Vie 29.07.2005

EL MUNDO  › HISTORICO ANUNCIO DE DESARME UNILATERAL DEL EJERCITO REPUBLICANO IRLANDES

Adiós a las armas y recordando sin IRA

Después de 35 años de guerra, el Ejército Republicano Irlandés (IRA), que busca la unificación del Ulster con el resto de Irlanda, anunció ayer que deja las armas. De confirmarse, se trataría de un desbloqueo histórico hacia la pacificación de Irlanda del Norte.

Por Walter Oppenheimer y Lourdes Gómez*
Desde Londres y Dublín

El Ejército Republicano Irlandés (IRA) dio ayer un paso “potencialmente histórico”, como lo definió prudentemente la Casa Blanca, al anunciar el abandono de las armas y respaldar el proceso político como camino para alcanzar su objetivo de la unidad de Irlanda. La declaración del Ejército Republicano Irlandés, publicada a media mañana de ayer y leída luego ante una cámara por uno de sus miembros históricos, abre las puertas a la definitiva consolidación de la paz en el Ulster. Pero las continuas decepciones que han seguido a anteriores declaraciones de los republicanos irlandeses hicieron que hubiera prudencia y sólo contenida euforia en Belfast, Londres, Dublín y Washington.
El anuncio, que rompe casi tres años de bloqueo político del Proceso de Paz, significa el abandono del terrorismo por parte del IRA (provisional), el grupo que tomó las armas hace 36 años después de que el IRA (oficial), fundado en los años ’20 del siglo pasado, abrazara a su vez el proceso político. El texto del IRA “ordena formalmente el final de la campaña armada” desde las cuatro de la tarde de ayer (las cinco en la España peninsular). “Todas las unidades del IRA han recibido la orden de dejar las armas” y sus voluntarios “han sido instruidos” para luchar por sus objetivos mediante “programas democráticos y medios exclusivamente pacíficos”. El texto apoya sin ambages la estrategia política del Sinn Fein, brazo político de los republicanos, y la implementación de los acuerdos de paz de Viernes Santo de 1998, al tiempo que reitera “la total legitimidad” que hasta ahora ha tenido “la lucha armada”, aunque reconoce que “mucha gente ha sufrido en este conflicto”. “El IRA está totalmente comprometido con los objetivos de la unidad y la independencia de Irlanda y de construir la República subrayada en la Proclamación de 1916”, precisa el comunicado.
La declaración se esperaba desde que en abril pasado, en vísperas de las elecciones generales británicas, Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, pidiera al IRA que abandonara las armas y abrazara el proceso político. Su petición era consecuencia no sólo del bloqueo de la autonomía de Irlanda del Norte, que está suspendida desde septiembre de 2002, sino del creciente aislamiento de los republicanos después de que el IRA llevara a cabo el espectacular robo de un banco en vísperas de la pasada Navidad y varios de sus miembros se vieran implicados en el asesinato de RobertMcCartney, provocando un gran movimiento de protesta liderado por las hermanas de este camionero y simpatizante del Sinn Fein.
El IRA se ha tomado tres meses para contestar pero lo ha hecho en la forma en que se esperaba: renunciando a la lucha armada pero sin disolverse y sin pedir perdón por los más de 1800 asesinatos que se le asignan en una guerra sectaria que ha costado más de 3000 vidas. En estos momentos están aún en el aire el momento y forma en que se llevará a cabo el anunciado desarme y, también importante, qué visibilidad tendrá. El IRA dice en su comunicado que ha “invitado a dos testigos independientes, de las iglesias Protestante y Católica, para que hagan de testigos”. Se unirán así a los inspectores internacionales independientes, encabezados por el general retirado canadiense John de Chastelain.
Tanto el primer ministro británico, Tony Blair, como su homónimo irlandés, Bertie Ahern, expresaron la necesidad de que ese desarme se produzca cuanto antes. En una declaración conjunta, ambos gobiernos subrayan que “si las palabras del IRA van acompañadas de hechos, estamos ante un acontecimiento histórico”. “La verificación de los actos de desarme debe proveer el contexto necesario para permitir que todos los partidos puedan trabajar para conseguir la plena puesta en marcha de las instituciones políticas, incluyendo la Asamblea de Irlanda del Norte y su Ejecutivo, así como las estructuras Norte-Sur, en cuanto sea posible.” “También esperamos que todos los partidos y líderes comunitarios usen su influencia para forzar el fin de toda actividad paramilitar y criminal lealista, incluyendo el decomiso de todas las armas”, añade la declaración. Y enfatiza que “la normalización de la sociedad de Irlanda del Norte requiere que todas las partes de la comunidad apoyen y reciban protección de la policía”.
En una breve declaración leída en Downing Street, Tony Blair combinó cautela y euforia. Cautela al arrancar con un aséptico “doy la bienvenida a la declaración del IRA que pone fin a su campaña”, recordar que el desarme aún no se ha producido y admitir que hará falta tiempo para llegar al reestablecimiento de la autonomía. Euforia al definir la declaración del IRA como “un paso de magnitud sin precedente en la reciente historia de Irlanda del Norte”.
La cautela presidió la reacción de la Casa Blanca, que ha jugado históricamente –más en tiempos de Bill Clinton que con George W. Bush– un papel decisivo en el impulso del proceso de paz. “Esta declaración es muy alentadora y potencialmente histórica y necesitamos esperar y ver si en las próximas semanas y meses esas palabras se transforman en hechos que determinen si es verdaderamente histórica”, dijo Mitchel Reiss, enviado especial del presidente Bush a Irlanda del Norte.
En Dublín, Gerry Adams retó a los unionistas a “no poner excusas para no comprometerse en el proceso político” y aseguró que la declaración supone “un reto directo” al Partido Unionista Democrático (DUP) del reverendo Ian Paisley, mayoritario ahora entre los protestantes y que se niega a formar gobierno con el Sinn Fein si el IRA no pone fuera de uso todos sus arsenales. “La lucha nacional puede tener diferentes fases. Hay un tiempo para resistir, para levantarse y confrontar al enemigo hasta con armas si es necesario. En otras palabras, hay un tiempo para la guerra. Hay también un tiempo para el compromiso, para dejar atrás la guerra. Hay un tiempo para la paz. Hay un tiempo para la justicia. Hay un tiempo para reconstruir. Ese tiempo es ahora. Esta es la era de los constructores de la nación”, proclamó el líder republicano.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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