EL MUNDO
› BLAIR SE ENDURECE A TONO CON LA
INTRANSIGENCIA DE BUSH
Cómo blindar garantías individuales
El primer ministro británico se negó a investigar supuestas fallas de inteligencia y dijo que la ley antiterrorista que restringe garantías y privacidad seguirá su marcha. Bush anunció que renovará la suya, la Ley Patriótica, que permite controlar Internet.
› Por Mercedes López San Miguel
Tony Blair y George Bush, aliados en la guerra de Irak y golpeados por el atentado del jueves pasado y por el ataque a las Torres Gemelas, endurecerán sus dispositivos internos de control. En el caso de Bush, renovará la Ley Patriótica, ya criticada porque afecta las libertades individuales. En su primera comparecencia ante la Cámara de los Comunes tras el 7-J, el premier británico se comprometió ayer a dar más poder a la policía y los servicios de inteligencia de forma inmediata “si las investigaciones de los atentados demuestran que es necesario”
Blair también rechazó investigar supuestas fallas de inteligencia. Y fue más lejos: dijo que la marcha de la cuestionada Ley de Prevención del Terrorismo, que hasta fue declarada ilegal por la Cámara de los Lores porque afectaba los derechos humanos, seguirá su curso. La ley fue aprobada en marzo pasado y hasta ahora estaba previsto que volviera al Parlamento para una revisión.
El jefe del gobierno británico respondió al pedido hecho por el opositor Partido Conservador de investigar las supuestas fallas de los servicios de inteligencia, calificando de “héroes” a quienes trabajaron en la materia. “Estamos unidos en nuestra determinación de que nuestro país no sólo no será derrotado por el terror sino que va a derrotarlo y emerger de él con nuestros valores, nuestro estilo de vida, nuestra tolerancia y nuestro respeto por otros sin merma”, proclamó.
El primer ministro por primera vez se refirió de alguna forma a Al Qaida: “Parece probable que el ataque fue llevado a cabo por terroristas islamistas extremistas del tipo de los que en los últimos años han sido responsables de tantas muertes inocentes en Madrid, Bali, Arabia Saudita, Rusia, Kenya, Tanzania, Pakistán, Yemen, Turquía, Egipto, Marruecos y, por supuesto, en Nueva York el 11 de septiembre y en muchos otros países también”.
La “Ley de Prevención del Terrorismo” cuyo trámite no cambiará fue aprobada en marzo de manera precaria entre críticas de la oposición y la izquierda del laborismo. La ley hace posible la detención indefinida sin cargos ni juicio de ciudadanos no británicos y es señalada como violatoria de los derechos humanos de los detenidos, porque sus disposiciones son desproporcionadas y discriminatorias.
Esto se suma al planteo que se anticipó que hará mañana el ministro de Interior británico, Charles Clarke, a sus colegas europeos: un plan para la lucha antiterrorista, específicamente teniendo acceso y archivando de 6 a 12 meses todos los registros telefónicos –celulares y fijos– y de correos electrónicos de todos los europeos. Las empresas de telecomunicaciones deberían ser obligadas a cooperar con las autoridades y a conservar estos datos por tiempo definido.
En paralelo, reconoció ayer que “habrá duras batallas en el futuro” y “momentos difíciles en el camino hacia la victoria”, y dijo: “Los terroristas saben que no pueden derrotarnos en el campo de batalla. La única manera que tienen de ganar es si perdemos nuestro temple”.
El presidente aseguró que EE.UU. ha extremado sus medidas de seguridad y aprovechó para pedir al Congreso la renovación de la discutida Patriot Act (Ley Patriótica), la legislación antiterrorista. Este instrumento amplía de modo considerable los poderes del FBI, la policía y las fuerzas de seguridad federales. Por ejemplo, les permite a éstas obtener órdenes de allanamiento válidas para todo el país. También habilita a los investigadores a interceptar todas las comunicaciones telefónicas de una sola persona con una sola orden de un tribunal especial de inteligencia. Y autoriza a los agentes federales a vigilar el uso de Internet y el correo electrónico, información que puede ser usada como evidencia ante un jurado. Bush capitalizó el trauma ajeno para su fraseo sobre la lucha por la libertad y su lucha antiterrorista. “Los atentados de Londres son “un ataque contra el mundo civilizado, que está unido en su determinación: no retrocederemos, defenderemos la libertad”. En cuanto a los Estados Unidos, “se equivocan”, dijo Bush, los que creen que van a “romper la voluntad de las democracias matando a inocentes: Estados Unidos no retrocederá ante terroristas y asesinos”.
Como en anteriores ocasiones, el presidente repitió que “hay que llevar la lucha a (donde está) el enemigo, y lo haremos hasta derrotarlo”.
Su frase podría ser leída como la alusión a otras invasiones tras la de Irak. Otro elemento de lo que Washington define como “Eje del Mal” es Irán.
El presidente norteamericano –que ha sufrido serios descensos de popularidad por su política iraquí, pero aún mantiene altas calificaciones entre la opinión pública por su actitud ante el terrorismo, una de las claves que le permitió ganar las elecciones en 2004– volvió a decir que Irak es “el frente central en la guerra contra el terrorismo” y que la única manera de derrotar al fundamentalismo islamista es “extender la causa de la libertad en Medio Oriente”.
Luego del 7-J, la periodista británica Isabel Hilton escribió: “Londres es hoy una ciudad herida. Podría haber otros ataques. ¿Cómo podemos responder nosotros, ciudadanos democráticos? El terrorismo solo no puede destruir la democracia, pero puede provocarnos para que nosotros lo hagamos. El Estado no debe hacer lo que el terror no puede”.
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