Quedan cuatro días para los cierres de campaña en Chile y los candidatos se juegan todo para ganarse a los indecisos. Durante el fin de semana, el último antes del ballottage, la socialista Michelle Bachelet y el empresario Sebastián Piñera no hicieron más que pronosticar sus respectivas victorias y se embarcaron en el último tramo en el que los actos, las declaraciones y las promesas se multiplican, aceleran y mejoran. Con la visita de la ex ministra francesa y favorita dentro del socialismo para las presidenciales del año próximo, Segolene Royal, el oficialismo comienza a jugar una de sus cartas fuertes para esta última parte: el apoyo de figuras políticas internacionales a la candidatura de Bachelet. Piñera, en cambio, se mostró junto a la cúpula de la Unión Demócrata Independiente (UDI) de Joaquín Lavín, y, optimista como siempre, desestimó los sondeos que, de manera unánime, lo dan en un segundo lugar.

Dos sondeos ya dan a la ex ministra de Defensa de Ricardo Lagos como ganadora; sin embargo, difieren significativamente en la brecha entre ambos y en lo que será el eje de estos próximos días, la cantidad de indecisos. La encuesta realizada por la consultora Data Voz, y difundida por el diario La Tercera, asegura que Bachelet gozaría de una intención de voto del 41 por ciento, 11 puntos porcentuales más que su rival. El Mercurio, en cambio, otorga una diferencia mucho más estrecha, 47 a 44,4 por ciento. Pero lo más llamativo es que este último sondeo revela que sólo habría un 7,2 por ciento de indecisos, en contraposición al 22 por ciento de la primera encuesta. La importancia de esta cifra radica en que éste será el sector al que apuntarán los dos candidatos en este último tramo de la campaña.

Según analistas locales, el que más necesitaría este voto sería Piñera, que a pesar de su carisma y de apelar a su imagen de empresario exitoso no logró superar a la dirigente socialista en lo que los votantes consideran su mayor virtud: su confiabilidad. Entre los indecisos estarían muchos simpatizantes de la UDI que rechazan a Piñera por sus posiciones centristas, por ejemplo, sus declaraciones peyorativas sobre el régimen militar de Augusto Pinochet en el debate televisivo del último miércoles. Con estos votantes en mente, la cúpula de la UDI y el mismo Lavín salieron este fin de semana a mostrarse más cerca que nunca de su candidato. Esta comunión probablemente se ahondará aún más con el paso de esta semana, ya que si el empresario devenido en político consigue la adhesión de los votantes que apoyaron a Lavín en la primera vuelta, se aseguraría al menos una base del 48 por ciento –casi tres puntos porcentuales más que lo que alcanzó Bachelet el 15 de diciembre pasado–.

“Ambas podemos llegar a ser presidentas de nuestros respectivos países”, le dijo la ex ministra socialista francesa a Radio Cooperativa luego de su llegada a Santiago. Royal estará en Chile hasta el cierre de campaña del jueves próximo, en el que se rumorea que también participarían los cantantes españoles Miguel Bosé, Víctor Manuel y Ana Belén, en un acto de solidaridad con la candidata de la Concertación. “Nuestro cierre de campaña será una sorpresa”, había adelantado Bachelet este fin de semana. El comando oficialista ya confirmó haber enviado alrededor de 130 invitaciones a autoridades extranjeras para el festejo del eventual triunfo el próximo domingo. Se especulaba con los nombres de la candidata presidencial peruana, Lourdes Flores, y la senadora y primera dama argentina Cristina Fernández, que ya confirmó. Según medios locales, Bachelet también tendría la esperanza de recibir un saludo de la canciller alemana, Angela Merkel.

Para la diputada Isabel Allende, hija del presidente asesinado Salvador Allende, el apoyo de estas figuras mundiales marca una diferencia entre los dos candidatos: “Piñera nunca tendrá este respaldo internacional que la Concertación de Chile sí provoca, por la transversalidad y la amplitud de las fuerzas que nosotros representamos”. Piñera, en tanto, continuarácon sus cuestionamientos a la capacidad de liderazgo de su rival –a la que considera “una mujer amable”– y con su paradójica estrategia: apelar a los indecisos de centro, sin distanciarse de los simpatizantes de la UDI.