EL MUNDO › HU JINTAO Y BUSH FRACASAN EN RESOLVER SUS MULTIPLES DIVERGENCIAS
Ambos presidentes no acordaban sobre Irán, Corea del Norte y la economía. Una mujer traspasó la seguridad y amenazó a Jintao.
El presidente Bush y su par chino, Hu Jintao, mantuvieron ayer una cumbre aparentemente amable, estropeada sólo por la aparición de una mujer que interrumpió los discursos en el jardín de la Casa Blanca. Sin embargo, no consiguieron ningún progreso visible en la resolución de las muchas diferencias –económicas, financieras y diplomáticas– que existen entre la superpotencia establecida y su emergente rival asiático. Después de una hora de reunión, seguida por un almuerzo oficial con 200 invitados en la Casa Blanca, el presidente Jintao declaró que su par había sido “pragmático y constructivo”. Pero en temas que van desde la actual política monetaria china y el colosal superávit que mantiene en el comercio con Estados Unidos hasta las ambiciones nucleares de Corea del Norte e Irán, los dos países se mantuvieron muy distanciados. El presidente Jintao prometió que China se esforzaría “en mejorar el tipo de cambio y le aseguró a Bush que Beijing no estaba buscando un superávit comercial excesivo con Estados Unidos”.
Pero no es probable que esto satisfaga a la Casa Blanca y a los críticos del Capitolio, que aseguran que la devaluación del yuan es la responsable del colosal déficit comercial estadounidense –200 mil millones de dólares en 2005– con China. Bush le dijo a la prensa, después de la reunión, que los dos líderes consideraban al déficit como “sustentable”. De igual manera que con Irán, el presidente estadounidense reconoció su fracaso a la hora de persuadir a su invitado para que apoye duras sanciones contra el Estado islámico, argumentado solamente que los dos países no quieren que Teherán obtenga armas nucleares. Sobre Corea del Norte, el presidente Jintao rechazó las críticas que decían que Beijing no estaba presionando suficientemente fuerte al régimen comunista de Pyongyang para que abandone la búsqueda de armas nucleares. Antes de que los dos hombres comenzaran a discutir las cosas importantes en la Oficina Oval, el presidente chino fue recibido con una ceremonia elaborada y colorida para iniciar una visita de Estado no del todo formal, aunque terminó con un saludo de diez disparos en el jardín sur de la Casa Blanca.
Los procedimientos, elaboradamente coreografiados, fueron, sin embargo, interrumpidos cuando una mujer, que de alguna manera logró entrar a un puesto de prensa, interrumpió gritando en chino cuando el invitado de Bush hacía sus declaraciones formales. “Presidente Hu, sus días están contados”, gritó. “Presidente Bush, haga que detenga su persecución a Falun Gong” (en referencia a la secta espiritual que Beijing prohibió). A pesar de haber sido emitido en vivo, el episodio fue más tarde eliminado de la cobertura del evento que hizo la televisión china. Algunos analistas lanzaron advertencias sobre que el episodio podría causar un grave enojo en Beijing, que considera que el alto perfil del viaje conlleva un reconocimiento de la importancia de China en el escenario mundial.
La mujer fue rápidamente sacada por oficiales uniformados del servicio secreto. Pero su exabrupto sólo socavó las propias palabras de bienvenida de Bush, en las que alabó los grandes logros económicos de China, aunque agregó que “podría creer de una manera aún más satisfactoria si permitiera que su gente hablara libremente y se reuniera y se confesara libremente”. Unos minutos antes, en una metida de pata protocolar separada, se refirió al himno nacional de China como al himno de la República de China –el nombre formal de Taiwan, sobre la que China reclama soberanía–. El nombre formal de China es la República Popular de China.
Afuera de la Casa Blanca, cientos de manifestantes se reunían bajo el sol de una perfecta mañana primaveral, cantando y tocando tambores mientras atacaban el historial de derechos humanos de China y sus políticas en el Tíbet, Taiwan y con el falun Gong. El presidente Jintao llegó allí después de recorrer la fábrica de aviones Boeing en Seattle, en donde aseguró que China necesitaría comprar dos mil aviones en los próximos 15 años. Les dijo a los trabajadores que los lazos entre Boeing y China demuestran el “resultado positivo” en el comercio entre los dos países.
Hoy va a la Universidad de Yale, en Connecticut –donde estudió Bush–, para dar un importante discurso, en el que se referirá a los miedos estadounidenses sobre el impacto geopolítico por el ascenso de China al status de potencia regional. Pero esas preocupaciones no serán fácilmente calmadas. No por casualidad, dos diarios estadounidenses, el Wall Street Journal y el conservador Washington Times, publicaron ayer largos artículos sobre la nueva “estrategia líder” del Pentágono, que continúa aumentado las fuerzas estadounidenses en Asia para contrarrestar la amenaza impuesta por el crecimiento militar de China.
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