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El show del acusado-acusador
“Dijeron que soy un hombre-bomba. ¿Y qué se hace con un hombre-bomba? Se lo desactiva o se lo hace estallar.” Con un tono irónico y provocador, Roberto Jefferson, el diputado que destapó los supuestos sobornos que pagaba el PT a los legisladores aliados, reiteró su denuncia, pero esta vez frente a la Comisión de Etica de su Cámara. También una diputada de la oposición declaró que le ofrecieron dinero para cambiarse de partido. Sin embargo, ninguno tiene pruebas. Mientras, la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) creada por el caso de corrupción de los Correos, que lo tiene a Jefferson como principal acusado, decidió postergar la elección de sus autoridades hasta después de la declaración del diputado, y planeaba reunirse anoche. El “hombre-bomba” pidió la salida del gobierno del jefe de Gabinete, José Dirceu, a quien llamó “Rasputín”. El gobierno de Lula emitió un comunicado rechazando la renuncia del funcionario.
El líder del Partido Laborista Brasileño (PTB), que hasta sus denuncias publicadas la semana pasada era uno de los principales aliados del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, mantuvo su denuncia, ante la comisión legislativa, sobre el pago de 12.500 dólares a varios diputados aliados del gobierno entre 2003 y 2005 y aseguró que estos sobornos sólo terminaron una vez que le informó a Lula. Jefferson continuó manteniendo que el presidente brasileño desconocía la situación. “Hablé con Lula, le conté lo de la mensualidad y él tuvo una reacción de hombre sorprendido, de hombre traicionado”, aseguró Jefferson. Por primera vez un diputado confesó que le ofrecieron plata por aliarse al gobierno, confirmando la denuncia de Je- fferson. Raquel Teixeira, del Partido de la Social Democracia Brasileño (PSDB) –del ex presidente Fernando Henrique Cardoso–, declaró haber recibido una oferta de dinero para cambiar de partido y pasar al campo gubernamental. Sin embargo, ni la diputada ni el líder del PTB tienen pruebas, como ellos mismos admiten. En una entrevista al diario Folha de Sao Paulo, Teixeira explicó que fue “invitada a cambiar de partido” para integrarse a la coalición gubernamental por dinero. La diputada se negó a dar al diario más precisiones sobre la cantidad que se le ofreció ni sobre la persona que hizo la propuesta.
Las ocho cadenas nacionales de televisión transmitieron en directo la comparecencia de Jefferson. Las primeras encuestas realizadas por distintos medios a través de Internet concluyeron que entre el 60 y 70 por ciento de los brasileños cree que el diputado dijo la verdad. En parte se debe a que Jefferson admitió que el presidente del PT, José Genoino, y el tesorero del partido, Delubio Soares, le entregaron alrededor de 6 millones de dólares para la campaña del PTB en las municipales del año pasado. Jefferson se excusó diciendo: “Todos en esta casa saben cómo se financian las campañas”. Jefferson volvió a acusar ayer a Dirceu, al que calificó de “Rasputín”, ya que “puede hacer de Lula un reo”. “Dirceu, si usted no se va rápido, va a hacer culpable a un hombre bueno”, dijo en referencia a Lula. Entre los legisladores que cobraron el soborno, nombró a Valdemar Costa Neto, el presidente del Partido Liberal que lidera el vicepresidente brasileño, José Alencar, y el diputado que pidió la destitución y el procesamiento de Jefferson. “Estoy viendo caer la máscara de quien durante 25 años dijo defender la ética”, acusó el diputado mirando a los ojos de Costa Neto, a quien le dijo directamente: “Usted recibía dinero”.
La Comisión de Etica decidirá si destituye a Jefferson, ya que ha decidido no renunciar. El diputado del PTB afirmó que se lo acusó de corrupción en el caso Correos para “destruir” su imagen. Explicó que tiene “la cinta completa” del video, no la “editada” de los medios, que lo involucra y, en ella, “el 60 por ciento de las acusaciones son contra el secretario general del PT, Silvio Pereira”. Según él, las noticias eran manipuladas por Dirceu, “porque tenía que haber sangre y le querían achacar al PTB toda la corrupción que hay en este país”.
Según analistas brasileños, el grueso del PFL busca que el escándalo desatado por Jefferson termine en un juicio político a Lula, mientras que el PSDB, presidido por Cardoso, rechaza esa alternativa y prefiere el desgaste del mandatario con vistas a las elecciones de 2006.