EL MUNDO › EL NUEVO PRESIDENTE PROMETIO BAJARSE EL SALARIO E IMPULSAR UNA REFORMA DE ESTADO
En un discurso que no abundó en detalles de lo que será su política exterior, García habló de la “unión sudamericana” y prometió austeridad fiscal, transparencia y reformas en el sistema político. Hubo reuniones con Morales y Bachelet.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
Con un discurso de más de una hora y media, el líder de la socialdemócrata Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra), Alan García, asumió a los 57 años, por segunda vez, la presidencia del Perú, en una ceremonia en la que destacaron las ausencias de los presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez.
García, que juró el cargo frente a ocho presidentes latinoamericanos, decidió colocarse él mismo la banda presidencial, tarea que debía haber cumplido la presidenta del Congreso, Mercedes Cabanillas, también del partido aprista. Minutos antes del mediodía comenzó su extenso discurso de investidura, en el que anunció que renegociará los contratos de explotación de gas con el consorcio empresarial Camisea, del que forman parte las empresas argentinas Plus Petrol y Techint, para bajar el precio del gas doméstico, pero no se refirió a los cuestionamientos a Camisea por las deficiencias en la construcción de un gasoducto que lleva el gas desde la selva hasta la costa peruana.
García puso el énfasis en una política de austeridad para disminuir el gasto público, centrada en la reducción del sueldo presidencial de 42 mil soles (unos 13 mil dólares) a 16 mil soles (5 mil dólares) y de los sueldos de los ministros y congresistas. Criticó el manejo económico del saliente presidente Alejandro Toledo por no haber distribuido el crecimiento económico entre los más pobres y admitió que el Perú había votado por un cambio. Pero no anunció cambios de fondo en el modelo económico y, por el contrario, dejó la clara sensación de que mantendrá la política neoliberal de Toledo.
Ausente Kirchner, el gobierno argentino estuvo representado por el vicepresidente Daniel Scioli. La ausencia de Kirchner, como informara Página/12, se conoció apenas 24 horas antes de la ceremonia de toma de mando y desató las especulaciones sobre un distanciamiento entre el presidente argentino y el nuevo presidente peruano. “La ausencia de Kirchner es un gesto que anuncia un enfriamiento de las relaciones entre los dos países, que históricamente han sido muy estrechas, y eso es preocupante. La inasistencia de Kirchner probablemente es una forma de tomar distancias de los ataques de García a Hugo Chávez. García está en una lógica muy distinta de la orientación de centroizquierda de Kirch-
ner y, después de Chávez, probablemente es con el presidente argentino con quien García tiene mayores diferencias en la región”, le señaló a este cronista Ramiro Escobar, analista internacional del diario Perú 21.
Sí estuvieron en Lima la presidenta chilena, Michelle Bachelet, quien se reunió en la tarde de ayer con García en Palacio de Gobierno y el mandatario boliviano Evo Morales, que también se reunió en privado con García. Morales además mantuvo un encuentro con Ollanta Humala, el líder nacionalista que perdió las elecciones ante García, y aprovechó su presencia en Lima para pedir el apoyo del Perú en la búsqueda de una solución a su histórico reclamo a Chile por una salida al mar. Bachelet le respondió rápidamente asegurando que para su país ése es un tema bilateral entre Chile y Bolivia. En su discurso, García le dedicó apenas unos pocos minutos a lo que será su política internacional. Se limitó a decir que trabajará por la formación de “la unión sudamericana” y por la consolidación de la Comunidad Andina, en crisis desde el retiro de Venezuela.
García resumió lo que serán sus principales medidas de gobierno en cinco puntos:
- Reconstrucción del Estado y del sistema político a través de la austeridad en el gasto recortando los sueldos de los altos funcionarios.
- Creación de empleo a través de la atracción de inversiones.
- Rescate de los derechos laborales como la jornada de las ocho horas.
- Descentralización de la burocracia estatal y disciplina fiscal.
- Mejora de la seguridad ciudadana.
García cerró su discurso reivindicando la cuestionada actuación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la subversión armada, por la cual decenas de militares están denunciados por torturas, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales.
“Ha sido un discurso desordenado, confuso y pobre, algo que sorprende teniendo en cuenta la gran capacidad oratoria de García. Lo que queda claro de su mensaje es que continuará con la política neoliberal de Toledo. Sólo hay para rescatar su oferta de austeridad, que es más bien algo simbólico pero importante, y los anuncios de descentralización. El mensaje tuvo muchas omisiones, como el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, la creación de un impuesto a las sobreganancias de las transnacionales que ofreció en su campaña, pero que ya no menciona o la renegociación de contratos con las transnacionales, excepto el caso de Camisea, que explotan los recursos naturales, para que dejen una mayor contribución económica al Estado porque lo que dejan ahora es muy poca”, le señaló a Página/12 el analista político Alberto Adrianzén.
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