Sáb 06.05.2006

EL MUNDO

Con Bolivia hay que ser “cariñoso” y no más duro porque es más pobre

En la tormenta de reacciones en Brasil por la nacionalización del gas determinada por Evo, el presidente Lula puso un límite. Pero su ministro Amorim dijo que igual defenderá a Petrobras.

Las repercusiones del anuncio de la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos continuaron ayer en los distintos países que tienen intereses en el país liderado por el indígena Evo Morales. Un sinfín de reuniones y declaraciones bañaron el día posterior a la cumbre presidencial de Puerto Iguazú, a la que concurrieron los mandatarios de Bolivia, Evo Morales; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Venezuela, Hugo Chávez, y el del país anfitrión, Néstor Kirchner. En esa reunión, convocada de urgencia para atenuar el impacto del decreto boliviano, Morales garantizó a sus vecinos el abastecimiento de gas natural, del que argentinos y brasileños son grandes consumidores. Además, se acordó que habrá negociaciones bilaterales para definir los nuevos precios. Ayer, los bolivianos ratificaron que “no hay marcha atrás” en la nacionalización, mientras hubo reuniones con autoridades españolas.

El vicepresidente Alvaro García Linera declaró ayer que Bolivia ratificó como “irreversible” la nacionalización de los hidrocarburos, aunque ofreció un “escenario estable” a los capitales extranjeros. “La inversión extranjera tendrá su ganancia razonable, pero ya no serán las ganancias gigantescas que dejaban a Bolivia sin recursos. A este país tan pobre...”, subrayó. “Hemos tomado una decisión soberana e irreversible porque necesitamos garantizar el control del salario del pueblo boliviano en las próximas décadas y requerimos que el Estado esté presente en la participación y el control de esta actividad económica fundamental”, explicó. García Linera aclaró, sin embargo, que la nacionalización “establece un nuevo escenario en el que la inversión extranjera tiene que estar presente”, aunque con nuevas reglas de juego. Al respecto, anunció el compromiso de Morales de ofrecer a los inversionistas “reglas estables y duraderas”, mediante la aprobación en el Congreso de los nuevos contratos que las petroleras suscriban con el Estado.

García Linera acompañó ayer a Morales en una reunión con una misión económica española, con la que abordó el tema de los hidrocarburos. El secretario de Estado de Asuntos Exteriores del gobierno español, Bernardino León, dio al cabo de la reunión un mensaje optimista al asegurar que entre los gobiernos de España y Bolivia “hay buena sintonía”. “Ha sido una reunión franca, cordial y positiva, donde se han abordado a fondo todos los temas que afectan a la relación bilateral”, dijo. León anunció también que tanto su gobierno como Repsol iniciarán una negociación “sobre la base de las decisiones que se han tomado en los últimos días”. “Esperemos que al cabo de los seis meses se hayan encontrado las fórmulas que ambas partes desean para que de verdad sus intereses se vean representados en los acuerdos a los que se lleguen y que las empresas puedan quedarse”, indicó.

Las repercusiones continuaban también en otro de los países más afectados por la medida: Brasil. El presidente de ese país tuvo que hacer frente a una oposición muy fuerte, de quienes le reclaman mayor dureza con La Paz tras la nacionalización de sus hidrocarburos, afectando las importantes inversiones de la estatal Petrobras en el país andino. Lula, sin embargo, fue más suave que en días anteriores. “No tengo duda alguna de que Bolivia cumplirá sus contratos (de suministro de gas natural) con Brasil”, afirmó. “Hay quienes me reclaman mayor dureza (...) Ser cariñoso resuelve más que ser duro, porque Bolivia es el país más pobre de América del Sur, y Bolivia precisa de ayuda, no de arrogancia”, enfatizó el presidente brasileño. Lula advirtió, no obstante, que “nosotros necesitamos de respeto, y ya le dije al presidente Morales que no precisaba cercar a Petrobras con el ejército”, en referencia a que el mandatario boliviano ordenó al ejército ocupar los campos petrolíferos.

Con respecto al aumento en el precio del gas, Lula afirmó que Bolivia tiene derecho a pedir un aumento en la tarifa, así como la petrolera Petrobras tiene derecho a defender sus intereses. En el mismo sentido, el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, afirmó que hay límites para el precio que Bolivia ponga al gas que vende a Brasil. “Vamos a defender el interés de Petrobras, del consumidor brasileño y del abastecimiento de Brasil”, aseguró Amorim. Y aún más, esos precios tienen un límite, que es “la viabilidad del negocio”, remató Amorim.

Los peruanos también dijeron “presente” en el debate por la nacionalización hidrocarburífera, pero no precisamente de forma fructífera. El candidato presidencial Alan García –cuyos encontronazos con Chávez la semana pasada derivaron en el retiro de los embajadores entre Perú y Venezuela– sostuvo ayer que la presencia del presidente venezolano en la reunión de Puerto Iguazú apadrinando a Bolivia “es naturalmente una arma en la sien de Brasil”.

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