EL MUNDO
› LA POLICIA DIJO QUE LOS ATENTADOS
FUERON COMETIDOS POR INGLESES
Para los británicos, peor imposible
La información oficial de la policía del Reino Unido indicó que los autores son británicos de origen paquistaní. Informó que identificó los cuerpos de tres de los cuatro terroristas, originarios de Leeds, una ciudad con gran población islámica.
› Por Marcelo Justo
Los responsables de los cuatro atentados del jueves pasado en Londres que dejaron un saldo de al menos 52 muertos (cifra oficial) son musulmanes británicos. La policía metropolitana informó ayer que se encontraron los cuerpos de tres atacantes suicidas, aunque el cuarto que viajaba en la línea Piccadilly todavía no ha sido identificado. Los cuatro terroristas provendrían de Leeds, una ciudad al norte de Inglaterra. El anuncio de la policía se pareció a la explosión de una quinta bomba que todavía no ha causado víctimas. Los responsables nacieron en la Gran Bretaña posimperial y habrían ejecutado el primer atentado suicida de la historia del país. Como nunca antes la vida cotidiana de Londres se pareció ayer a la de Irak o Israel.
El descubrimiento llegó alrededor de las 8 de la noche del lunes cuando la policía, revisando entre cientos de horas de videos recuperados de las 2500 cámaras de vigilancia, encontró una imagen de un joven de 19 años en King’s Cross, junto con otros tres hombres que llevaban grandes mochilas de estilo militar y hablaban animadamente en medio de una multitud apurada en esa estación, que es una de las arterias de la capital. “Cuadraban perfectamente con el perfil”, dijo una fuente de seguridad. Se espera que la policía dé a conocer imágenes del terrorista que viajaba en la línea Piccadilly, si no lo pueden identificar.
Según la información policial, los cuatro jinetes del apocalipsis, de ascendencia paquistaní y de entre 30 y 19 años, llegaron juntos a King’s Cross el jueves a las ocho y media de la mañana. Los cuatro se separaron poco después. Las tres explosiones de subte –en las línea Piccadilly camino a Russel Square, y en la Circle camino a Aldgate y Edgware Road– ocurrieron entre las 8.50 y las 8.51, sincronizadamente, con diferencia de un minuto. La cuarta, que suministró hasta ahora la mayor cantidad de pistas, sucedió en un autobús cerca de la Plaza Tavistock, en el famoso Bloomsbury de Virginia Woolf, a minutos de King’s Cross. El más joven del grupo se cree que habría planeado seguir para el norte, pero como la Nor- thern Line del subterráneo estaba cerrada decidió continuar por la calle que pasa sobre King’s Cross y tomar el colectivo número 30 que pasaba por allí. La policía comenzó a sospechar que se podría tratar de un atacante suicida porque la explosión en el colectivo sucedió una hora después que las otras.
En la conferencia de prensa de ayer por la tarde, el jefe de la Unidad Antiterrorista de la Scotland Yard, Peter Clark, mantuvo la cautela que caracterizó a la policía. “La investigación está avanzando a gran velocidad. Entre las pruebas que hallamos se encontraban las direcciones de tres de los cuatro hombres y gran cantidad de efectos personales. Estamos intentando establecer sus movimientos en los días previos y verificar si todos murieron en los atentados”, dijo Clark. Según la información extraoficial, la policía halló la libreta y tarjeta de crédito del responsable del atentado del micro, el joven de 19, que un pasajero que se había bajado metros antes de la explosión describió como “muy agitado, muy nervioso, hurgando continuamente en la bolsa que llevaba”. El muchacho había informado a su familia que se iba a Londres con unos amigos por el día. Su familia denunció su ausencia con celeridad, a las 10.20, poco después de que se supiera de los atentados. La policía también halló entre los restos de la explosión del subte de Edgware Road los documentos de un hombre de 30 años de Deewsbury, un pueblo en Yorkshire Occidental, muy cerca de Leeds. La investigación estableció que tres de los cuatro hombres tomaron un tren de Leeds a Lutton, ciudad al norte de Londres, que cuenta con un aeropuerto de mucho tráfico. El cuarto llegó encoche y se reunió con el resto para tomar el tren a King’s Cross. Los cuatro jóvenes habrían recogido las bombas portátiles, esa mañana, en una casa en el distrito de Burley, cerca de Leeds.
