EL MUNDO › SE CUMPLIO UN MES DEL SECUESTRO DEL SOLDADO ISRAELI EN GAZA
Israel redobló los bombardeos sobre Beirut, matando a siete libaneses y a dos observadores de la ONU. También sitió Bint Jebel, donde 20 milicianos y un jefe murieron en combate. La guerrilla atacó Haifa, causando un muerto, y Rice se reunió con Olmert y Abbas.
Ayer se cumplió el día 31 de la guerra de Medio Oriente, pero la situación sigue igual. Israel redobló los bombardeos en Beirut y sitió la ciudad de Bint Jebel, el principal bastión de la milicia chiíta Hezbolá en el sur del Líbano, mientras continuó los bombardeos en la Franja de Gaza, donde realiza una ofensiva desde hace un mes, después de que el 25 de junio militantes palestinos capturaron a un soldado israelí. La diplomacia también siguió su curso, pero sin éxito. De visita en Israel y los territorios palestinos, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, aseguró que es tiempo de un “nuevo Medio Oriente” sin violencia, llamó a un cese del fuego permanente, pero no pidió a Israel que detenga la ofensiva, como reclama la mayor parte de la comunidad internacional.
En el día 14 de la ofensiva en el Líbano, al menos cuatro grandes explosiones se escucharon en el sur de Beirut, y los canales de televisión mostraron imágenes de una densa nube de humo que se elevaba por sobre las zonas atacadas. La aviación israelí bombardeó en seis ocasiones el barrio de Haret Hreik, donde se encuentra el cuartel general del Hezbolá, y el ejército israelí anunció la muerte del jefe militar de ese grupo fundamentalista en el sur de Líbano, Abus Jar, durante un enfrentamiento en el sector de Maroun al Ras, cerca de la frontera.
Israel siguió avanzando en el frente terrestre y tomó otra ciudad libanesa. El ejército israelí informó que fuerzas de infantería, apoyadas por aviones y vehículos blindados, sitiaron la localidad de Bint Jebel, el principal bastión de Hezbolá, clausuraron sus accesos y tomaron varias casas de los suburbios. Sin embargo, aclararon que los combates continuaban. Un vocero militar israelí afirmó que entre 20 y 30 milicianos de Hezbolá murieron en los combates en Bint Jebel, pero no explicó si se suman o incluyen a los diez que el ejército dijo haber matado el lunes. El grupo islamista desmintió esa información y dijo que sólo dos de sus milicianos murieron ayer en combates, pero no precisó dónde ni cuándo.
Además de buscar avanzar en su ofensiva, Israel anunció ayer que las tropas de su país establecerán una zona de seguridad libre de Hezbolá en el sur del Líbano que ocuparán hasta la eventual llegada de una fuerza multinacional, una vez logrado un cese de hostilidades con el grupo islamista. “En este momento estamos empeñados en construir una nueva franja de seguridad de nuestras fuerzas, con capacidad de fuego hasta la llegada de otras fuerzas que deberán ocuparla”, dijo el ministro de Defensa, Amir Peretz.
Los ataques siguieron también en otras ciudades. Siete civiles, tres de ellos miembros de una misma familia, murieron en un bombardeo israelí contra dos casas en la localidad de Nabatiye, en el sur del Líbano. Hezbolá no se quedó de brazos cruzados y volvió a lanzar cohetes contra Israel, especialmente a la ciudad de Haifa, en ataques que provocaron un muerto y 25 heridos.
Entre los muertos de ayer no se contaron sólo soldados o civiles, sino también personal de Naciones Unidas. La ONU confirmó la muerte de dos observadores militares pertenecientes a la Fuerza Interina del organismo (Unifil) y la desaparición de otros dos, que presumiblemente estén muertos, por un ataque aéreo israelí en la base de observación de la localidad de Khiam, en el sur del Líbano. El secretario general Kofi Annan expresó su consternación por el ataque. “Estoy conmocionado y profundamente desolado por el ataque deliberado de las Fuerzas de Defensas Israelíes contra un puesto de observación de la ONU”, declaró Annan, quien pidió una exhaustiva investigación sobre el hecho. “Hago un llamamiento al gobierno de Israel a que lleve a cabo una investigación sobre este incidente perturbador y exijo que detenga cualquier otro ataque dirigido a posiciones y al personal de la ONU”, afirmó el secretario general.
La diplomacia también tuvo su espacio ayer, ya que la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, se reunió por separado con los mandatarios de Israel, Ehud Olmert, y de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas. “Es tiempo de un nuevo Medio Oriente. Es tiempo de decir a aquellos que no quieren un Medio Oriente distinto que nosotros prevaleceremos, ellos no”, dijo Rice en Jerusalén, donde insistió en la necesidad de alcanzar un alto el fuego permanente en la región que permita una paz estable y duradera. La jefa de la diplomacia norteamericana respaldó sin embargo la ofensiva bélica israelí en Líbano y en los territorios palestinos, mientras rechazó la petición de Abbas de que forzara un alto el fuego inmediato. Por su parte, el premier israelí reafirmó que su país continuará con la ofensiva que lanzó en el Líbano contra Hezbolá el 12 de julio, después de que ese grupo islamista mató a ocho soldados israelíes y capturó a otros dos.
La gira diplomática que Rice comenzó el lunes en el Líbano precede a la conferencia internacional de Roma del llamado Grupo del Líbano, integrado por Francia, Reino Unido, Italia, la Unión Europea, Estados Unidos, Egipto y el Banco Mundial, que se celebrará hoy. Asimismo, está prevista la participación del secretario general de la ONU, de delegaciones de varios Estados de Medio Oriente, incluido el propio Líbano, y delegaciones ministeriales de España, Alemania, Rusia, Canadá y Turquía. El objetivo de esa conferencia es buscar soluciones a la crisis humanitaria en el Líbano y una fórmula de acuerdo para proponer a las partes implicadas en el conflicto.
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