EL MUNDO
› DESCARTARON UNA COALICION TRAS OTRA EN ALEMANIA
Del semáforo a Jamaica a...
› Por Tony Paterson *
Desde Berlín
El estancamiento político continuaba ayer en Alemania después de que los dos principales partidos del país parecieron descartar las concesiones necesarias para formar un nuevo gobierno de coalición inmediatamente después de las inconclusas elecciones generales del domingo pasado. Todavía recuperándose de los resultados inesperadamente pobres de la elección, los democristianos conservadores de Angela Merkel se preparaban para llevar a cabo negociaciones clave hoy con los socialdemócratas del canciller Gerhard Schroeder sobre la posibilidad de formar un gran gobierno de coalición.
Sin embargo, las conversaciones parecían estar destinadas a fracasar aun antes de comenzar. Ayer, los socialdemócratas se negaron categóricamente a bajarse de su posición de que Schroeder debería seguir siendo canciller en una gran coalición, mientras Merkel seguía inflexible en que ella debía tener el puesto. “El (Schroeder) no logrará forzarnos a abandonar nuestro derecho a liderar el próximo gobierno”, dijo Merkel. Conservadores y Verdes deben mantener una ronda de conversaciones sobre la coalición el viernes y ayer los democristianos apoyaron públicamente la idea diciendo que era por lejos una opción preferible a una gran coalición con los socialdemócratas del canciller Schroeder: “Hay más probabilidades de una alianza con los liberales y los Verdes que de una coalición con el SPD”, dijo Wolfgang Schaueble, el principal vocero de los democristianos (CDU) en política exterior. “Si podemos encontrar alguna forma de terreno común, lo intentaremos con los verdes. Todos debemos salir de las trincheras y hacer compromisos”, añadió. Esa sería la “solución Jamaica”, por la bandera de este país y los colores de cada partido: negro el CDU, amarillo el FDP y verde los Verdes.
Pero los Verdes, que parecían en confusión por la súbita decisión de Joschka Fischer, el canciller verde, de retirarse el martes del liderazgo parlamentario después de dejar sus funciones, parecían rechazar la idea de cualquier trato con los conservadores y los liberales. Reinhard Bütikofer, el líder del Partido Verde, señaló las serias diferencias políticas entre su partido y los conservadores sobre el poder nuclear, la postulación de Turquía a la Unión Europea y la salud. “Hay una larga cadena de posiciones diametralmente opuestas”, dijo. “Como Verdes no nos vamos a convertir en el motor auxiliar que introduzca las políticas neoliberales y neoconservadoras en la Cancillería”, añadió. Los intentos de Merkel por ganarse a los Verdes fueron aún más socavados por el partido conservador de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), que dijo que era escéptica sobre la idea.
Al mismo tiempo, los socialdemócratas del canciller Schroeder comenzaron una batalla para ganarse el pequeño pero influyente partido de los Demócratas Libres (FDP), como socios para unirse a ellos en un gobierno de coalición con los Verdes llamado “semáforo” por los colores de cada uno (rojo el de Schroeder, amarillo el del FDP). Otto Schily, el ministro del Interior del PSD, instó a los liberales a abandonar su decidida oposición a una alianza “semáforo”. “Gran parte de nuestra agenda se adecua a los liberales mucho más que a los conservadores. La posición del FDP es prematura”, añadió. Sin embargo, los liberales, que categóricamente descartaron cualquier coalición con los Verdes y el partido de Schroeder, se negaron ayer a responder a la propuesta de los socialdemócratas. Y los Verdes desanimaron aún más las esperanzas del SPD, diciendo que tenían “grandes reservas” sobre la posibilidad de unir fuerzas con el FDP.
La perspectiva de que ni los conservadores ni los socialdemócratas sean capaces de formar un nuevo gobierno para cuando el Parlamento se reúna a mediados de octubre ha puesto bajo el foco de atención pública la única otra salida a la actual parálisis política de Alemania: un gobierno de minoría encabezado por o bien por Merkel o por Schroeder. En estas circunstancias, la elección del canciller estaría sujeta a un voto parlamentario que probablemente oscilará en una dirección u otra según los 54 parlamentarios radicalizados del Partido de la Izquierda encabezados por Oskar “el Rojo” Lafontaine, ex ministro de Finanzas del SDP. Ayer, cuatro parlamentarios del Partido de Izquierda abandonaron la línea oficial de su formación contra un apoyo a cualquiera de los candidatos y dijeron que votarían por Schroeder si su partido acordaba retroceder en su programa de cortes en seguridad social y beneficios de desempleo y aumentar los impuestos a los ricos. “Si el SDP dice que quiere a Schroeder y está de acuerdo con nuestras condiciones, entonces votaremos por él”, dijo ayer Huseyin-Kenan Aydin, uno de los cuatro.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.