El fin de semana, el presidente Evo Morales anunció cambios en el régimen de la coca y su industrialización con apoyo venezolano; expresó su voluntad de exportar coca al norte argentino y dijo que enviará una torta de cumpleaños hecha con harina de la “hoja sagrada” a Fidel Castro. Durante los últimos años, la erradicación del arbusto verde –bajo presiones estadounidenses– generó decenas de muertos y heridos y hoy el gobierno busca el autocontrol sindical para reducir la superficie cultivada. Morales puso a un ex cocalero como zar antidrogas: Felipe Cáceres. Desde su despacho como viceministro de Defensa Social, el ex alcalde de Villa Tunari dialogó con Página/12 sobre la nueva política de la coca de la administración indígena.

–¿Cuáles son los cambios en el régimen de la coca?

–En este momento tenemos lista la nueva estrategia de lucha contra el narcotráfico y de revalorización de la hoja de coca, que deberá ser aprobada por el gabinete. Esto implica cambios en la actual ley 1008 en dos de sus principales aspectos. Por un lado, está la interdicción del narcotráfico a través de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico para desbaratar las redes de narcotraficantes; esto implica una lucha frontal contra los precursores (químicos) para fabricar pastabase de cocaína y también una batalla contra el lavado de dinero en los bancos. La segunda parte se refiere a la revalorización de la hoja de coca, donde específicamente va a estar la regulación de la producción, comercialización, industrialización y exportación de coca, fomentando nuestra tradición e identidad cultural. Se debe priorizar el desarrollo integral y sostenible de las regiones productoras de coca.

–El presidente anunció cambios en el reglamento de comercialización...

–El reglamento que se modificó, referido a la coca en estado natural, limitaba la comercialización a los minoristas que contaban con una licencia especial para transportar coca. Pero eso impedía que los productores comercialicen sus productos y encarecía el precio. Aquellos pueden comercializar la coca directamente a los consumidores vía las organizaciones legalmente constituidas como sindicatos o comunidades, pasando por los mercados de acopio Villa Fátima (La Paz) y Sacaba (en Cochabamba). De esta forma se evita el desvío al narcotráfico.

–¿Cómo se desvía?, ¿mediante los llamados rescatistas?

–Sí, lastimosamente los rescatistas o narcotraficantes van directamente al campo ofreciendo un valor más alto por la coca.

–¿De qué modo se podría industrializar?

–Siendo sincero, creo que la visión del viceministro de la Coca y el Desarrollo Integral se limita a su industrialización como harina de coca. Como ex productor creo que se puede industrializar en cosméticos, dentífrico, chicles o caramelos de coca, incluso vino o jarabes contra la diabetes o la obesidad y pomadas contra la artritis. Pero ello requiere mayores exigencias a los productores, ya no se puede seguir usando tantos agroquímicos y debemos pasar a la coca orgánica. Y eso pasa por la concientización de los campesinos.

–Pero para exportar se necesita modificar la Convención de Viena, que considera a la coca en estado natural “sustancia controlada”.

–Para la exportación a Europa la coca debería despenalizarse a nivel internacional, pero con el Tratado de Comercio de los Pueblos que Bolivia firmó con Cuba y Venezuela los productos de coca pueden ser exportados a estos países sin problemas.

–También se busca exportar coca al norte argentino (según algunas estimaciones, actualmente se exporta ilegalmente por unos 50 millones de dólares anuales).

–Sí, en el norte argentino en este momento es legal el consumo pero no la importación. Por eso estamos trabajando de Cancillería a Cancillería para legalizar ese intercambio y así los Estados podrán tener el control, en un comercio del productor al consumidor sin desvíos al narcotráfico.

–¿Cree que ese tema estará en la agenda durante el encuentro entre Evo Morales y Néstor Kirchner el próximo 29 de junio?

–Pienso que sí, es prioridad de nuestro gobierno el tema de la exportación de coca al norte argentino.

–Según sus datos, ¿cuál es la actual superficie cultivada de coca en Bolivia?

–Hay 27 mil hectáreas, cuando deberían existir sólo 18 mil.

–¿No 12 mil como dice la ley 1008?

–Ese es uno de los aspectos que queremos cambiar. La ley 1008 establece 12 mil hectáreas para la “zona tradicional”, pero esa división entre zona tradicional, donde la coca no se trasformaría en droga, y excedentaria, donde iría al narcotráfico, no está dentro de nuestra política. Se va a fijar un límite de 18 mil hectáreas.

–¿Y cómo se va a reducir la superficie actual?

–De manera voluntaria, en consenso con las organizaciones sindicales de cultivadores de coca, con control social, como se está haciendo ahora. Se han erradicado 1400 hectáreas en el Chapare sin represión, sin violencia y respetando los derechos humanos.