El gobierno español, tras sondear al ejército, enfatizó que la amenaza es sólo del general Mena y el tema está resuelto.
› Por L. R. Aizpeolea *
Desde Madrid
El gobierno considera un “caso aislado” en las fuerzas armadas el pronunciamiento del teniente general José Mena Aguado, con motivo de la Pascua Militar, en el que aludió a una posible intervención del ejército en el caso de que la reforma del Estatuto de Cataluña rebase los límites de la Constitución. Fuentes del Ejecutivo aseguran, tras un sondeo en las fuerzas armadas, que “no habrá un goteo de pronunciamientos” tras el del teniente general, y “dan por cerrado el caso”. “No hay un problema militar. Lo que ha habido ha sido un problema de disciplina militar”, aseguran las fuentes consultadas.
El teniente general Mena, jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, cumplió su segundo día de arresto. En el próximo Consejo de Ministros será destituido de su cargo. Según fuentes del gobierno es un caso resuelto. En su polémico discurso, el viernes pasado, en la Capitanía de Sevilla, Mena llegó a afirmar que durante los últimos meses había podido constatar gran preocupación en los cuadros de mando por el futuro de la unidad de España, en particular por la reforma del Estatuto de Cataluña.
A raíz de estas declaraciones, el gobierno ha sondeado a la cúpula militar sobre la posibilidad de que el pronunciamiento del teniente general pudiera tener una continuidad, y la respuesta ha sido negativa. “Es un caso aislado. Existe perplejidad por estas declaraciones”, señalan fuentes gubernamentales, que insisten en que “no estamos ante un problema militar, sino de disciplina militar”. “Más allá de las opiniones que cada persona pueda tener sobre asuntos políticos, como el Estatuto de Cataluña, aquí el problema ha radicado en que un militar ha infringido su deber de neutralidad en relación con las diversas opciones políticas. Por eso existe perplejidad en las fuerzas armadas y por eso ha sido sancionado”, añaden las mismas fuentes.
Al gobierno lo tomó por sorpresa el discurso que Mena pronunció el 6 de enero en la Capitanía General de Sevilla. El ministro de Defensa, José Bono, se enteró de su contenido político crítico sobre las 13.30, poco después de que lo pronunciara, cuando se encontraba, junto con el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Palacio Real de Madrid, en la recepción a la que habían sido convocados por el rey Juan Carlos con motivo precisamente de la Pascua Militar. Bono se lo comunicó tanto al rey como a Zapatero, un momento antes de que el presidente del gobierno se reuniera con los periodistas, aunque éste no aludió al asunto por desconocer aún su contenido concreto. El ministro de Defensa escuchó por primera vez en un recinto privado del mismo Palacio Real las palabras del teniente general por medio de una cinta que le envió un medio de comunicación. Bono, por tanto, no conocía con antelación el contenido del discurso de Mena, lo mismo que los representantes de la cúpula militar presentes en el Palacio Real. “Si alguno de ellos lo hubiera conocido, sin lugar a dudas lo hubiera denunciado e impedido”, aseguran fuentes gubernamentales.
Esta apreciación del gobierno tiene su importancia política porque el teniente general Mena, en su discurso, se arrogó la representación de la opinión de una parte del ejército. “Quiero expresar –dijo en su discurso– las inquietudes y preocupaciones de cuantos formamos parte de las fuerzas armadas en los momentos que estamos viviendo. Por razón del cargo que ocupo, no debo, en actos como éste, expresar opiniones. Pero tengo la obligación de conocer los sentimientos, inquietudes y preocupaciones de mis subordinados y transmitirlos a la máxima autoridad del ejército, y hacerlos públicos, por expreso deseo de aquéllos. (...) En mis visitas a las unidades durante los últimos meses he podido constatar que las dosgrandes preocupaciones de los cuadros de mando son el terrorismo y el futuro de la unidad de España (...) La preocupación por la unidad de España se ha desatado con la presentación del Estatuto de Cataluña.”
Mena llegó a Sevilla el sábado a las 19.35, tras entrevistarse en Madrid con Bono, quien le comunicó su decisión de arrestarlo durante ocho días. El arresto lo cumple en la misma Capitanía General, situada en la Plaza de España, donde dispone de una residencia oficial, en la que vive con su mujer.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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