Vie 08.07.2005

EL MUNDO

Bagdad insegura para diplomáticos

Al Qaida reivindicó la muerte del embajador –devenido ayer en diplomático– egipcio en Irak, que había sido secuestrado el pasado sábado.

Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad

Al Qaida en Irak anunció haber asesinado al más alto representante egipcio en el país, secuestrado en Bagdad el sábado pasado, argumentando que representaba a un gobierno “tiránico”, “judíos y cruzados”. El mensaje decía: “Nosotros, Al Qaida en Irak, anunciamos que el juicio de Dios fue implementado contra el embajador de los infieles, el embajador de Egipcio. Oh enemigo de Dios, Ihab al Sherif, éste es tu castigo en esta vida”. Sorpresivamente, un alto funcionario de la Cancillería egipcia desmintió que Ihab Al Sherif tuviera el rango de embajador: “No hay Embajada de Egipto en Bagdad, sino únicamente una representación diplomática”, dijo.
El 22 de junio pasado, durante una conferencia internacional de ayuda a Irak que se celebró en Bruselas, el ministro de Relaciones Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari, había declarado que Egipto era “el primer país árabe en (haber designado) un embajador en Bagdad”. Sin embargo, recién ahora, el gobierno de El Cairo desmiente esta información, a pesar de la importancia que adquirió el tema luego del secuestro del diplomático el sábado pasado. La respuesta fue simple: “Egipto no ha hecho ninguna declaración oficial afirmando que hubiese elevado el nivel de su representación diplomática en Irak al rango de embajada”.
La retórica sedienta de sangre de la declaración de la organización terrorista, publicada en Internet, está en sintonía con los anuncios previos de Al Qaida que declaran haber matado a un rehén. Un video mostraba a un Sherif vendado reconociendo quién era y agregando que había sido viceembajador en Israel. El objetivo de Al Qaida es asegurarse que los países musulmanes no aumenten su representación diplomática en Irak. Los diplomáticos árabes en Bagdad muchas veces se mueven sin guardaespaldas, al contrario de sus pares occidentales. A pesar de que el gobierno desplegó 40 mil unidades policiales y paramilitares para intentar controlar mejor Bagdad, una ciudad de seis millones de personas, en la “Operación Rayo” en los últimos días, hay pocas señales de que estén cerca del éxito.
En un final siniestro, el ministro del Interior, Bayan Jabr, reveló ayer en una conferencia de prensa que ocho oficiales “de la Octava Brigada Armada” fueron arrestados por planear atacar a los cuarteles principales de los comandos policiales paramilitares. Los oficiales –tres de ellos tenientes coronel– estaban supuestamente en contacto con Abu Musab al Zarqawi, la cabeza de Al Qaida en Irak. Esta es la conspiración más significativa contra el gobierno iraquí descubierta hasta el momento entre sus propias fuerzas de seguridad. Líderes sunnitas y chiítas y EE.UU. han chocado por el control del Ministerio del Interior. Sus oficiales más importantes eran tradicionalmente sunnitas bajo Saddam Hussein, sin embargo Jabr es un chiíta y un miembro del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak (Sciri). Muchos sunnitas están convencidos de que nombrará miembros de la Brigada Badr, la milicia de Sciri, como oficiales en unidades importantes.
Una señal de la complejidad de la política iraquí es la firma de un pacto militar con Irán en Teherán ayer, por el cual Irán proveerá entrenamiento militar y otro tipo de cooperación al país. El pacto fue firmado por el ministro de Defensa Saadoun al Dulaimi en su visita a Irán. Interrogado de si el acuerdo haría enojar a EE.UU., aseguró: “Nadie puede dictar a Irak sus relaciones con otros países”. EE.UU. está ahora en la extraña posición de apoyar un gobierno principalmente chiíta en el que el partido más poderoso es el Sciri, que peleó del lado iraní en la guerra Irán-Irak. La Brigada Badr fue creada por los Guardias Revolucionarios Iraníes y todavía estaría bajo su influencia. Las profundas divisiones entre las comunidades chiítas, sunnitas y kurdas están cada vez dificultando más el funcionamiento del gobierno de Ibrahim al Jaafari. “Muchos de los directores generales de los ministerios temen por sus puestos de trabajo porque no quieren ser reemplazados por los nuevos ministros,” aseguró un diplomático.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Laura Carpineta.

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