Un escudo de inmunidad frente a los ataques y denuncias de todo calibre en su contra, y también ante los disparos que en los últimos días le han llegado desde su propio entorno, parece proteger al ex comandante Ollanta Humala en su marcha hacia el Palacio de Gobierno. Cuando faltan solamente 10 días para las elecciones, Humala continúa firme en el primer lugar de las encuestas. Ni la propuesta de su padre de amnistiar a Abimael Guzmán, el jefe del grupo terrorista Sendero Luminoso, ni el anuncio de su madre de fusilar homosexuales, ni la amenaza de su hermano de expropiar los medios de comunicación, que vino acompañada de una declaración a favor del fusilamiento del presidente Toledo, de su esposa y de una larga lista de políticos, ni las impertinencias públicas de algunos de sus más cercanos colaboradores –el último caso ha sido el calificativo de “hija de puta” lanzado por su ex vocero contra la esposa del presidente Toledo– han afectado a este ex militar que irrumpió en la vida política hace menos de un año y que ahora está a las puertas de la presidencia.

Una última encuesta elaborada a nivel nacional por la empresa Conecta después de las escandalosas apariciones públicas de la familia Humala confirma al ex comandante en el primer lugar, dándole incluso una ventaja ligeramente mayor que la que tenía hace una semana sobre la derechista Lourdes Flores. Según este sondeo, Humala tendría 34,3 por ciento, Flores 27,7 por ciento, mientras el ex presidente Alan García quedaría algo relegado en el tercer lugar con 20,6 por ciento. Para Hernán Chaparro, director de la encuestadora Conecta, Humala no se ha visto afectado por las impertinencias de sus familiares y de su entorno, porque “la gente que lo apoya hace un balance de los pro y los contra de Humala y se quedan con lo que perciben de él como favorable, es decir su percepción de que ordenará la situación caótica y que los ayudará a mejorar su situación personal. También es cierto que Humala ha sabido reaccionar rápidamente, marcando distancias con sus familiares.

Es muy difícil que esta tendencia favorable a Humala vaya a cambiar; para que ello ocurra tendría que suceder un hecho de un gran peso emocional que vaya en contra de esta especie de mito de héroe justiciero, dignificador, que se ha formado la gente de Humala”.

En medio del enrarecido ambiente de esta campaña, Humala denunció un posible fraude electoral contra su candidatura y desató una nueva ofensiva en su contra. Sus rivales y la prensa lo rechazaron y aprovecharon lo dicho por Humala para acusarlo de “intolerante” y “antidemocrático” Pero. Gonzalo García, candidato a vice de Humala, comentó a Página/12 que en la tienda humalista habían tomado las últimas encuestas con “mucho entusiasmo” y que el optimismo era tal que muchos de ellos estaban pensando que era “posible ganar en primera vuelta, como Evo (Morales) en Bolivia”.

Mientras todos disparan juntos contra Humala, Flores y García, que disputan entre sí un lugar en la segunda vuelta, también se atacan mutuamente. García acusó a Flores de “contratar” al ex ministro Fernando Olivera, viejo enemigo de García y candidato al Congreso, para que ponga en marcha “una guerra sucia” en su contra. Y frente a los resultados de las encuestas, García ha reaccionado declarándoles la guerra a las encuestadoras, a las que acusó de quitarle “varios puntos” a su candidatura. García aseguró tener pruebas para demostrar su acusación; sin embargo, no presentó ninguna prueba. Insólitamente dijo que las presentará luego de las elecciones. Las encuestadoras rechazaron la acusación y le exigieron que muestre las pruebas que asegura tener.