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› TARSO GENRO HIZO LA AUTOCRITICA DEL PT Y LLAMO A RENOVARLO
Cómo cambiar la cara al partido malherido
El presidente del Partido de los Trabajadores, Tarso Genro, insistió ayer en que el ex ministro José Dirceu no se presente a la lista partidaria para limpiar la imagen de la agrupación.
“Hubo una cierta soberbia y una cierta equivocación sobre lo que es el poder. Y hubo una simbiosis profundamente equivocada entre el partido y el gobierno.” Esta fue la autocrítica que expresó ayer el presidente del Partido de los Trabajadores (PT), Tarso Genro, que en su lucha por limpiar el malherido nombre del petismo debe primero ganar una batalla interna: evitar la candidatura para la presidencia del PT del ex jefe de Gabinete, José Dirceu, que representa al sector cuestionado de la organización y que todavía cuenta con un apoyo importante dentro del partido. En tanto, en el Congreso brasileño declaró ayer el presidente del aliado Partido Liberal (PL), Valdemar Costa Neto, que renunció a su banca de diputado luego de quedar involucrado en las denuncias de su par Roberto Jefferson. Costa Neto reconoció el financiamiento ilegal de las campañas, pero negó conocer el pago de “mensualidades”. Los mercados reaccionaron a estas declaraciones: volvieron a cerrar en baja y el dólar se apreció.
Genro llegó incluso a condicionar su propia candidatura a la presidencia del PT a que Dirceu renunciara a postularse. “No quiero centrar esa discusión en la persona de José Dirceu. Pero una lista renovadora, que satisfaga a las bases del partido, indignadas con todo lo que ocurrió, no puede incluir a compañeros que tuvieron responsabilidad política importante en el proceso”, explicó Genro, que el mes pasado dejó la cartera de Educación para hacerse cargo de la dirección del partido, que había quedado acéfalo luego de las denuncias. Volvió a negar siquiera haber conocido al publicista Marcos Valerio y, mitad como defensa y mitad como crítica, afirmó que Lula no sabía nada, porque “él se apartó del partido cuando asumió la presidencia de la república”.
El presidente provisorio del PT también adelantó lo que será un problema central para el partido en las próximas elecciones. “El tesorero del PT ha hecho un plan para reacomodar las finanzas del partido para los próximos 18 meses. Ese plan nos deja en una situación difícil”, aseguró Genro, que ya prevé una reducción de los salarios de la dirigencia y un corte en las partidas para pasajes. Incluso se animó a asegurar que van “a sufrir en las próximas elecciones”, que tendrán que ser más “modestas”. Reconociendo que el PT no es el único partido manchado por la crisis, polemizó: “Quiero saber qué partido va a hacer lo mismo. Quiero saber qué otro partido tiene ese coraje”.
Costa Neto confirmó lo dicho por el publicista Duda Mendonça, al asegurar que cuando se discutió la alianza con el PT para las elecciones presidenciales del 2002 la formación socialista se comprometió a entregarle al PL la suma de diez millones de reales para gastos de campaña. Sin embargo, según declaró, no recibió un centavo hasta que pasaron las elecciones. Los pagos, en su mayoría en efectivo, no estuvieron acompañados con documento alguno y siempre fueron a través de Valerio. La suma final fue sólo de unos 2,7 millones de dólares, que fueron entregados en cuotas y la mayoría de las veces en su propia casa. Costa Neto, que reconoció haber renunciado porque “para no ceder a los chantajes” de Jefferson desligó a Lula de las negociaciones, aunque tuvo que admitir que “seguramente” sabía “cómo se hacían las cosas”. El presidente del PL fue categórico a la hora de responder sobre las supuestas mensualidades que el PT pagaba a su partido: el dinero del PT se usó sólo para saldar deudas electorales.
Los mercados brasileños esperan hoy con una mezcla de incertidumbre y de miedo la declaración del ex asesor del ministro de Economía, Rogério Buratti, ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) que se ocupa de las presuntas irregularidades en los bingos, en la que podría volver a inculpar a Antonio Palocci –el nuevo hombre fuerte del gabinete de Inácio Lula da Silva después de la renuncia de Dirceu– en supuestos cobros de sobornos. Ayer, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, se adelantó y buscó tranquilizar asegurando que Brasil superará la crisis política: “Ya pasaron por momentos duros y supieron salir, y ahora lo van a hacer otra vez”. Sin embargo, de poco sirvió el buen augurio cuando las autoridades de la CPI anunciaron ayer que no lograban encontrar a Buratti. La indagación, como la del senador socialdemócrata Leonal Pavan que demandaba “una explicación de la Policía Federal”, inundó el Congreso hasta que, unas horas más tarde, las autoridades de la CPI se limitaron a decir que lo habían encontrado y que haría su deposición como estaba programado. Los abogados de Buratti, sin embargo, advirtieron que el ex asesor de Palocci tiene problemas de salud y que quizá no pueda presentarse hoy. Lula, adelantándose a lo que pueda suceder, advirtió: “Tenemos que tener responsabilidad y no jugar con cosas serias, porque siempre que se jugó con la economía en este país, por causa de la proximidad electoral, el resultado negativo siempre fue para la parte pobre de la población”.
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