Lun 27.05.2002

EL MUNDO

“Va a haber otro golpe, y con mucho derramamiento de sangre”

El ex guerrillero y actual editor de la revista “Tal Cual”, Teodoro Petkoff, analiza ante Página/12 la situación en Venezuela, donde Hugo Chávez habló ayer de “un golpe institucional en marcha” por las críticas al fiscal general Isaías Rodríguez.

Página/12, en Venezuela
Por Darío Pignotti, desde Caracas

“Hugo Chávez no concretó una reforma seria, pero con su discurso brutal creó una cruzada anticomunista y hasta una contrarrevolución. Esa paradoja puede costarnos mucha sangre.” Opositor declarado de Hugo Chávez, el editor Teodoro Petkoff es un personaje imprescindible en la historia inmediata de Venezuela.
Su foja de servicios incluye la lucha armada en los años ‘60, la fundación del mayor partido de izquierda, el MAS, en los ‘70, la participación en un gobierno de centro en los ‘90, y su trabajo actual de editor en la prestigiosa revista Tal Cual. “Hoy me he vuelto el héroe de la derecha, a la que siempre me enfrenté, sólo porque me opongo a Chávez”, le dijo a Página/12 durante una entrevista exclusiva. “Para entender al personaje Chávez se necesita mucha lectura de García Márquez y haber consumido horas de telenovela”, recomienda Petkoff, también conocido como un buen “chavólogo”, oficio muy a la moda en Venezuela.
–¿Cuáles son los trazos fundamentales de Chávez?
–Tiene un ego colosal, él imagina ser alguien casi predestinado. Tiene algo de los líderes latinoamericanos.
–¿Es un revolucionario virtual?
–Es un radical sin sustancia, en tres años no fue capaz de materializar ninguna reforma que toque al poder.
–La oposición se levantó contra su paquete de leyes el año pasado.
–Esas leyes de tierras, pesca e hidrocarburos son inocuas. La Ley de Tierras que es una mala copia de otra de 1961. Esta ley ni siquiera es campesinista, porque no les da las tierras a los campesinos sino al Estado, y para peor después de todos las tensiones que creó ni siquiera se la ha aplicado. Pero habló de muerte a las oligarquías y al latifundio.
–¿El pecado de Chávez es disgustar al poder?
–El pecado es ponerlos nerviosos por nada. Poner nerviosos a los sectores del poder por nada es una estupidez. Si la sociedad cubana estaba polarizada en 1961 era porque se habían nacionalizado los ingenios azucareros. Aquí no se nacionalizaron los bancos.
–¿A qué obedece la adhesión popular de Chávez?
–Ha elevado la autoestima del pueblo, los pobres no han recibido nada concreto pero se identificaron con Chávez. El los ha convertido en sujetos políticos. En los últimos 20 años los partidos tradicionales se divorciaron del país. Ahorita esos pobres encontraron un hombre que tiene carisma y que habla como en las telenovelas.
–Se ve gente llorar por Chávez.
–Lo aman. Y te diré que Chávez hace lo que hace de manera genuina, no lo hace de demagogo. Al mismo tiempo ha manejado ese amor del pueblo de modo irresponsable, generando una confrontación para la cual no tiene salida.
–¿Cuánto conserva de ese poder popular?
–Todavía conserva respaldo popular. El 11 de abril bajaron ríos de personas del cerro para defenderlo. Pero quiero volver sobre lo anterior, a tu planteo de incomodar o no al enemigo y te digo que aquí se están cometiendo los mismos errores cometidos por la izquierda en Nicaragua y en Chile. No puede ser que no se haya aprendido nada en la izquierda. Yo escribí un librito llamado Proceso a la izquierda que tenía como tesis que si vamos a hacer un cambio importante debemos ser realistas y tomar en cuenta que la CIA existe, que los ricos existen, que los oligarcas existen y los militares gorilas existen. Después de darnos ese baño de realismo, debemos ir avanzando poco, neutralizando esos poderes. No se pueden dar todas las batallas en todos los frentes a la vez.
–¿Habrá otro golpe?
–Hay altas posibilidades.
–¿Esta vez la caída de Chávez es segura?
–No lo puedo adivinar, pero veo muy posible que esta vez haya un gran derramamiento de sangre. Hay fuerzas que nos impulsan hacia un enfrentamiento civil, y Chávez tiene una gran responsabilidad en esa radicalización.
–¿Guerra civil?
–Yo no me resigno a pensar en ello, creo que todavía debemos construir una forma civilizada de solución a esta crisis.
–¿Qué le espera a Chávez?
–La cosa es muy frágil en Venezuela. Chávez puede terminar el destierro o en la clandestinidad, puede haber un llamado a elecciones y las puede ganar. Por eso hay quienes le aconsejan renunciar y llamar a elecciones. Pero también puede continuar en el poder con este cuadro, todavía más acosado de lo que hoy está.
–¿Usted está en contra o a favor de Chávez?
–Chávez me ha obligado a situarme en la oposición junto a una gente con la que yo he estado enfrentado toda mi vida. En tres años Chávez despilfarró todo el poder y desacreditó a la izquierda como una opción real de cambio. Es más, yo he terminado siendo una especie de héroe para la derecha.
–¿Es posible en Venezuela una dictadura como la chilena?
–Los militares venezolanos son distintos de los sudamericanos, han tenido respeto por las instituciones durante 40 años.
–Hasta 1973, los militares chilenos eran ejemplares.
–Eso quería decirte. En 1970 nadie podía imaginar que en 1973 el Chile democrático de toda la vida podía terminar en lo que terminó. Hasta entonces Pinochet era buen padre de familia y luego se convirtió en eso. Esa lección mantiene cierta validez aquí. Uno nunca sabe: nosotros tuvimos nuestro Pérez Jiménez (dictador depuesto en 1958).
–Hay algunos generales, como González González (dado de baja por Chávez), que parecen embarcados en el golpe hasta el final.
–Cuando le veo el gesto y esa calva brillante al general Néstor González González, y lo oigo con sus provocaciones, tiendo a pensar que él puede ser uno de esos padres de familia que terminan como Pinochet.
–¿Cuál es el cuadro al interior de las fuerzas armadas?
–Están fracturadas como el país.
–¿Chávez tiene algún proyecto económico?
–Ninguno, yo te diría que su modelo es bastante neoliberal. Qué más decir que el FMI lo elogió por su ajuste en febrero como a cualquier gobierno con política fiscal disciplinada, con un ministro responsable y demás.
–¿A lo Cavallo, por ejemplo?
–No hay tales economistas aquí, aquí no hay cosa parecida con Cavallo. Aunque el proyecto de Chávez es improvisado, hay un cierto sentido común ahora y lo hubo en el anterior gobierno, que tuvo cierto éxito en mejorar los desequilibrios. Pero en Venezuela nadie inventaría corralitos o esas vainas de Cavallo, ni locos.
–¿Por qué el riesgo país cayó el día del golpe?
–Eso es otra cosa, chico. Que Chávez no haya cometido heterodoxias y haya hecho su ajuste no quiere decir que los banqueros confíen en él.

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