EL MUNDO › TEHERAN REANUDO EL ENRIQUECIMIENTO DE URANIO
Ya no son sólo amenazas. Irán comenzó ayer a quitar los precintos de tres centros de investigación nuclear que habían suspendido sus actividades después del Acuerdo de París de 2004 con el EU-3 –Alemania, Gran Bretaña y Francia– para evitar eventuales sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU. La medida ya despertó miedos entre los países europeos y, especialmente, en la Casa Blanca, el mayor crítico del programa nuclear iraní. El vocero presidencial estadounidense, Scott McClellan, volvió a amenazar con denunciar al régimen islámico y proponer sanciones en el Consejo de Seguridad e, incluso, advirtió que no desechan la “opción militar”.
Mohamed El Baradei, jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y último Premio Nobel de la Paz, fue el encargado de notificar la decisión de Teherán y explicó que “había comenzado a quitar los precintos colocados en equipos y material relacionado con el enriquecimiento en Natanz”. Luego siguieron los centros de Pars Trash y Farayand, que se espera que para hoy ya reestablezcan sus actividades. El Baradei resaltó que por ahora el enriquecimiento de uranio en Natanz se está realizando en “pequeña escala”, orientado sólo a la investigación. Esto no pareció tranquilizar a las potencias occidentales que, por el contrario, manifestaron su “inquietud” o “desilusión” por la decisión iraní. Tampoco quedaron satisfechos con las explicaciones del subdirector de la Organización iraní de Energía Atómica, Mohammad Saidi, que, luego de anunciar la reanudación de las investigaciones, recalcó que “la producción de combustible nuclear sigue suspendida”, dando a extender que el enriquecimiento de uranio no se está realizando a una escala suficiente como para que pueda ser interpretado como un posible peligro.
Washington y el UE-3 se mantienen en su postura escéptica frente a las declaraciones de Teherán, en las que juran una y otra vez que sus actividades nucleares no tienen fines militares. A pesar de que enriquecer uranio es una actividad legal bajo el Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP) –siempre y cuando sea para fines pacíficos–, Occidente, revirtiendo su fórmula de “inocente antes de probar lo contrario”, se niega a creer la versión iraní argumentando que el AIEA todavía no ha podido comprobar de forma definitiva que el régimen islámico no esté intentando producir la bomba nuclear.
Mientras la AIEA pide más tiempo para ver cómo evolucionan las cosas, el UE-3 se reunirá, junto a El Baradei, para resolver cómo reaccionarán a la medida unilateral iraní. Con la decisión de Moscú de sumarse al rechazo a la iniciativa iraní, sólo falta el apoyo de China para conseguir la aprobación de sanciones desde el Consejo de Seguridad.
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