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› DONALD RUMSFELD, DE VISITA EN PARAGUAY Y PERU
Las dos estaciones del halcón
El secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, llegó ayer a Lima tras una visita a Asunción realizada bajo absoluto hermetismo de las autoridades paraguayas. Según trascendidos –desmentidos por el gobierno de Nicanor Duarte Frutos–, Washington y Asunción están negociando la instalación de una base militar en el Chaco paraguayo. Se ha informado de la presencia de 400 efectivos militares norteamericanos en Paraguay y de alguna manera sugieren que sería el elemento adelantado para la instalación de una base militar en un punto de significación geopolítica en Sudamérica.
Rumsfeld finalizó ayer su visita oficial a Paraguay con una reunión con el alto mando castrense y un inesperado acto público, en el que fue abucheado por un grupo de seguidores –unos 200– de organizaciones sociales. “Queremos manifestarnos, porque creemos que cuando Estados Unidos llega a un país ya se queda definitivamente”, dijo Orlando Castillo, del Servicio Paz y Justicia (Serpaj). El jefe del Pentágono se reunió con el ministro paraguayo de Defensa, Roberto González, y la cúpula militar antes de participar de una ofrenda floral en el Panteón de los Héroes, en el centro de Asunción, acto del que la Embajada de EE.UU. sólo informó poco antes de celebrarse.
Preguntado sobre si conversó con el secretario de Defensa sobre el polémico programa bilateral castrense en curso, González dijo que había hablado “un poco” de ese asunto y anunció que la intención es “fortalecer esa cooperación (militar) para seguir haciendo los mismos ejercicios, incluso ampliados”. La visita de Rumsfeld coincide con la fase inicial de ejercicios militares conjuntos que se realizarán durante 18 meses, que comenzaron en julio pasado y está previsto concluyan en diciembre de 2006. Se afirma que la base se encontraría en Mariscal Estigarribia, lugar en el cual históricamente el ejército paraguayo ha mantenido un Comando de División de Ejército y considerables efectivos como asentamiento de soberanía en el Chaco. Por su proximidad, se vincula este despliegue a una probable intención de EE.UU. de controlar la situación geopolítica.
Las tropas estadounidenses cuentan con una inmunidad especial otorgada por el Congreso, lo que generó las críticas de partidos de izquierda y de organizaciones sociales que recelan que el programa sea un primer paso para la instalación de una base militar permanente de EE.UU. en Paraguay. El presidente Nicanor Duarte aseguró el pasado lunes que “Paraguay no va a ser satélite de Estados Unidos ni control para la actividad policíaca de nadie” y opinó que la polémica ha venido porque esta vez se tramitó el permiso de entrada para los militares norteamericanos para todo el programa y no para cada contingente, como antes.
El secretario de Defensa de EE.UU. conversó el martes por la tarde con Duarte, a quien le trasladó la inquietud de Washington por la inestabilidad política de la región y la creciente influencia de los gobiernos de Venezuela y Cuba, dijo una fuente oficial paraguaya.