No eran comandos suicidas ni hablaban una lengua extranjera: un hombre en silla de ruedas y su hijo secuestraron un avión de pasajeros en Colombia y causaron al presidente Alvaro Uribe un dolor de cabeza de realismo mágico. Porfirio Ramírez Aldana, de 42 años, y Businhawer Ramírez Reinoso, de 23, amenazaron con pistolas y granadas a los veinte pasajeros y a los cinco tripulantes del avión de la empresa Aires, que venía del sur del país. El secuestrador pedía un resarcimiento al Estado porque lo consideraba culpable por su invalidez. En el área militar del aeropuerto de Bogotá mantuvieron reuniones con funcionarios gubernamentales y un cura hasta que los captores, después de siete horas, depusieron su actitud, sin que se supiera a qué acuerdo llegaron.
Porfirio Ramírez, que se presentó ante sus rehenes como Luis, había quedado inválido en 1991, cuando intercambió balas con los efectivos militares que iban a allanarle la casa, según se informó desde la Fiscalía General de la Nación. Este organismo detalló que la semana pasada el Consejo de Estado falló en contra del pedido de Ramírez. Ayer, la fiscalía allanó nuevamente la casa de la familia, en Valparaíso, departamento de Caquetá. Y encontró planos de la aeronave secuestrada.
El Havilland Dash 8-300 despegó del aeropuerto Gustavo Artunchaga Paredes, de Florencia, en las selvas del sur colombiano. El trayecto programado era entre la capital de Caquetá y el departamento de Nevia. Tenía como pasajero al congresista liberal de Caquetá Luis Antonio Serrano, también ex gobernador de ese departamento. Otro viajero destacado era Reinaldo Duque González, secretario general de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes. Por ello, en un principio, se pensó que se trataba de un ataque de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), cuando sólo se sabía que eran dos personas con granadas. Más tarde, se difundió que era un hombre con la movilidad disminuida. Los medios colombianos recordaron que otro avión de Aires había sufrido, en 2002, un secuestro por parte de las FARC. En ese vuelo iba el congresista Jorge Eduardo Gechen, que todavía permanece secuestrado.
Uribe se enteró del secuestro cuando estaba en Cali. Volvió a Bogotá junto con el ministro de Defensa, Camilo Ospina, y se reunió con los responsables de la cúpula militar y policial. El hombre de la silla de ruedas obligó a los pilotos a aterrizar en la capital colombiana. En radio Caracol se oyó al funcionario Duque, que daba la primicia por celular desde la aeronave. Dejó en claro que antes que fundamentalista de algo, Ramírez era “un hombre desesperado por su situación de salud”. El avión se ubicó en la plataforma de Comando Aéreo Militar de la Fuerza Aérea Colombiana, aledaña al aeropuerto internacional Eldorado. Primero, se liberó a mujeres y chicos. En el avión quedaron diez pasajeros varones, los Ramírez y la tripulación. El jefe de la Fuerza Aérea, Edgar Lezmes, indicó que reclamaban hablar “con el defensor de los derechos humanos, un representante de la Fiscalía y un sacerdote”. Cuando estas personas abordaron el avión, fueron liberados los secuestrados restantes.
Entonces se reanudaron las operaciones en el aeropuerto de Eldorado.
Una de las pasajeras que estuvo secuestrada, Floralba Lozano, dijo que al ingresar al avión todos habían sido requisados, menos el discapacitado. “No lo requisaron por ser minusválido, seguramente tenía guardados los artefactos”, consideró. Los Ramírez aseguraban que eran “reinsertados”, es decir guerrilleros que adhirieron al proceso de paz impulsado por el gobierno. Pero ayer no se sabía a qué grupo habrían pertenecido. Según otra versión, Ramírez padre exigiría el resarcimiento por un incidente que sufrió cuando era policía.
Es el quinto secuestro de un avión que se produce en Colombia desde 1999. El avión de Aires secuestrado en febrero de 2002 hizo fracasar las negociaciones que las FARC mantenían con el entonces presidente Andrés Pastrana.