Dom 04.06.2006

EL MUNDO  › HOY LOS PERUANOS ELEGIRAN A SU PROXIMO PRESIDENTE ENTRE GARCIA Y HUMALA

Votar con más miedo que esperanza

Después de una campaña marcada por acusaciones cruzadas de corrupción y violaciones de derechos humanos, Perú elegirá a su nuevo primer mandatario. Alan García, de extracción socialdemócrata, encabeza las encuestas, pero el ex comandante nacionalista Ollanta Humala se le acercó en los últimos días.

Por Carlos Noriega
Desde Lima



El sábado se apuraban los trabajos para dejar todo listo en los más de 80 mil centros de votación, a los que hoy acudirán poco más de 16 millones de peruanos para elegir al sucesor por cinco años del presidente Alejandro Toledo, cuyo mandato culmina el próximo 28 de julio, entre el ex presidente Alan García (1985-90), del socialdemócrata partido aprista, y el ex comandante Ollanta Humala, de discurso nacionalista y antiliberal.

Los peruanos se preparan para ir a las urnas en medio de un ambiente de miedo por posibles revueltas. Los temores de la población han sido alimentados por el propio presidente Alejandro Toledo, que hace unos días aseguró, sin presentar una sola evidencia, que se preparaba “un alboroto pagado” para el día de las elecciones. A ese miedo también han contribuido los dirigentes del partido aprista y la prensa, que han coincidido en asegurar que Humala encabezará un levantamiento violento en caso los resultados no lo favorezcan. Se han construido todo tipo de historias en estos días, algunas que suenan disparatadas pero que igual han calado entre los atemorizados peruanos, como aquella que habla del ingreso de decenas de agentes venezolanos armados para encabezar un levantamiento violento si Humala, el candidato apoyado por el presidente venezolano Hugo Chávez, pierde las elecciones. Humala ha negado enfáticamente que sus seguidores vayan a protagonizar acciones violentas y, aunque ha denunciado un posible fraude en su contra, el viernes le aseguró a la prensa extranjera que respetará los resultados electorales aunque le sean desfavorables.

Más de 90 mil policías y 60 mil miembros de las fuerzas armadas cuidarán los centros de votación en todo el país y patrullarán las calles enprevisión de cualquier posible desborde de violencia. “Nadie sabe lo que pueda pasar, yo he comprado una buena provisión de alimentos por si ocurren disturbios y las cosas se ponen feas. A mí no me gusta ninguno de los dos candidatos, iba a anular mi voto, pero a último momento me he decidido, con el dolor de mi alma, a votar por García, pero solamente para que no salga Humala”, nos dice Elena, una señora de unos cincuenta años, mientras termina de acomodar en su automóvil las bolsas de las compras que acaba de realizar en un supermercado de uno de los barrios residenciales más exclusivos de la capital peruana. Entre los limeños de clase alta y amplios sectores de la clase media se ha extendido un verdadero pánico ante un posible triunfo de Humala. “Si gana Humala será un desastre. No vendrán inversiones y además tendremos una dictadura, porque como todo militar ese es un autoritario. Tengo un hermano en Estados Unidos y si gana Humala estoy pensando en irme del país”, se confiesa, con el rostro lleno de preocupación, Alfredo, un economista de 32 años que trabaja como gerente en una empresa que comercializa artículos de oficina. Paradójicamente, esos peruanos de las clases más acomodadas ahora se aferran a Alan García, el ex presidente al que odiaron los últimos 20 años, como su tabla de salvación ante lo que perciben como un riesgo para sus intereses. Votar por García “con la nariz tapada”, como dijera el escritor Mario Vargas Llosa, es un concepto que se ha extendido en las zonas residenciales de Lima.

En los barrios pobres las cosas se perciben de otra manera. Ahí Humala concentra un importante apoyo, que, según las últimas encuestas, ha ido creciendo en los últimos días. Apoyo que se vuelve abrumadoramente mayoritario entre los peruanos más pobres y excluidos, aquellos que viven en medio de la miseria de las zonas andinas, en ese Perú marginado y olvidado. Aunque García, que dirige un partido de raíces populares como el APRA, también tiene fuerza en las clases populares y un importante respaldo en los sectores medios menos acomodados.

Humala ganó la primera vuelta con 31 por ciento y cerca de 900 mil votos más que García, pero ha visto diluirse esa ventaja luego de que su rival capitalizara el temor que ha despertado Humala, especialmente entre los sectores medios y altos que en primera vuelta votaron por la derechista Lourdes Flores, que obtuvo cerca del 25 por ciento. Ese miedo al ex militar parte de una extendida percepción de que un eventual gobierno suyo caería en el autoritarismo, algo que Humala se ha esforzado en negar, pero su rígido estilo castrense y su tono cuartelario para hablar no lo ayudan mucho a cambiar esa opinión. Como tampoco lo ha ayudado el abierto respaldo que le ha dado el locuaz presidente venezolano Hugo Chávez. Un apoyo que ha terminado beneficiando a García. “Chávez puede hacer perder las elecciones a Humala, porque su intervención le ha hecho perder muchos votos, que serán decisivos”, le dijo a Página 12 Luis Benavente, director del Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima.

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