Mié 22.06.2005

EL MUNDO  › UNA CAMPAÑA TURISTICA RESPONDE A LA XENOFOBIA DE FRANCIA

El plomero polaco contraataca en broma

Por J. M. Marti Font*
Desde París

El plomero polaco, agitado como espantajo por los partidarios del no a la Constitución Europea en Francia durante la campaña del referéndum, se ha convertido ahora, en una pirueta que demuestra el sentido del humor que aún conservan en la patria de Chopin, en la imagen turística de Polonia. El supuesto símbolo de todos los males a los que se exponían los trabajadores franceses (deslocalizaciones industriales, competencia desleal, etc.), que supuestamente iba a invadir la todavía próspera Europa occidental, es ahora un atractivo joven de cuerpo musculoso y mirada pícara. Saluda desde la web de la Oficina de Turismo polaca en París sosteniendo varias herramientas propias de su oficio y proclama: “Yo me quedo en Polonia. Vengan todos”.
Pese a que sólo se ha asomado a Internet, ha provocado una enorme reacción entre los medios de comunicación franceses, sorprendidos por esta irónica respuesta a sus temores e interesados en conocer más detalles sobre las virtudes ocultas de los plomeros polacos. Se sabe que el joven en cuestión es polaco, pero no es plomero, sino modelo de una agencia de Varsovia y que la campaña publicitaria nació de una simple idea que se ha ido articulando sobre la marcha. La Oficina de Turismo de Polonia en París recibió las fotografías de su central de Varsovia. “Por si les sirve para algo”, le dijeron a su directora, Elzbieta Janek. “En Polonia, todo el mundo estaba al corriente de la campaña negativa que se hacía sobre nosotros con el estereotipo del plomero”, explica Elzbieta Janek. “Nos enviaron la foto para que la utilizáramos como quisiéramos y decidimos ponerla en nuestra web. La colocamos el miércoles pasado y en poco tiempo ha desatado una reacción enorme. Los medios franceses no han parado de llamarnos.” Todo han sido alabanzas y felicitaciones, añade, “nadie se ha quejado ni nos ha acusado de arrogantes. Nos han felicitado por nuestro sentido del humor e incluso algunas revistas especializadas nos han dicho que la campaña era el golpe del año”. Además de por su obvia connotación xenófoba, los polacos tienen muchas razones para sentirse dolidos por haber sido señalados como chivos expiatorios de los problemas de la sociedad francesa. La eslava Polonia ha mantenido siempre una tradición cultural francófona, empezando por uno de sus grandes héroes, Federico Chopin, hijo de un francés y que con 21 años se trasladó a París, aunque nunca dejó de sentirse polaco.
Francia ha recibido varias oleadas de inmigración polaca; la más numerosa es la que llegó a principios del siglo XX para trabajar en las minas de carbón de los alrededores de Lille. “Hay polacos trabajando en toda Europa, desde plomeros a ingenieros, de la misma manera que en Polonia hay muchos franceses y muchas empresas francesas”, asegura Elzbieta Janek. “En Polonia hay mucho desempleo, pero a nadie se le ocurre pensar que sea a causa de los franceses que trabajan en nuestro país”, añade. Y reconoce: “Los polacos se han llevado una enorme sorpresa por el no francés en el referéndum. Europa existe, no se puede negar algo que existe, otra cosa son los problemas de los franceses”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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