EL MUNDO
› DILMA ROUSSEFF ES LA NUEVA JEFA DE GABINETE EN EL BRASIL DE LOS ESCANDALOS
Superministra para la pelea de fondo
Dilma Rousseff, una ex guerrillera de 57 años y actual ministra de Energía, fue designada ayer por Lula al frente del gabinete. Con esta designación se prepara la batalla por los escándalos de corrupción.
› Por Darío Pignotti
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva designó ayer en el cargo de ministra jefe de la Casa Civil a Dilma Rousseff, quien sustituirá a José Dirceu, quien renunció tras las denuncias de corrupción expuestas por el diputado Roberto Jefferson en el Consejo de Etica de la Cámara de Diputados. Con la designación de Rousseff Lula busca recuperar la energía política consumida por el desgastante escándalo de los presuntos sobornos en el Congreso, que esta semana comenzará a recibir las declaraciones de los acusados en otros escándalos.
Tal como se esperaba, Lula anticipó su retorno de la 28ª cumbre de presidentes del Mercosur en Asunción del Paraguay para dar a conocer el nombre de la nueva ministra, que posiblemente no tendrá una actuación tan expansiva como su antecesor, al que muchos llamaban “superministro” Dirceu. Licenciada en Economía de 57 años, Rousseff, que actuó en la resistencia armada y fue torturada por la dictadura, llega al gobierno en mérito a su buena gestión técnica al frente del Ministerio de Minas y Energía. Con una extensa biografía política, Rousseff tiene una corta militancia en el PT, al que se afilió en 2001, luego de años en el Partido Democrático Trabalhista (PDT).
Ayer, antes de su nombramiento, hubo intensas reuniones en el Palacio del Planalto, en las que se vio circular al saliente Dirceu y al cada día más gravitante ministro de Economía Antonio Palocci, cuyo nombre también fue incluido en la terna de candidatos a la jefatura de la Casa Civil, ministerio con competencias equivalentes al del Interior y Jefatura de Gabinete en el organigrama argentino.
El duelo más esperado
Tras haber sido aceptada formalmente su renuncia ayer, mañana retomará sus fueros parlamentarios José Dirceu, aguardado por sus compañeros del PT como nuevo jefe de la “tropa de choque” que cruzará lanzas con la oposición en la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) constituida para ventilar los supuestos ilícitos operados en la Empresa de Correos. La CPI iniciará sus labores hoy con la comparecencia de Mauricio Marinho, el funcionario que fue captado por una cámara oculta cuando embolsaba un supuesto soborno de 3000 reales (3000 pesos). El ex funcionario deberá explicar por qué, en esa misma cinta, se jactó de ser un hombre de Roberto Je- fferson y actuar siguiendo sus instrucciones.
Poco después de que el video de la coima fuera divulgado por la TV Globo, Jefferson decidió ventilar el esquema de corrupción en el que, según su versión, el PT compraba a un centenar de diputados de los partidos Progresista (PP) y Liberal (PL) a 30.000 reales por mes. Dos días después la onda expansiva acabó con Dirceu, que en conferencia de prensa presentó su renuncia advirtiendo que después de haber dado la batalla en “el Planalto” estaba pronto para darla en la “planicie”, léase el Congreso.
Dirceu será citado a comparecer en la CPI y en el Consejo de Etica y allí deberá ser interrogado por su ahora colega, Roberto Jefferson, en lo que es llamado por los congresistas como “duelo de leones”.
La inexorable degradación del Congreso en un circo romano va en paralelo con su pésima reputación ante la opinión pública que, al igual de lo ya ocurrido en Argentina, Bolivia y Ecuador, podría acabar reclamando “que se vayan todos”.
Papá Noel Jefferson
La crisis abierta con los dichos del diputado Jefferson impuso una nueva dinámica al cuadro político brasileño nacional, anticipando la campaña electoral que, de aquí a octubre del año próximo, tendrá su caja de resonancia en la o las CPI, dado que hay presiones para crear otra que sólo investigue los pagos a diputados. La nueva geografía beneficia a la oposición, que si sabe estirar los tiempos, conseguirá que la CPI enchastre la campaña oficialista.
Al tiempo que restituyó cuerpo a los opositores, la crisis devolvió voz al Partido de los Trabajadores y replanteó su relación con el gobierno y los movimientos sociales, actores tanto o más importantes que los partidos en la construcción de consensos en Brasil. Ayer el ex asesor presidencial y religioso dominico Frei Betto se refirió a la nueva agenda, reclamando que es hora de propiciar el reencuentro entre PT, gobierno y movimientos sociales, en particular el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST). Betto pidió del Planalto la revisión de su política de alianzas, que cuestionó por exceso de pragmatismo.
Aun así el padre dominico no perdió su “fe” en el gobierno, al que durante dos años sirvió como asesor especial de Lula. “Sigo creyendo que Brasil está mejor con Lula que sin él”, aseguró y prometió trabajar en la campaña por la reelección de quien –dijo– sigue siendo su “amigo”. Betto es desde los años ’80 consejero espiritual del mandatario. Betto volvió a hablar de la fe cuando se le consultó sobre las denuncias de Roberto Jefferson, al que definió como alguien poco creíble. “Tengo fe pero no tanta como para creer en Papá Noel o en las denuncias de Roberto Jefferson”, ironizó.
Betto discrepó con la cúpula del PT y defendió una investigación a fondo antes de que el descreimiento en la política acabe haciéndose carne en la población. El riesgo de estas crisis es que comienza el “descrédito” de la población en la política y eso “debilita la democracia”. Para Betto, “cuando las personas tienen asco de la política acaban siendo gobernadas por quienes no lo tienen”.