Romano Prodi, próximo presidente del gobierno italiano, anunció ayer que pondría fin a la hegemonía televisiva de Silvio Berlusconi. “En este momento existe un abuso de poder dominante que no puede ser tolerado en ningún país democrático”, dijo. Prodi acudió al palacio del Quirinal para entrevistarse con el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, quien descartó la petición de abreviar los plazos para la formación del nuevo gobierno de centroizquierda. “El cambio estará listo en la segunda quincena de mayo”, declaró Il Professore tras el encuentro.

Prodi acudió a la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera y a un programa de televisión para enunciar algunos de sus planes inmediatos. Entre ellos se destacaban la reducción de las cargas fiscales sobre las nóminas, promesa fundamental de su programa “en el plazo de un año”; la sustitución de la llamada Ley Bossi-Fini por una nueva ley más flexible con los inmigrantes y la resolución del célebre “conflicto de intereses” que caracterizó la gestión gubernamental de Silvio Berlusconi. “No habrá carriles de preferencia para nadie, ni habrá medidas destinadas a perjudicar a una sola persona”, declaró ante un grupo de corresponsales, “porque la ley debe ser igual para todos”. “Nos limitaremos a aplicar las reglas de competencia vigentes en los demás países europeos”, agregó.

“Evito siempre hablar de Mediaset (el grupo televisivo de Berlusconi) y hablo del mercado en general; me limito a decir que en este momento existe una excesiva concentración, tanto pública como privada”, explicó, en referencia al duopolio RAI-Mediaset. “No he seguido demasiado la evolución bursátil de las acciones de Mediaset, pienso solamente que hace falta una ley seria sobre la libre competencia: en este momento existe un abuso de poder dominante que no puede ser tolerado en ningún país democrático.”

Y siguió: “Hacen falta reglas. No tengo intenciones punitivas (respecto de Berlusconi), pero debemos crear una competencia abierta en el mercado televisivo que hasta ahora no existe. Cuando hay dos grupos que acaparan más del 90 por ciento del mercado y cuando la contratación de publicidad está tan concentrada como actualmente (Publitalia, de Berlusconi, ostenta una absoluta hegemonía), resulta difícil decir que existe libertad de mercado”. Las acciones de Mediaset cayeron ayer un 2 por ciento.

Retirada de Irak

Acerca de Irak, Prodi reiteró que las tropas italianas abandonarían el país dentro de este año. Prodi se reunió por la mañana con los dirigentes de los partidos de su coalición para empezar a diseñar un gabinete. En su encuentro con los periodistas no quiso dar nombres porque, dijo, aún no se había abordado esa cuestión. La prioridad para él consistía en asegurarse un cierto margen de autonomía frente al peso de los partidos, “propietarios” reales de la estrecha mayoría parlamentaria.

“Quiero que el jefe del gobierno goce de un cierto grado de libertad”, indicó. “La participación como ministros de los secretarios de los partidos no me parece necesaria, decidiremos caso por caso.” Fuentes muy cercanas al propio Prodi señalaron, sin embargo, que el líder de La Unión tenía el propósito de introducir en su gabinete a Piero Fassino, secretario general de los Demócratas de Izquierda, y a Francesco Rutelli, secretario general de La Margarita, para involucrarlos en la gestión de gobierno e imponerles una cuota de responsabilidad en la aplicación de medidas potencialmente impopulares.

Una de las grandes dudas se refería al Ministerio de Economía. Ese era un puesto crítico para la credibilidad nacional e internacional de la administración de centroizquierda. Prodi había pensado inicialmente en dos técnicos de gran prestigio, Mario Monti –ex comisario europeo de la Competencia– y Tommaso Padoa Schioppa, ex representante de Italia en elconsejo directivo del Banco Central Europeo. Ambos parecían, sin embargo, reticentes a aceptar una cartera tan delicada en una situación de inestabilidad parlamentaria, y los asesores de Prodi buscaban también un político de peso, capaz de imponerse, por autoridad o por astucia, en las previsibles revueltas de los parlamentarios del flanco izquierdo. Ayer ya se produjo una escisión irrelevante, pero simbólicamente significativa en Refundación Comunista: un grupo de militantes de tendencia trotskista abandonó la organización, tras denunciar la “rendición” del secretario general, Fausto Bertinotti –posible presidente de la Cámara de Diputados–, por su cooperación con un “gobierno antiobrero” como el de Prodi. Il Professore aseguró que no dudaba de la futura lealtad de Bertinotti: “El nuestro es un acuerdo fuerte”, aseguró.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.