EL MUNDO
El día “D” terminó sin un tiro en toda Cisjordania
El Plan de Desconexión del primer ministro Ariel Sharon llegó a su feliz conclusión ayer con la evacuación, sin violencia armada, de 1500 colonos instalados en cuatro aldeas de Cisjordania norte.
› Por Sal Emergui*
Desde Sa-Nur, Cisjordania
Con el desalojo por la fuerza pero con más facilidad de la prevista de 1500 colonos de los asentamientos de Sa-Nur y Homesh, en el norte de Cisjordania, Israel dio ayer por terminado el plan de evacuación de 25 colonias. Los máximos responsables en el terreno de la compleja operación, Moshe Karadi (inspector jefe de la policía) y Dan Halutz (jefe del Estado Mayor del ejército) felicitaron a sus hombres por “la rapidez, sensibilidad y capacidad para llevar a cabo una de las misiones más traumáticas en la historia del país”. La noticia se produjo mientras ayer se difundía el primer sondeo en que el primer ministro Ariel Sharon vencería a su desafiante de derecha Benjamin Netanhayu si las elecciones internas del comité central del bloque centroderechista Likud fueran ahora.
Cincuenta mil agentes en poco más de una semana han desmantelado todos los asentamientos judíos en la Franja de Gaza y cuatro en el norte de Cisjordania. Nueve días y 9000 colonos evacuados. Las autoridades israelíes, con Sharon a la cabeza, temían en especial la jornada de ayer, “muy delicada y peligrosa” a raíz de las amenazas que suponían las dos colonias a desalojar. Sa-Nur y Homesh, dos enclaves vecinos separados por aldeas palestinas y convertidos en los últimos tiempos en nidos de los opositores más militantes al plan de evacuación. Dos colonias con poco porcentaje de tierra pero mucho fanatismo. Las informaciones de una planeada acción violenta para evitar el desalojo encendieron la luz roja y como primera medida la policía estableció de forma provisional siete puestos de control en las carreteras adyacentes. La segunda medida, pedir la intervención de los rabinos y los dirigentes de los colonos. Finalmente, las pocas familias residentes de la colonia que aún permanecían en Sa-Nur y Homesh y los centenares de radicales que se infiltraron en los últimos días fueron desalojados por la fuerza, con mucha tensión pero no con los tintes de violencia que se temía. Al final de la jornada, había varias decenas de heridos leves y unos 40 colonos detenidos.
Fue una jornada que los jóvenes infiltrados en Sa-Nur querían teñir de épica y heroica resistencia. Pero ayer en Sa-Nur hubo de todo menos épica. A las 7 de la mañana, unos 5000 policías y soldados ya rodeaban la pequeña colonia. El ruido de un helicóptero fue suficiente para despertar a los más jóvenes, que dormían en rudimentarias tiendas de campaña. Algunos de ellos, antes de la oración matutina (Shajrit), incendiaron neumáticos y colocaron obstáculos en el acceso del asentamiento. Débil oposición para la topadora militar que, con una facilidad pasmosa, arrancó la puerta metálica de la entrada. La única respuesta a la llegada masiva de miles de efectivos fue una invasión de flashes y de cámaras de televisión. Entre ellas, destacaba una cámara más pequeña y modesta que las profesionales. Era la cámara de Yulia Segal, una artista de origen ruso. “Durante los 11 años que vivo aquí he filmado todos los eventos más importantes. Todas las fiestas, actos, nacimientos, circuncisiones. Ahora necesitaba grabar las caras de los traidores que vienen para expulsar judíos de su tierra, Israel.” Mientras Segal hablaba en un hebreo con un marcado acento ruso, Moshé Prier, un ultraortodoxo, balanceaba a su hija de cinco años en la única hamaca de la colonia.
Otra imagen surrealista en días de evacuación. Mientras los agentes se dividían para desalojar a los habitantes, que subían llorando a los autobuses, Moshé y su familia seguían disfrutando de una mañana de verano. Cuando le pregunté qué sentía, sonrió cínicamente: “He traído a mis hijos a un campamento de verano muy importante. Quiero que sepan que en estos momentos tan difíciles, nosotros estamos aquí para apoyar a los expulsados. Nos echan de nuestra tierra y a cambio ¿qué recibimos?: terror, sólo terror”.
Tras evacuar a varias decenas de atrincherados en las dos sinagogas de la colonia, todas las miradas se centraron en el vetusto edificio, que había servido de fortaleza durante el mandato británico. Ayer, fue la fortaleza de papel de 44 jóvenes radicales, reforzados por el diputado ultranacionalista Arie Eldad. Tras varias horas de calurosa espera, los agentes de una unidad de elite policial utilizaron dos grúas y una potente manguera para penetrar en el ático y detener a los extremistas que fueron introducidos en los dos contenedores que contenían las grúas. La pancarta que cubría toda la fachada (“Maldito el que destierra a su hermano de su casa”) fue lo único que resistió ayer a la acción policial en Sa-Nur. En la vecina Homesh, los más radicales se atrincheraron en la academia religiosa desafiando durante varias horas a los agentes de seguridad. Finalmente, como en la sinagoga, fueron desalojados por la fuerza.
El gobierno israelí puede respirar más tranquilo. Ni los más optimistas predecían que tras sólo una semana –pese a estar marcada por lágrimas, protestas y atrincheramientos– la evacuación de las 25 colonias sería ya historia.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.