La campaña electoral palestina será cuanto menos peculiar en Jerusalén Este. El ministro de Seguridad Interior israelí, Gideon Ezra, aseguró ayer que los candidatos podrán organizar actos electorales en la parte árabe de la ciudad, que reclaman como capital de su futuro Estado. Pero lo llamativo es que, salvo que la presión de EE.UU. surta efecto, será un proselitismo dirigido a 230.000 vecinos que no podrán acudir a las urnas el 25 de este mes en el lugar donde residen. El gobierno israelí, encabezado por el primer ministro interino Ehud Olmert, se opone a que voten en la ciudad santa. En 1996 sólo pudieron hacerlo por correo.

No es la única traba. Ezra apuntó que cualquier político que pretenda organizar actos en la mitad árabe de la ciudad tendrá que presentar una petición a la policía israelí. Y, por supuesto, ningún dirigente de Hamas, el único movimiento fundamentalista que se presenta a las elecciones, recibirá el permiso para convencer a los votantes sobre el terreno. El Ejecutivo israelí se niega a que se celebren los comicios en Jerusalén Este si Hamas compite. Y va a competir.

El ministro de Información palestino, Nabil Shaat, afirmó ayer que Washington se ha comprometido para que los habitantes árabes de Jerusalén puedan participar en la cita electoral, en la que Hamas desafía abiertamente, por primera vez, al partido fundado por Yasser Arafat y que ha gobernado los intereses palestinos desde hace medio siglo, Al Fatah.

“Los israelíes todavía no nos han dicho nada, pero nos atendremos a estas garantías ofrecidas por Estados Unidos”, añadió Shaat. El portavoz del Ministerio de Exteriores israelí, Mark Regev, apuntó que su gobierno no ha adoptado aún una decisión.

El halcón Benjamín Netanyahu, líder del conservador y nacionalista Likud, salió inmediatamente a escena para mostrar su rechazo a la posibilidad de que los palestinos se lancen a la campaña en Jerusalén. A su juicio, la autorización de los actos electorales es un primer paso hacia la división de lo que oficialmente en Israel es su “capital eterna e indivisible”. “Este permiso –señaló Netanyahu– conduce a la creación de un Estado terrorista a nuestro alrededor y fortalece a Hamas.”

Precisamente ha trascendido que Hamas se dispone a inaugurar una cadena de televisión similar a Al Manar, la emisora de Hezbolá en Líbano. La organización fundamentalista palestina pretende que su canal, que ha sido bautizado como de Al Aqsa (el nombre de una de las dos mezquitas de la explanada de Jerusalén), esté en el aire antes de la jornada electoral. Ya emitió ayer en pruebas media hora de lectura del Corán.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.