Dom 21.08.2005

EL MUNDO  › OPINION

El vuelo del halcón

Por Claudio Uriarte

Donald Rumsfeld, secretario de Defensa norteamericano, es un hombre muy ocupado. Desde las 6 de la mañana, hora a la que llega a sus oficinas del Pentágono, se consagra a la planificación de las operaciones en Irak y Afganistán –actualmente el borroso frente central inmediato de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo– y a su más ambicioso objetivo de reforma de las Fuerzas Armadas norteamericanas, vinculado a la emergencia de China como superpotencia para el cuarto de siglo. Por lo tanto, no dispone de tiempo para giras internacionales superfluas. Y, además, es un hombre eminentemente práctico. Por eso, las visitas, cada una de un día, que realizó esta semana a Paraguay y Perú –Uruguay también estaba programado, pero se cayó de la agenda sin explicaciones–, no deben haber sido puntadas sin nudo. Máxime, considerando la estatura del “ilustre visitante” y su resiliente peso en la administración Bush. Trascendidos previos habían aludido al establecimiento de una base militar en Paraguay –que, como parece estar por hacerlo Perú, ha otorgado inmunidad a los militares estadounidenses– contra el terrorismo en la Triple Frontera, lo que preocupó a Brasil y fue desmentido por Asunción. Los siguientes datos pueden ayudar a reconstruir el enigma:

1) Informes no confirmados han dado cuenta de la presencia de 400 efectivos militares estadounidenses en Paraguay, que sería el emplazamiento operativo adelantado (EOA) para la instalación de una base militar en un punto geopolíticamente importante de Sudamérica. Esta base se encontraría en Mariscal Estigarribia, lugar en el cual históricamente el ejército paraguayo ha mantenido un Comando de División de Ejército y considerables efectivos. Un EOA no es una base principal (como las de Ramstein en Alemania, Rota en España o Guantánamo en Cuba), pero deben tener capacidad mínima suficiente para operar con aeronaves en toda condición meteorológica y nocturna, con instalaciones de control de tráfico aéreo, una pista de aterrizaje de al menos 2500 metros y la capacidad de mantenimiento de aeronaves de toda dimensión. También deben contar con capacidad para reabastecer combustible, practicar rescates en accidentes o extinción de incendios y un mínimo espacio para rampa, hangares, oficinas, mantenimiento y depósitos. La pista de Mariscal Estigarribia tendría 3800 metros, o sea la capacidad para que operen aviones C5 Galaxy con carga completa. Hay instalaciones así en Manta (Ecuador), Aruba (Caribe), Curazao (Antillas Holandesas), Comalapa (El Salvador) y Soto Cano (Honduras). Algunas están inactivas, pero los elementos que privilegiarían a Paraguay serían la ya mencionada presencia de elementos terroristas en la Triple Frontera, la reciente inestabilidad política y social en Bolivia –donde Washington ha denunciado la interferencia de la Venezuela de Hugo Chávez–, el escaso control fronterizo en los países de la zona y el contrabando.

2) El Comando Sur de EE.UU. desarrolló un ejercicio naval combinado para la defensa del Canal de Panamá con la participación de elementos navales de Argentina, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Honduras, Panamá, Perú y Estados Unidos, y el desempeño en papel de observadores de Canadá, Costa Rica, El Salvador, Francia, México y Uruguay. La entrega por Estados Unidos del canal a Panamá –país que ayer reanudó relaciones diplomáticas con Cuba tras un hiato de un año– se consumó en 1999. Por un momento, en la década pasada, se temió por la penetración china en la zona a través de Hutchinson Holdings, una empresa hongkonesa presidida por el multimillonario chino Li Ka Shing, a quien se atribuían vínculos con capitales de Pekín y que se hizo cargo de la concesión técnica y administrativa del canal. Pero previamente, en 1989, la llamada Operación Causa Justa había mostrado que el poder militar estadounidense estaba en condiciones de ocupar y asegurar el canal, e incluso la totalidad de la república de Panamá, en pocas horas, y por tiempo indeterminado. Sin embargo, hay escenarios de crisis de distinto rango de complejidad, desde que un grupo terrorista se apodere o hunda buques para obstruir alguna o varias de sus esclusas hasta la detonación de un explosivo nuclear que contaminaría el canal por tiempo indefinido, obligando a todas las naves, sean de guerra o comerciales, a usar los pasajes interoceánicos naturales. Eso también tendría consecuencias graves para el comercio mundial. Otro escenario de crisis sería el desborde de las guerrillas colombianas, que EE.UU. ve como alentadas por Chávez, hacia el canal.

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