Funcionarios en el hospital Hadassa de Jerusalén buscaron ayer restar importancia al hecho de que Ariel Sharon aún no ha recobrado la conciencia a pesar de una gradual reducción en la anestesia suministrada para mantenerlo en un coma inducido. La reacción fue respuesta a informes de la prensa que citaron a fuentes del hospital expresando su preocupación de que el primer ministro de 77 años aún no ha despertado. “La situación es muy preocupante, incluso aterradora”, declaró la radio pública subrayando que “la hora de la verdad se acerca”. Además, el ministro de Relaciones Exteriores, Silvan Shalon, presentó ayer su renuncia al gobierno.

Ron Krumer, el vocero del hospital, dijo que no hay un tiempo límite en que los médicos esperan que Sharon abra sus ojos en respuesta a la reducción de los sedantes. “Esto es algo que difiere de un paciente a otro”, dijo. Krumer declaró que los médicos que revisaron la condición de Sharon ayer, nueve días después de que sufrió un derrame cerebral masivo, indicaron que no hubo cambios en ella. Pero el coma en el que continúa el primer ministro israelí alimentó especulaciones entre médicos no involucrados en su tratamiento, que afirman que Sharon ha sufrido daño cerebral, probablemente irreversible. El doctor John Martin, profesor de medicina cardiovascular en la Universidad de Londres, dijo: “Si no hubiera daño cerebral, ya tendría que haber despertado”.

Sin embargo, la vida política israelí se encuentra bien despierta. Ayer el ministro de Relaciones Exteriores, Silvan Shalon, presentó su renuncia, con lo que se completó la retirada de la fuerza nacionalista Likud del gabinete del primer ministro interino, Ehud Olmert. La renuncia de Shalon sigue a las anunciadas el jueves por otros tres ministros del Likud y obedece a una orden directa del jefe del partido, Benjamin Netanyahu.