A raíz de una “crisis intestinal con sangrado”, el presidente cubano debió delegar por primera vez el poder en forma transitoria en su hermano Raúl y anoche estaba siendo operado.
Por primera vez en la historia de la Revolución Cubana, Fidel Castro delegó anoche provisionalmente sus cargos como líder del Partido Comunista (PC) y de la nación. Obligado por un grave problema intestinal, Castro cedió el mando al segundo hombre del régimen, su hermano Raúl, para poder operarse de urgencia. Según el comunicado oficial, la causa del nuevo deterioro médico fue el “enorme esfuerzo” que realizó durante su reciente visita a Argentina, para la Cumbre del Mercosur, y en los actos de la semana pasada en la isla por la conmemoración del asalto al cuartel Moncada, la primera acción militar de la resistencia cubana, que tres años después terminaría con la revolución de 1959. “Días y noches de trabajo continuo sin apenas dormir dieron lugar a que mi salud, que ha resistido todas las pruebas, se sometiera a un estrés extremo y se quebrantara”, explicó el veterano dirigente cubano en el comunicado.
En el comunicado, firmado por el propio Fidel y leído en la televisión pública por su secretario, Carlos Valenciaga, se adelanta que la operación obligará al líder cubano a hacer reposo durante varias semanas, lejos de sus responsabilidades cotidianas. “Una crisis intestinal aguda con sangramientos sostenidos que me obligó a enfrentar una complicada operación quirúrgica”, se explica en el texto leído por el funcionario cubano. No es la primera vez que Fidel tiene problemas de salud, sin embargo, hasta ahora nunca había delegado sus cargos. Desde el triunfo de la revolución, Castro ocupa, entre otras funciones, la de primer secretario del PC cubano, presidente del Consejo de Estado y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Todos estos cargos recaerán provisionalmente en su hermano. Fidel también se ocupaba personalmente de otras áreas como Salud, Educación y Energía. En estos cargos secundarios, el líder cubano decidió delegar el trabajo en importantes figuras del buró político del PC, entre ellos el canciller Felipe Pérez Roque.
Castro también ordenó que se mantuviera la convocatoria y que continuaran los preparativos para la Cumbre del Movimiento de los Países No Alineados, que se realizará el mes próximo en La Habana. Los festejos para su cumpleaños número 80, previstos para el 13 de agosto, en cambio, fueron pospuestos para el 2 de diciembre.
Desde hace varios años, los grupos anticastristas residentes en Miami y el propio gobierno de los Estados Unidos vienen diseñando planes para cuando se produzca la muerte de Castro. Esos planes son presentados con el eufemismo de “Planes para la Transición Democrática” y consisten en su mayoría en el financiamiento de grupos opositores de la isla y de Miami, y en la intensificación del bloqueo comercial que mantiene la Casa Blanca sobre Cuba desde hace varias décadas. El Congreso estadounidense tiene que aprobar en las próximas semanas la mayor partida presupuestaria destinada a la oposición en la isla.
Al bromear sobre estos planes, en el último acto público en el que participó, el 26 de julio pasado durante la conmemoración del asalto al cuartel Moncada, Fidel Castro dijo que “nuestros pequeños vecinos del Norte no deben temer, no estoy planeando gobernar hasta los cien años”. En una larga entrevista, el periodista Ignacio Ramonet, de Le Monde Diplomatique, le preguntó sobre el futuro de Cuba cuando se haya muerto. El veterano dirigente cubano aseguró que la revolución ya no depende de él y que las nuevas generaciones fueron incorporadas en la primera línea del gobierno revolucionario.
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