Es un nuevo caso Enron, sólo que podría ser mucho peor. En la noche del martes, WorldCom, la segunda telefónica norteamericana de larga distancia después de AT&T, despidió a su director financiero Scott Sullivan y admitió que la empresa había falsificado ganancias por valor de 3850 millones de dólares. Ayer, la noticia produjo un vendaval económico internacional: Wall Street sufrió su peor caída desde los atentados del 11 de septiembre, y hubo réplicas en las bolsas de todo el mundo, incluyendo Brasil, cuya telefónica Embratel es una filial de WorldCom, y México, donde WorldCom tiene una participación en la compañía de telecomunicaciones Avantel. Desde Canadá, donde asiste a la cumbre del G8, el presidente George W. Bush se declaró “indignado” y urgió una investigación a fondo. Y el dólar siguió cayendo contra las principales monedas y especialmente el euro, que ayer superó la barrera de los 99 centavos de dólar.
WorldCom arrastró las acciones de las empresas de telecomunicaciones en todo el mundo, así como las de los fabricantes de equipos, agencias de publicidad, bancos y aseguradoras que tienen exposición a la compañía.
El índice referencial Nikkei de la Bolsa de Tokio cerró con pérdidas de un 4 por ciento, mientras que el índice de bolsas europeas FTSE Eurotop 300 entraba en caída libre. Al cierre del día, la mayoría de las bolsas registraban pérdidas: de un 1,33 por ciento en Madrid, de un 2,48 en Frankfurt, de un 2,16 en Londres y de un 1,73 en París, donde el volumen de transacciones cayó a 3561 puntos, el nivel más bajo en tres años y medio. Francia, y en parte el resto de Europa, se resintió por la combinación entre la crisis de WorldCom y el fracaso de su propia telefónica Alcatel, que anunció que va a despedir a 10.000 personas de aquí al año que viene.
Pero el efecto realmente duro ocurrió en Estados Unidos. Los mercados abrieron en pánico, con Wall Street desayunándose con una baja del 3 por ciento en el índice Dow Jones, aunque luego se recuperó, para cerrar en una leve baja del 0,07 por ciento. El índice compuesto Nasdaq cayó en picada: un 3,4 por ciento, debajo de los 1400 puntos, aunque luego se recuperó y cerró con una suba de 0,38 por ciento. “Esto es simplemente otro clavo en el ataúd de la confianza”, dijo Paul Marsch, analista de telecomunicaciones de Morgan Stanley con sede en Londres. Todas las calificadoras de riesgo bajaron la nota de WorldCom al nivel técnico por encima de la bancarrota, que es el próximo paso que se espera de lo que en su momento fue un grupo agresivo con las adquisiciones, cuya acción parecía desafiar la ley de la gravedad dentro de la euforia bursátil de finales de la década de 1990. Exactamente como Enron.
WorldCom, que este año cambió a su auditora, Arthur Andersen (a la que hace dos semanas se le retiró su licencia por obstrucción de justicia en el caso Enron), por KPMG, contactó con la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus iniciales en inglés) después de revelar que había registrado en sus libros de contabilidad gastos operativos como inversiones de capital. Esto le permitió esconder gastos, inflar el flujo de caja y registrar ganancias en forma artificial. La SEC, que ya había investigado al grupo, ordenó un informe detallado a la empresa, mientras que el diario The Washington Post informó que el Departamento de Justicia había iniciado una investigación penal. “La divulgación de WorldCom confirma que se han cometido irregularidades de contabilidad de una magnitud sin precedentes en los mercados públicos”, dijo la SEC en un breve comunicado. WorldCom, que obtiene un 89 por ciento de sus ingresos en Estados Unidos, anunció, además, que recortará 17.000 empleos, o más del 20 por ciento de su plantel, a partir de mañana. La cotización de las acciones de WorldCom fue suspendida en el mercado Nasdaq, después de que perdieran casi todo su valor en operaciones previas a la apertura, hasta casi 9 centavos de dólar. “Cuando uno mira la historia de WorldCom, y su estrategia de adquisiciones, ve que es un clásico tejemaneje. Y ésta es la época en la que a los que hacen estos tejemanejes se los conoce por lo que son”, dijo Frank Dzubeck, director de la firma de consultoría Communications Network.