EL MUNDO › ENTREVISTA A MANUEL LOPEZ OBRADOR
El líder de centroizquierda de México, Andrés Manuel López Obrador, insistió en que hubo un “fraude monumental” en las pasadas elecciones presidenciales, implicando a los poderes político y económico. El candidato solicita que se cuenten los votos otra vez.
› Por Francesc Relea *
Desde México
El aspirante a la presidencia mexicana del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, no se rinde. El dirigente izquierdista insiste en que hubo fraude electoral y no acepta el recuento de la autoridad electoral que otorgó la victoria a su rival, el conservador Felipe Calderón, por apenas 244.000 votos entre más de 42 millones. López Obrador ha solicitado que se cuenten los votos otra vez y ha movilizado a sus seguidores para conseguirlo. El Tribunal Electoral, encargado de examinar las impugnaciones, tiene la palabra.
“Aquí hubo un fraude antes, durante y después de la elección”, dice López Obrador como prólogo a su batería de acusaciones: un sistema de cómputo con un resultado preestablecido, actas falsificadas, uso de la televisión para dar cifras alteradas. La opinión pública no ha tenido acceso a pruebas contundentes de las denuncias, pero, de momento, ha conseguido mantenerse en el centro de la noticia y disputarle el protagonismo poselectoral a su contrincante.
–A las doce de la noche del 5 de julio, en pleno recuento oficial, usted abandonó la sede de su candidatura y se retiró a su domicilio. Las luces del edificio se apagaron mientras en el Partido Acción Nacional (PAN) cantaban victoria. ¿Sintió el sabor de la derrota en aquel momento?
–Sabía de antemano que me iban a dar por perdedor. Todo fue una manipulación. Mantuvieron el entusiasmo de la gente que votó por mí durante gran parte de la noche, dando unos resultados que me situaban en cabeza, para después dar el golpe. En el gráfico de la votación se observa que sólo se mueven el PAN y el PRD. El PRI no se mueve, es una línea recta. Los votos nulos no se mueven, son una línea recta. Como si el PRI fuese lo mismo en Chihuahua que en el Distrito Federal. Me fui a las doce de la noche porque sabía que horas más tarde se iba a dar el cruce, Calderón arriba y yo abajo. No quise prestarme al escarnio ante las cámaras que querían mostrar al perdedor. Los periodistas cometieron un error al afirmar: “Ya se fue a dormir”. No dormí en toda la noche. Todo es parte de un manejo mediático. Si así quieren llegar es fácil imaginar cómo van a gobernar.
–¿Cuál es su objetivo con la impugnación de las elecciones?
–Gané la elección presidencial. Estoy convencido de ello.
–El IFE (Instituto Federal Electoral) dice lo contrario.
–Sí, porque el IFE no está actuando correctamente. Gané la elección presidencial. Por eso planteo que se abran los paquetes y se cuenten los votos. Y va a resultar que él tiene votos de más y yo tengo de menos. La revisión determinará el resultado final.
–¿Pretende la anulación de las elecciones?
–No. Quiero que reconozcan mi triunfo. Por eso pido la revisión de 130.000 mesas electorales. Hemos impugnado 50.000, pero la solicitud es revisar todos los paquetes electorales y contar los votos. El Tribunal Electoral puede resolver que así sea. Además, es algo que va más allá de la aplicación de la ley, del tiempo que nos lleve o de la imposibilidad técnica de hacerlo. Lo que está en juego es la democracia y la estabilidad política del país.
–Para conseguir la impugnación usted utiliza dos vías: la legal y la movilización en la calle. ¿No es una manera de presionar al tribunal?
–Sí, como lo tienen sometido los otros, y como han sometido a los medios de comunicación, a los funcionarios electorales y a todos, porque ésta es una elección de Estado. No se cumplieron desde el comienzo los principios de equidad, legalidad e independencia.
–Esto tiene que ver con la campaña, no con lo que ocurrió el día de la elección.
–Sí, pero incluso sin tener en cuenta lo ocurrido durante la campaña, como usted plantea, gané la elección, y el día de la votación falsificaron el resultado, falsificaron números y falsificaron actas.
–Según el IFE, Felipe Calderón ganó las elecciones por una diferencia de 244.000 votos.
–Sí. Es un fraude monumental.
–¿Cómo puede probar esta afirmación?
