Un ex lobbista de empresas estadounidenses sostiene, en un libro que está en la lista de best-sellers de “The New York Times”, que la CIA estuvo detrás de las muertes del presidente panameño Omar Torrijos y de su homólogo ecuatoriano Jaime Roldós en 1981.
“Omar Torrijos era un obstáculo para la CIA”, dijo el economista estadounidense John Perkins al diario La Prensa de Panamá, al asegurar que la agencia de inteligencia norteamericana fue la responsable de la muerte del ex presidente panameño en un accidente aéreo en 1981. Perkins, autor del libro Confesiones de un asesino económico, dijo a La Prensa que durante su vida activa como economista recibió la misión de “disciplinar” al militar panameño, para que aceptara las “recetas” que promovía el Banco Mundial. Como no lo hizo, fue asesinado. El economista recordó además que dos meses antes, el entonces presidente ecuatoriano Jaime Roldós tuvo un final parecido al de Torrijos. “Ellos fueron asesinados porque se opusieron a esa fraternidad de corporaciones, gobiernos y elites bancarias cuya meta es el imperio global”, aseguró Perkins. En recientes declaraciones, el analista estadounidense dijo que los mismos “chacales” de la “corporatocracia” de Washington pretenden ahora silenciar a los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y Evo Morales, de Bolivia, por su posición nacionalista.
Perkins, un alto lobbista de empresas de Estados Unidos, estudió economía en Boston y trabajó entre 1971 y 1981 para la firma consultora internacional Chas T. Main, donde era un autodescripto “sicario” (“Economic Hit Man” en inglés), un sistema utilizado por Estados Unidos en todo el mundo desde los años ’50 “para construir el imperio más grande del mundo” con “muy poco poderío militar”. Su misión era la de inflar pronósticos económicos para convencer a líderes del Tercer Mundo a comprometerse con deudas eternas, según The New York Times. Perkins desarrolló esa tarea en Africa, Oriente y América latina, sobre todo en Ecuador y Panamá. “En el Banco Mundial me felicitaban”, aseguró. Lo especial del libro Confesiones de un asesino económico es que es una de las pocas veces en la que un alto lobbista norteamericano confiesa abiertamente las artimañas y tratos que logró en el Tercer Mundo, colaborando así con la consolidación de la hegemonía económica y política norteamericana, además de develar secretos ligados a asesinatos de presidentes latinoamericanos.
Perkins dijo que las exigencias de su trabajo en Panamá consistían en entregar préstamos millonarios al país para la construcción de megaproyectos, pero sólo provenientes de fondos de corporaciones de Estados Unidos, lo que desembocaría en la dependencia externa de este país. “Como yo fallé con Torrijos –que no aceptó mis negocios–, sabía que los chacales de la CIA le caerían encima detrás de mí”, indicó el analista norteamericano, cuyo libro figura en la lista de los más vendidos de The New York Times. “Me gustaba Torrijos”, afirmó Perkins y agregó: “Recuerdo que él me dijo: ‘Si me uno a su plan, me convertiré en un hombre muy rico, pero no me interesa’.” El presidente panameño había conseguido su reputación luego de convencer a Estados Unidos para que le devolviera el Canal de Panamá. Y era un enemigo de la CIA, porque luego de la caída de (el presidente Jimmy) Carter se negó a renegociar el Tratado y además negociaba con los japoneses para construir un canal a nivel del mar. “Es inusual que los gobernantes se resistan. En mis años de oficio sólo conocí a dos que se animaron a hacerlo: Roldós y Torrijos”, aseguró el economista. Ambos presidentes terminaron muertos.
El general panameño murió el 31 de julio de 1981, en un presunto accidente aéreo, cuando el avión en el que viajaba se estrelló en una zona montañosa al norte de la occidental provincia de Coclé, donde lo esperaban dirigentes campesinos. Moisés Torrijos, uno de los hermanos del presidente, sostuvo durante años la tesis de que el supuesto accidente fue, en realidad, un plan de la CIA denominado “Halcón en vuelo”, para impedir la proyección política revolucionaria en Centroamérica. Por otra parte, según La Prensa, el presidente Martín Torrijos, hijo del general presuntamente asesinado, ha manifestado en otras oportunidades que la muerte de su padre le causa demasiado dolor como para hacer especulaciones. Sin embargo, el diario afirmó que el mandatario tiene ensu poder el libro de Perkins, que compró durante su última visita a Washington.
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