Los familiares de los tres presos que se quitaron la vida en la base estadounidense, hace diez días, rechazan la versión de suicidio. Denuncian signos de tortura y falta de órganos de los muertos
Los cadáveres de tres prisioneros, que según el ejército estadounidense se suicidaron el 10 de junio en el campo de detenciones de Guantánamo, Cuba, muestran signos de tortura y ausencia de órganos. Los familiares, que rechazan la versión del suicidio, dijeron que la falta de órganos dificulta el trabajo de los forenses para determinar con precisión las causas de las muertes. George W. Bush ya se vio obligado a admitir que la prisión podría cerrarse.
El ejército estadounidense dijo que tres prisioneros –dos sauditas y un yemení– se ahorcaron en sus celdas, al parecer –según el jefe de la base– de forma coordinada, en protesta por las condiciones de detención. Los familiares dudan de esta versión y afirman que los hombres fueron asesinados. Sus restos fueron trasladados este fin de semana a sus países de origen, donde están siendo investigados de nuevo. Mohamed al Oteibi, tío de uno de los muertos el 10 de junio, dijo que descubrió en el cadáver de su sobrino, Manea al Oteibi, manchas negras en los brazos y hematomas en diversas partes del cuerpo, que demuestran que el joven fue sometido a golpizas o torturas. Al Oteibi, que además era tutor legal de su sobrino, dijo que los estadounidenses le quitaron al cadáver de su sobrino el corazón, el cerebro y otros órganos antes de enviarlo a Riad, donde el cuerpo fue sometido a otra revisión forense para constatar la causa de su muerte. El hombre aseguró que la extracción de esos órganos se hizo “para que nadie pueda averiguar la verdadera causa de la muerte”. Aunque reconoció que vio marcas alrededor del cuello de Mane –lo que podría corroborar la versión del ahorcamiento–, descartó que su sobrino pudiera quitarse la vida. “Rechazamos el informe estadounidense”, afirmó.
Talal al Sahrani, padre del prisionero Yassir al Sahrani, afirmó que vio el cadáver de su hijo antes de que se le realizara la autopsia en Riad y descubrió hematomas en la cabeza. Los golpes podrían haber causado su muerte. Al Sahrani, por su parte, señaló que por una cuestión de principios no puede aceptar el resultado de la autopsia de los estadounidenses, dado que un acusado no puede realizar una investigación independiente. Su hijo fue llevado a Guantánamo cuando tenía 17 años.
No sólo los familiares de los dos muertos sauditas dudan de la versión del ejército estadounidense. También el padre del yemení ha manifestado dudas. Naguib Ghanem, ex ministro de Salud de Yemen y miembro del partido islamista Islah, dijo al diario Al Sarq al Awsat que el cadáver de su hijo, que ya llegó a su país natal, no está completo tras la autopsia realizada en Estados Unidos, por lo que será difícil corroborar el motivo de su muerte mediante una nueva necropsia.
Los expertos de las Naciones Unidas exigieron meses atrás el cierre inmediato de Guantánamo por presuntas violaciones a los derechos humanos de los prisioneros, la mayoría de ellos encerrados bajo cargos imprecisos vinculados con supuestas actividades terroristas. En Guantánamo permanecen unos 460 presuntos terroristas, la mayoría sin acusación formal en su contra. En la cumbre que se llevará a cabo en Viena mañana, la Unión Europea insistirá en la clausura de la prisión.
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