraquí coinciden en que “esta joven democracia no es aún capaz de defenderse a sí misma”, por lo que son necesarias las fuerzas extranjeras. La funcionaria estadounidense, que es la primera vez que visita el país como secretaria de Estado, alertó a Irán de que sus relaciones con Irak deben ser “transparentes, de vecinos, no relaciones en las que se intenta obtener influencia excesiva en el país por medios no transparentes”. De esta manera trató de desmentir los rumores sobre el miedo de la Casa Blanca –que estaría posponiendo la entrega de la soberanía iraquí– de que el gobierno iraquí de mayoría chiíta se acerque al gobierno de Teherán de la misma etnia. “No creo que los iraquíes intenten sustituir el yugo terrible y brutal de Saddam Hussein con el servicio a los ayatolás de Irán”, afirmó Rice.
La jefa de la diplomacia voló primero a la ciudad noriraquí de Erbil para reunirse con el líder del Partido Democrático Kurdo, Massud Barsani, uno de los más fieles aliados de Washington en el país. El Consejero de Seguridad Nacional de EE.UU., Stephen Hadley, aseguró que un objetivo importante del viaje de Rice era promover la incorporación de los sunnitas al proceso político. Algunos de los ministros de Yafari son sunnitas, pero tan sólo dos de los 55 miembros de la comisión que prepara la nueva Constitución pertenecen a ese grupo étnico, al que pertenece el 20 por ciento de la población y el que representaba el gobierno de Saddam Hussein.
De esta Constitución depende la elección de un nuevo gobierno, prevista para finales de año, y está considerada como una condición para la retirada de las tropas estadounidenses del país del golfo Pérsico.
Sin embargo, desde el anuncio de la conformación del nuevo gobierno iraquí, el pasado 18 de abril, más de 500 personas murieron en distintos hechos de violencia relacionados con el accionar de la resistencia iraquí, en su mayoría adjudicados a grupos de extracción sunnita.
Al menos seis personas murieron ayer en dos ataques con explosivos perpetrados por suicidas en Baba, el primero de ellos con el objetivo de asesinar al gobernador de la provincia de Diyala, Raed Rashid, quien resultó ileso. En el segundo ataque, la explosión de una bomba transportada por un suicida mató a seis personas y provocó heridas a otras 15. En tanto, en el barrio Sadr City de Bagdad aparecieron 13 cuerpos arrojados en un basurero, algunos con un disparo en la cabeza y otros decapitados. En el sur de la capital iraquí fueron descubiertos otros 11 cadáveres y en Ramadi aparecieron diez, a los que el gobierno de Irak identificó como soldados que estaban desaparecidos y fueron asesinados por insurgentes.
Rice no paró de repetir que “Irak está emergiendo de la tiranía para encontrar la libertad” y que la estrategia de su país se basa en transferir el poder y la responsabilidad al gobierno iraquí “lo antes posible”. Esto, en vista de la violencia creciente, todavía parece estar muy lejos.