EL MUNDO
De Saddam en calzoncillos a torturas en Afganistán
La postura de EE.UU. ante el mundo musulmán quedó ayer más comprometida cuando se publicaron fotos del ex dictador iraquí en calzoncillos y trascendieron dos muertes por tortura en Afganistán.
Por José Manuel Calvo *
Desde Washington
Fotos de Saddam Hussein publicadas por los diarios sensacionalistas The Sun y The New York Post –pertenecientes al grupo de Rupert Murdoch, que es favorable al presidente norteamericano George W. Bush– suponen un nuevo revés en la campaña en la que se ha embarcado EE.UU. para tratar de contrarrestar las manifestaciones en los países islámicos, tras la publicación en Newsweek de versiones de una supuesta profanación del Corán en Guantánamo. A eso hay que añadir el impacto de un informe confidencial del Ejército, revelado por el diario The New York Times, con los angustiosos detalles de la muerte de dos jóvenes afganos torturados en Bagram en 2002. Viniendo también a la zaga del escándalo de las fotos de humillaciones en la prisión iraquí de Abu Ghraib, esto no puede sino agregar munición a los arsenales de los críticos de la Casa Blanca.
Tanto el presidente George W. Bush como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, fueron informados de la publicación de las fotografías del ex dictador y analizaron sus implicaciones: un claro fallo en el control interno de material delicado y una evidente violación de las normas de la Convención de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra, para no hablar del impacto sobre los sunnitas en Irak –la humillación del ex presidente– y de que las imágenes sirvan para arrojar más gasolina al fuego iniciado por una supuesta profanación del Corán, revelado por la revista Newsweek, que después se retractó. Bush, que apoyó la investigación –también lo exige el Comité Internacional de la Cruz Roja desde Ginebra–, habló ayer sobre las posibles reacciones en Irak: “No creo que una foto lleve a asesinatos; lo que hace que la gente se manifieste y asesine es una ideología”. “Creo que (los terroristas en Irak) están inspirados por su intento de frenar la marcha de la libertad; están motivados por una ideología tan bárbara y atrasada que a muchos occidentales les resulta difícil entender su pensamiento.”
La Casa Blanca y el Pentágono condenaron la publicación de las fotos. La más llamativa, que está en la primera página de los diarios sensacionalistas, toma al ex presidente en su celda, en calzoncillos, doblando unos pantalones; en otra, aparece lavándose la ropa. Las fotos proceden, según The Sun, de fuentes militares estadounidenses, y, si hay que creer al diario amarillo, éstos serían los argumentos para haberlas filtrado: “Asestar un golpe a la resistencia, dejar claro que Saddam no es Superman o Dios (...) Es importante que los iraquíes le vean así, para destruir el mito; quizá eso elimine la pasión que despierta entre los fanáticos que aún lo siguen; se acabó, los terribles días del Partido Baaz de Saddam nunca volverán, y ésta es la prueba”. Graham Dudman, director adjunto de The Sun, dijo que se ha pagado “una pequeña cantidad”, inferior a 800 euros, y anunció más imágenes en la edición de hoy, según la agencia Associated Press.
Desde Bagdad, un portavoz militar dijo que “se está investigando en profundidad lo ocurrido para saber quién ha sido”. En Washington, el Pentágono afirmó que las imágenes parecen haber sido tomadas hace más de un año y que “violan las normas militares y los criterios de la Convención de Ginebra sobre el tratamiento humanitario de los detenidos”. El mismo comunicado dice que el Ejército “asume su responsabilidad de garantizar la seguridad de todos los presos”.
Saddam Hussein fue detenido en diciembre de 2003. La publicación de fotos tomadas tras su captura y durante la revisión médica a la que fue sometido ya despertaron una oleada de protestas. Aunque su custodia legal corresponde al gobierno iraquí, su seguridad depende de soldados estadounidenses, los únicos que tienen acceso al ex dictador, además de su equipo de abogados. Uno de ellos, Giovanni Di Stefano, dijo ayer a la cadena CNN que las preguntas sobre las fotos son “irrelevantes” y que lo importante es que no se aplace más el juicio, cuya celebración aún no tiene fecha fijada.
Por otra parte, The New York Times publicó detalles de un informe confidencial de casi 2000 folios del Departamento de Defensa en el que se investiga la muerte de dos jóvenes afganos detenidos, en diciembre de 2002, en la base de Bagram. Las muertes, que desembocaron en la formulación de acusaciones criminales contra siete soldados, se conocían, pero el Ejército sostuvo que eran incidentes aislados y que los soldados culpables “violaron todas las normas que exigen un trato humanitario”. La información firmada por el periodista Tim Golden dice que “los maltratos de algunos interrogadores eran rutinarios y los guardianes podían golpear a detenidos que estaban maniatados casi con impunidad”. “Los prisioneros importantes o molestos eran esposados y encadenados al techo o a las puertas de sus celdas, a veces durante largos períodos, algo que los investigadores del Ejército consideran un hecho muy grave”, añade el reportaje.
A uno de los presos, un joven taxista de 22 años llamado Dilawar, le temblaban las piernas y tenía los brazos insensibles después de haber estado encadenado por las muñecas durante largos períodos. En el interrogatorio, cuatro días después de su detención, el preso pidió agua y uno de los dos soldados que lo interrogaban le dio una botella de plástico con un agujero en su base, de forma que mientras la destapaba, el líquido se iba derramando. Dilawar, que no podía doblar las rodillas, volvió a su celda con el anuncio de que se le enviaría un médico, lo que no ocurrió hasta varias horas después. Cuando el doctor llegó, el joven había muerto.
También se detalla la muerte de otro detenido, Habibula, seis días antes, y hay testimonios sobre una mujer que dio patadas, en el cuello y en los genitales, a dos presos a los que interrogaba, o sobre un detenido obligado a arrastrarse por el suelo de la celda para besar las botas de sus interrogadores.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.