Sáb 18.06.2005

EL MUNDO  › DESALOJAN VIOLENTAMENTE LA
SEDE DEL GOBIERNO KIRGUISIO

La caldera del Asia Central

Kirguistán, república de un Asia Central crítica por su petróleo y sus alianzas con EE.UU., pareció cerca de repetir el ejemplo sangriento del vecino Uzbekistán cuando la policía disolvió una protesta con violencia.

Por Rodrigo Fernández *
Desde Moscú

La campaña electoral en Kirguistán, país centroasiático donde el próximo 10 de julio se celebran elecciones presidenciales, nuevamente degeneró ayer en violencia cuando cientos de manifestantes irrumpieron en la Casa de Gobierno donde también se encuentra la Comisión Electoral Central (CEC). La multitud protestaba contra la decisión de no inscribir la candidatura del empresario Urmat Bariktabasov en unos comicios que, según todas las encuestas, ganará el actual presidente en funciones, Kurmanbek Bakiyev.
Urmat Bariktabasov es una de las tres candidaturas rechazadas por la CEC. El problema es que la ley kirguisia no permite a una persona que tiene también ciudadanía de otro país postular a la presidencia de la república. Bariktabasov, además de ser ciudadano de Kirguistán, lo es también del vecino Kazajstán. La policía desalojó a los manifestantes de la sede gubernamental y posteriormente usó gas lacrimógeno para dispersar a las 2000 personas que se habían congregado en la plaza Ala-Too, frente a la Casa de Gobierno en Bishkek, la capital kirguisia. Al menos 13 personas fueron hospitalizadas como resultado de los enfrentamientos de ayer.
La CEC ha registrado a siete candidatos, pero el triunfo de Kurmanbek Bakiyev –actual primer ministro y presidente en funciones– está garantizado gracias al acuerdo al que éste llegó con Félix Kulov, ex vicepresidente de la república. Este popular político de 56 años, que ha sido titular del Interior y de Seguridad y que hoy es viceprimer ministro, fue encarcelado por el ex líder de Kirguistán Askar Akayev y liberado sólo después de que éste huyera del país en marzo pasado.
La campaña electoral ha estado marcada por desórdenes e incluso por el asesinato de un diputado, la semana pasada. Se trata de Zhirgalbek Surabaldiyev, uno de los hombres más ricos de Kirguistán. Y aunque Surabaldiyev había sido elegido por el partido ¡Adelante, Kirguistán!, que lidera Bermet Akayeva, la hija del ex presidente Askar Akayev, su muerte tiene que ver más bien con las luchas criminales por el control de los negocios capitalinos que con la política. Entre los desórdenes se destaca el que culminó con la toma y bloqueo de la sede de la Corte Suprema por parte de los partidarios de los candidatos que perdieron las parlamentarias. Por un mes y medio el alto tribunal permaneció en manos de los descontentos sin que la policía interviniera, hasta que otra multitud los expulsó. Por fin, el 7 de junio la Corte pudo reanudar sus labores.
Bakiev acusó a los partidarios de su predecesor Akayev de haber organizado los desórdenes de ayer y dijo que la gente de Bariktabasov habría pagado más de 25.000 dólares a los manifestantes. Mientras tanto, la fiscalía general ha dado orden de búsqueda y captura contra este empresario, al que acusa de ser el principal instigador de los últimos enfrentamientos en Bishkek.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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