Mié 21.06.2006

EL MUNDO  › VICTOR MANUEL DE SABOYA SE DECLARO INOCENTE

Príncipe, proxeneta y timbero

› Por Enric González *
Desde Roma

Víctor Manuel de Saboya fue interrogado durante cinco horas y mantuvo en todo momento su inocencia. El príncipe fue acusado de asociación para delinquir, corrupción y explotación de prostitutas. Según su abogado, Saboya respondió a las preguntas del juez y el fiscal “con firmeza y precisión”. Tras el interrogatorio regresó a la cárcel de Potenza, donde compartía celda con sus cómplices Rocco Migliardi, empresario de máquinas de videopoker, y Gian Nicolino Narducci, secretario de la antigua familia real italiana.

A diferencia del príncipe, Narducci había reconocido ante el juez que la banda había pagado sobornos.

Narducci, que fue embajador de Italia en Belgrado antes de convertirse en mano derecha de Saboya, admitió que el grupo articulado en torno del vástago real había efectuado pagos clandestinos para corromper a los dirigentes del monopolio estatal del juego, pero defendió a su jefe, quien, dijo, había sido “engañado” por personajes como Migliardi. Rocco Migliardi, en cambio, descargó toda la responsabilidad sobre Saboya, alegando que fue la “continua necesidad de dinero” de éste lo que condujo a organizar la red de corrupción.

Hoy debería comparecer ante el juez Alberto Ianuzzi y el fiscal Henry John Woodcock el dirigente de Alianza Nacional, Salvatore Sottile. El político posfascista era el presunto gestor del aparato de proxenetismo, vinculado, según el fiscal Woodcock, con la “importación” de mujeres de Europa del Este para el ejercicio de la prostitución y de favorecer en la RAI, la televisión pública, un sistema por el que las jóvenes aspirantes a aparecer en pantalla se veían obligadas a realizar favores sexuales.

El primo de Víctor Manuel, Amadeo de Saboya, tradicionalmente considerado como jefe alternativo de la dinastía real italiana, defendió a su pariente. “Es débil e influenciable, por lo que no creo que encabezara todas esas cosas de las que se habla”, declaró. Amadeo de Saboya dijo también que su familia guardaba documentos que podían explicar por qué Umberto II, el último rey, prefirió no señalar a Víctor Manuel, su primogénito, como aspirante a recuperar el trono de Roma. En una de las conversaciones interceptadas por la policía y transcriptas por los periódicos, un empresario implicado en la red, Pier Paolo Cerani, le dijo a Víctor Manuel de Saboya que Simeón Saxe Coburg Gotha, ex rey y ex primer ministro de Bulgaria, sospechoso de haber recibido dinero de la banda, quería vender una finca valorada en 100 millones de euros y llevar el dinero “al extranjero”. Simeón de Bulgaria proclamó ayer su total inocencia.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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