–Tengo cómo demostrarlo. Me he referido a paquetes electorales que se han abierto, a falsificación de actas, en unos casos hay 100 o 200 votos más para ellos, 100 votos menos para nosotros. Hablamos de 130.000 mesas. Tenemos videos de varios distritos electorales donde están abriendo paquetes sin la presencia de nuestros interventores. Es ilegal, esto sólo se puede hacer si lo requiere el Tribunal Electoral. No es facultad del IFE. Quieren cuadrar el resultado metiendo los votos que no tuvieron.
–¿Aceptará la decisión que adopte el Tribunal Electoral sobre la impugnación?
–Vamos a ver. No quiero adelantar nada, porque lo que ha quedado de manifiesto en todo este proceso es que las instituciones en México no están en manos de gente con decoro. Hay un sometimiento, vivimos en una democracia ficticia y juega un papel fundamental el poder económico, que tiene mucha influencia. La derecha actúa como lo hacía el PRI. Quiero esperar. Tengo derecho a la duda.
–Es decir, deduzco que si no lo favorece, no lo aceptará.
–No, simplemente quiero esperar. No tengo por qué adelantarme, tengo mis razones para dudar.
–¿Le preocupa transmitir a los mexicanos la imagen de que usted dice una cosa y hace otra? Dijo que respetaría el resultado, que respetaba a la autoridad electoral...
–En una elección limpia y libre, en una elección democrática. Pero no estamos ante una elección democrática.
–¿Dónde se ganan las elecciones?
–En las urnas.
–¿No en la calle?
–No en la calle. Pero cuando se falsifica el proceso electoral y no hay democracia, en todo el mundo ha habido movilizaciones. En los estados de Europa del Este se ganó la democracia con movilizaciones, en España se logró la democracia con movilizaciones. Lo hizo Walesa y está considerado como un héroe de la democracia.
–En Italia hubo un resultado electoral más estrecho que en México y no hubo ni impugnaciones ni movilizaciones.
–Usted se refiere a una democracia que lleva más tiempo que la nuestra. Nosotros estamos dando los primeros pasos y vivimos un retroceso democrático. Lo poco que se había logrado se pierde por la actitud irresponsable de quienes no quieren dejar el poder porque están defendiendo privilegios. La actitud de Fox es antidemocrática. Sostuvo desde el principio que no iba a permitir que yo llegara a la presidencia. Porque para que Fox llegara a la presidencia mucha gente luchó por abrir los espacios democráticos. Tengo todos los elementos para afirmar que Fox sostuvo desde el principio que por ningún motivo iba a permitir que yo llegara a la presidencia.
–¿No es excesivo llamar traidor al presidente?
–Es preciso, es lo que le corresponde. También le digo que no sólo es eso, es la utilización del dinero público para favorecer al candidato de derecha y atacarnos a nosotros.
–Con la mano en el corazón y tal como están las cosas, ¿cree que puede ser presidente de México?
–Sí.
–¿Cómo?
–Con el procedimiento democrático. Yo gané...
–Imaginemos que el tribunal anula las elecciones.
–Primero tiene que haber un recuento y se tiene que definir quién ganó. El tribunal califica la elección.
–Pero si declara inválido el resultado en muchas mesas electorales, ¿esto no puede provocar la anulación de los comicios?
–No nos adelantemos. Lo que pedimos es el recuento. Y estoy seguro de que ganamos.
–¿Y qué pasaría si en este caso los 15 millones que votaron por Calderón hicieran lo mismo y no aceptaran el resultado?
–Están en su derecho. Veríamos lo que haríamos. Buscaría la forma de establecer una comunicación y creo que todos aceptarían que las cosas quedaran de esa manera si después del recuento hubiera un triunfador real.
–Pero si el tribunal no le da ganador, ¿usted se colocaría como líder de la oposición?
–No quiero ir hasta allá. No nos adelantemos.
–¿Tampoco contempla entrar en un gobierno de coalición?
–No, no, no.
–Calderón ha declarado que intentó contactar con usted y que no lo consiguió.
–Calderón es un pelele, un títere de un grupo muy poderoso en México y que quiere seguir devorando el país. Lo digo con todo respeto, no es un asunto personal, políticamente hablando Calderón no tiene autoridad moral y no se puede gobernar este país sin autoridad moral.
–¿No sería bueno que se sentaran a hablar?
–Que acepte que perdió y entonces hablaremos. Es un proceso fraudulento. Es un asunto muy serio que se haya pisoteado la voluntad del pueblo de México.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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