“Estábamos por salir a entrenarnos con el resto de mis compañeros cuando escuchamos varias detonaciones muy fuertes. De inmediato sonó la sirena que se encarga de avisar cuando sólo quedan dos minutos antes de que caigan proyectiles”, contó a Página/12 el ex jugador de Boca Roberto Colautti, actualmente en el club Macabi Haifa. El delantero, goleador de la Liga israelí, se mudó con todo el plantel a la capital israelí para escapar al bombardeo.

–¿Qué pasó después de las detonaciones?

–Vino a vernos el manager del equipo y nos pidió tranquilidad, pero también nos sugirió que nos fuéramos lo más rápido posible de la ciudad porque la situación estaba bastante difícil. Enseguida llamé a mi esposa Alvit, que es israelí, hice las valijas y nos fuimos para Tel Aviv. El resto de mis compañeros hizo lo mismo.

–¿Lo tomó por sorpresa el bombardeo?

–Fue sorprendente porque a la ciudad de Haifa nunca le había pasado nada parecido. Un par de años atrás sólo se había escuchado una detonación pero nada más. Ahora la situación es más difícil. De todas formas, el pueblo israelí asimila la guerra de otra forma. Las detonaciones que escuché no eran de proyectiles que cayeron ni a 100 ni a 200 metros, pero la distancia tampoco fue tan importante y la verdad es que tuve un poco de miedo y desesperación.

–¿Pensó en algún momento dejar todo y regresar a la Argentina?

–Realmente sí, pensé en volverme pero aún me quedan dos años de contrato. De todos modos, cuando nos fuimos de Haifa hacia Tel Aviv e hicimos 50 minutos de viaje en auto, la situación cambió completamente, todo era diferente y eso me transmitió seguridad.

–Seguramente conoce a otros argentinos. ¿Qué piensan ellos sobre la situación que se vive por estos días?

–Por suerte me veo bastante seguido con varios compatriotas. Pero ellos, como hace varios años que viven en Israel, se toman todo de otra manera. Confían mucho en el ejército y entienden que estos problemas se solucionarán rápidamente.

–¿Y qué se puede decir de Israel militarmente?

–En todas las ciudades hay bases militares. Por ejemplo, Haifa es una ciudad con puerto y su fuerza marítima es verdaderamente muy fuerte por tratarse de la tercera ciudad más importante de Israel.

–¿Cómo se vive la guerra en Tel Aviv, donde se encuentra actualmente?

–La vida se desarrolla con normalidad. No se para el país por el tema de la guerra ni nada por el estilo. Eso sí, los israelíes son mucho menos pacientes que nosotros.

–¿Se puso a pensar qué ocurriría, por ejemplo, si las mismas detonaciones se hubieran escuchado en Lozada, el pueblo cordobés donde usted nació?

–Uff... Sería muy difícil. Se paralizaría el país. Acá, en cambio, el clima hostil es constante.

–Cuando llegó al país por primera vez, ¿se le acercó alguien para transmitirle seguridad?

–No, para nada. Acá la guerra se vive como algo normal. En Argentina, quizás, hay mucho prejuicio por esta situación.

–¿Usted ya perdió esos prejuicios?

–Recién después, que me tocó vivir, que me shockeó bastante, me cambió un poquito la imagen que tenía de este país.

–¿Piensa seguir viviendo en Tel Aviv si el conflicto se prolonga?

–Mañana (por hoy) estoy viajando a Austria junto al resto del plantel para hacer una minipretemporada, que ya estaba planeada. De todos modos, creo que llegó en un momento muy oportuno. El próximo 8 de agosto tenemos que jugar la ronda preliminar de la Liga de Campeones pero aún no sabemos, a partir de este conflicto, si el 20 de agosto va a comenzar el torneo de Primera División en Israel.

Entrevistó: Carlos Altea