La investigación dio un giro decisivo ayer a la mañana con el allanamiento de seis casas en Leeds. El operativo comenzó a las 6.30 de la mañana, y muy pronto se convirtió en una redada de proporciones. En una de las casas la policía contó con el apoyo del ejército y de un robot para realizar una explosión controlada que permitiera el ingreso. Según las autoridades se hallaron explosivos, documentos, gran cantidad de pruebas forenses y se arrestó a un hombre, aparentemente pariente de uno de los responsables de los atentados, que fue trasladado a Londres. Entre 500 y 600 residentes tuvieron que aguardar todo el día y parte de la noche para regresar a sus hogares. Al cierre de esta edición muchos estaban siendo alojados en lugares temporarios. En otro operativo, la policía clausuró la estación de Lutton. En la playa de estacionamiento se encontraba el coche que el cuarto sospechoso utilizó para desplazarse hasta la estación. Según las últimas informaciones, la policía continuaba con la minuciosa y delicada tarea de retirar y desactivar los explosivos dentro del vehículo para poder llevarlo a Londres como un elemento más de la investigación.
El foco de la policía se situó en el oeste de Yorkshire a primeras horas de la mañana de ayer. En un barrio de casas, la hija de la señora Patel, Hasina, de 23 años, vivió con su esposo, Rashid Facha, y su hija de ocho meses desde enero. Facha tiene veintitantos y es de ascendencia paquistaní. La policía llegó a la casa de la joven pareja a las 8.15 y la mentira de la mujer de Facha se descubrió al poco tiempo. Un vecino aseguró que Facha estaba desaparecido desde el último jueves. Mantenía un bajo perfil en Lees Holm, un barrio de casas de ladrillos a la vista. Se dice que ejercitaba regularmente en el gimnasio y que salía de su casa con una bolsa de soldado sobre su hombro. Se volvió claro que Dewsbury no era la única área del oeste de Yorkshire que está bajo investigación. En el distrito multilateral de Beeston, dos empleados de una empresa de alquiler de autos llegaron poco después de las 9 AM buscando un auto Nissan Micra que había sido alquilado de una compañía First 24 Hour en el distrito Headingley de la ciudad, dos viernes atrás. No había sido devuelto. Encontraron la calle que querían –Colwyn– bloqueada por la policía que había estado allí desde las 6.30 AM y fueron inmediatamente cuestionados sobre el auto.
Los vecinos aseguraban que el residente de la casa que está siendo investigado –Shazad Tanweer, de unos 23 años– también ha estado desaparecido desde el último viernes. Su padre estaba muy preocupado. Tanweer no había ido a trabajar ayer. Su hijo, decían sus amigos, tenía una educación universitaria y era un jugador de cricket aficionado. Uno de sus amigos, Azzy Mohammed, de 21 años, decía: “Es una de las mejores personas que conocí. Era sólo un tipo con el que me gustaba jugar al cricket”.
La ciudad de Leeds se encontraba anoche en estado de shock. Leeds encapsula los dilemas de las tensiones étnicas de Gran Bretaña. Por un lado se ha logrado establecer una relación bastante armoniosa entre la importante minoría islámica y el resto de la población. Por otro lado, fue escenario de violentos enfrentamientos entre sectores marginales de ambas comunidades que pusieron las relaciones al rojo vivo. Que los cuatro atacantes, responsables del peor atentado de la posguerra, sean musulmanes de esta ciudad no va a hacer nada por suavizar asperezas. Anoche los líderes comunitarios y políticos locales solicitaban calma y tranquilidad para “aislar a los extremistas”. Muchos intentaban buscar una causa. En declaraciones a Channel 4 el teólogo islámico Tariz Ramadar nombró tres factores: una lectura “violenta” del Corán, la influencia de la situación en Irak y Palestina y la pertenencia a sectores marginados de la sociedad. Muchos creen que de la respuesta que se dé a estos elementos dependerá el regreso de la calma a las calles de Londres o el estallido de una nueva bomba. Como reconoció ayer la máxima autoridad de la policía Metropolitana Sir Ian Blair, el tiempo apremiaba. “No se puede descartar otro atentado”, dijo Blair, el policía.
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