EL MUNDO › DICE QUE LANZARA EL MISIL A MENOS QUE HAYA ACUERDO
› Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
En una riesgosa jugada de ajedrez diplomático, Corea del Norte sugirió que detendría su planes para probar misiles de largo alcance si Estados Unidos acepta dirigir las conversaciones con el régimen comunista. Esta última maniobra de Pyongyang llega en medio de crecientes tensiones en la región. Kim Dae-Jung, un ex presidente de Corea de Sur, canceló una visita a Corea del Norte y los funcionarios del Pentágono insinuaron que, si se lanzaba un misil, Estados Unidos posiblemente intentaría derribarlo.
Por su parte, el presidente norteamericano George Bush criticó ayer a Corea del Norte. “No puede ser que regímenes no transparentes, que han anunciado que ya tienen ojivas nucleares, se la pasen disparando misiles”, fustigó. “Esta no es la forma en que se conducen los negocios en el mundo.” Los líderes europeos también le pidieron a Corea del Norte que cancelara cualquier lanzamiento, mientras China instaba a todas las partes a mantener la calma. Pero Pyongyang no muestra ninguna señal de ceder a la presión. Su gobierno sostiene que la moratoria autoimpuesta desde 1999 para probar misiles de largo alcance ya no tiene validez, ya que Corea del Norte es un estado soberano con derecho a probar sus misiles.
“Entonces deberíamos resolver el tema con negociaciones”, dijo Han Sol Ryol, vicejefe de la misión del país a las Naciones Unidas, cuando se lo consultó por las objeciones de los Estado Unidos. El misil en cuestión es el Taepodong-II, con un alcance de hasta 6000 kms y teóricamente capaz de atacar Alaska y partes de la Costa Oeste de Estados Unidos. Imágenes satelitales indicarían que el misil está listo para ser lanzado”, dijo en Viena Stephan Hadley, el asesor nacional de seguridad de Bush.
Nadie sugiere que un lanzamiento sea otra cosa que una prueba. Pero en un ejercicio anterior, en 1998, Corea del Norte disparó un misil que sobrevoló el norte de Japón y cayó en el Pacífico, provocando la airada reacción de sus vecinos. Algunos de los funcionarios de Estados Unidos han advertido que si se dispara un Taepodong-II Washington respondería con una “prueba” de su propio sistema de defensa antimisil de 11 mil millones de dólares, que actualmente está siento desplegado en Alaska y California para derribar misiles. Pero la mayoría de los analistas considera que esto es improbable porque un fracaso en la intercepción sembraría más dudas sobre un programa que ya tuvo varios reveces.
Si el lanzamiento finalmente se concreta, lo más probable es que Pyongyang pague su osadía con sanciones políticas y económicas, especialmente de Corea del Sur. En Seúl, el ex presidente Kim Dae-Jung anunció que había cancelado una visita planeada a Corea del Norte la semana que viene, un inusual contacto de alto nivel entre los dos países. Un vocero del gobierno de Corea del Sur también advirtió que un lanzamiento de misil podría poner en peligro la entrega de 358.000 toneladas de arroz a Corea del Norte, pedido al que Seúl aún no accedió.
El nuevo choque diplomático llega en un momento en que seis naciones llevan a cabo conversaciones para desmantelar el programa nuclear norcoreano. Pyongyang exige a cambio un pacto de seguridad bilateral con Estados Unidos. Washington dice que solamente aceptará este trato después de que Corea del Norte haya aceptado abandonar sus ambiciones nucleares.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère
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