Irán amenazó ayer con cesar las “inspecciones sorpresa” a sus instalaciones nucleares por la comunidad internacional si su caso era llevado a la ONU, mientras crecía la presión en favor de sanciones.
› Por Angus McDowall y Anne Penketh *
Desde Teherán y Londres
Cerca de la Universidad de Teherán, donde los fieles revolucionarios cantan “Muerte a América” en las oraciones del viernes, los iraníes estaban ayer desafiantes ante una amenaza occidental de llevar a su país a un proceso de sanciones ante el Consejo de Seguridad de la ONU. “Que nos sancionen, Irán no se pondrá de rodillas –declaró Mohammed Baghari, un granjero de mediana edad con la clásica barba prolija que llevan muchos conservadores iraníes–. No somos como Irak como para inclinarnos y ser derrotados por América. Si nuestro gobierno se comporta como debe hacerlo, seguiremos en nuestro camino actual.”
“Los americanos no pueden hacernos nada en este momento, son una colección de burros empantanados en el barro de Irak”, dijo Rayebeh Biniaz, una profesora universitaria de química, ajustando fuertemente su chador negro contra el viento del invierno. “Enfrentamos sanciones de todo el mundo mientras librábamos una guerra de ocho años contra Irak. Pudimos resistirlas entonces y podemos resistirlas ahora.” La reacción de ayer en las calles de Teherán ocurrió mientras el canciller iraní Manuchehehr Mo-
ttak amenazaba con poner fin a las inspecciones sorpresivas por inspectores de la ONU si el caso iraní era llevado al Consejo de Seguridad de la ONU por su “desafío” en el caso de su programa nuclear. También ocurrió mientras el presidente norteamericano George W. Bush y la canciller alemana Angela Merkel se reunían en Washington para formular severas advertencias a Teherán, aunque por el momento pareció quedar excluida una opción militar y los dos países acordaron en un camino multilateralista signado por la apelación a las Naciones Unidas.
Mahmud Ahmadinejah, el presidente iraní de línea dura, declaró en la radio estatal: “Irán no está asustado por ningún país y seguirá el camino de la producción de energía nuclear. Los iraníes no permitimos a los extranjeros que bloqueen nuestro progreso”. La áspera reacción oficial viene después de que Gran Bretaña, Francia y Alemania, respaldadas por Estados Unidos, amenazaran a Irán el jueves en un fuerte comunicado que planeaban llevar su caso al Consejo se Seguridad, que puede decidir imponer sanciones. Para la primera semana de febrero se espera una reunión de emergencia de la Agencia Internacional de Energía Atómica para discutir el tema.
Las oraciones del viernes en la Universidad de Teherán han sido una institución desde la caída del Sha, cuando los estudiantes constituían la vanguardia del fervor revolucionario. El cuerpo de estudiantes ahora es más liberal y es más común ver ropas occidentales en el campus que las ropas más humildes usadas por los conservadores. Pero bajo los arcos enormes del portón de la universidad, miles de iraníes favorables al régimen se dan cita cada semana para escuchar a un importante clérigo denostar a Occidente mientras ellos sacuden sus puños y proclaman: “¡Muerte a América, muerte a Israel!”. A menudo los fieles son llevados en ómnibus desde el campo y a veces incluyen a soldados de guarniciones cercanas o escolares a los que se ha dado el día libre. Como evento semanal, es la cara pública del régimen.
Figuras del régimen a menudo apuntan al generalizado apoyo popular al programa nuclear de Irán, pero no es claro qué profundo es este apoyo. Mientras la mayoría de los iraníes dice creer que Irán tiene un derecho pleno a su programa nuclear, la mayoría no está segura del costo enorme que implica, que ha sido poco debatido en público. Y también hay fuertes reservas sobre la instancia confrontacional que ha tomado su gobierno.
Un portavoz del Foreign Office británico ha descrito la reacción iraní a la amenaza de las tres potencias europeas como “retórica reflejo”. Pero la respuesta iraní ha revivido temores de que las menciones de sanciones punitivas de la ONU resulten contraproducentes, en la medida en que puedan llevar a Irán a endurecer su posición y cesar la cooperación con la comunidad internacional que intenta limitar su programa nuclear. En unserio golpe a las esperanzas iraníes de lograr un consenso sobre cómo tratar frente a Irán, China expresó dudas sobre la instancia de referir a Irán al Consejo de Seguridad. “Nuestra preocupación es que referirlo al Consejo puede complicar el asunto –dijo el embajador Wang Guangya a periodistas en la sede de la ONU en Nueva York–. Pienso que esto puede endurecer las posiciones de algunos países sobre el asunto”, añadió, aludiendo específicamente a la amenaza de Irán de dejar de cooperar con las inspecciones sorpresa.
Los puntos de vista de países tales como China y Rusia son importantes por ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad, así como miembros del directorio de 35 integrantes de la AIEA, muchos de los cuales simpatizan con la posición iraní. En un aparente reconocimiento de la falta de deseos internacionales de castigar a Irán, Gran Bretaña, Francia y Alemania se desvivieron ayer para reconocer que hablar de sanciones en esta etapa es prematuro.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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