EL MUNDO › JULIA TIMOSHENKO VUELVE EN UCRANIA
› Por Andrew Osborn *
Desde Kiev
El personaje político más carismático de Ucrania, la heroína de la Revolución Naranja, Julia Timoshenko, afirmó ayer que era la única persona que podría reavivar el destrozado sueño naranja después de que las fuerzas prorrusas aniquilaran en las urnas al presidente prooccidental del país, Viktor Yushchenko. El propio puesto de Yushchenko no estaba en juego, ya que las elecciones eran parlamentarias y no presidenciales, pero Yushchenko se enfrenta a la poco envidiable tarea de formar un gobierno de coalición desde una posición de extrema debilidad y con algunas decisiones difíciles por tomar.
A Viktor Yanukovych, el político prorruso, parece haberle ido inusualmente bien, ganando más votos que cualquier otro partido y pidiendo a gritos un lugar en el nuevo gobierno. Pero también lo pide la glamorosa Timoshenko, la mujer que jugó un rol capital en la revolución sólo para tener más tarde una amarga pelea con Yushchenko, lo que provocó que fuera despedida de su gobierno y obligada a ser oposición. Su bloque político parece haber enviado al partido de Yushchenko a un tercer lugar, un logro que ella cree que significa que debería ser primera ministra en un nuevo gobierno naranja. Se cree que Yushchenko no encuentra atractivos a ninguno de sus dos posibles socios de coalición, pero su desastroso resultado en las urnas significa que no tiene otra alternativa que optar por un matrimonio de conveniencia de algún tipo. Las primeras señales eran que Yushchenko haría todo lo que pudiera para reformar algo del gobierno naranja, haciendo una serie de penosos compromisos políticos con Timoshenko para mantener al renaciente Yanukovych fuera de funciones, pero había mucha información contradictoria y Yushchenko mantuvo un notorio silencio sobre el tema.
Todavía se estaba llevando a cabo el recuento, por la complejidad de las elecciones del domingo, pero se decía que el partido de Yushchenko había ganado un mero 16 por ciento del voto (basado en casi la mitad del recuento) porque los ucranianos habían emitido un veredicto condenatorio sobre los últimos 15 meses de poder naranja. La revolución trajo una libertad de medios sin precedentes y una vibrante escena política, pero no logró mejorar los niveles de vida o erradicar la vergonzosa corrupción de Ucrania.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.
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