Vie 11.08.2006

EL MUNDO

Primeras grietas en la coalición que apoya la guerra en Israel

El partido Meretz, de centroizquierda, que había acompañado la decisión del gobierno de ir a la guerra, se pronunció en contra de la ampliación de la ofensiva. Algunos laboristas también. La protesta de Meretz y Paz Ahora.

› Por Sergio Rotbart
Desde Tel Aviv

El partido Meretz (centroizquierda) y algunos diputados del Partido Laborista, que hasta ayer apoyaron el accionar militar israelí en el Líbano, se pronunciaron abiertamente en contra de la ampliación de la ofensiva terrestre aprobada por el gabinete de defensa. De esta manera se ha fracturado el consenso político casi monolítico en torno de la guerra que caracterizó a los sectores sionistas desde el inicio del conflicto. Meretz y miembros del movimiento Paz Ahora organizaron una manifestación de protesta frente al Ministerio de Defensa, en Tel Aviv, bajo la consigna “Parar la guerra, llegar a logros diplomáticos”.

Yosi Beilin, titular de Meretz, señaló que “en lugar de aprovechar la oportunidad y permitirle al Líbano emplazar su ejército en el sur del país, Israel ingresa profundamente a la trampa del Hezbolá hacia una guerra terrestre de desgaste”. Beilin aseguró que, también cuando el ejército llegue hasta el río Litani, “Hezbolá seguirá siendo una organización terrorista armada con proyectiles; ni el gobierno ni el ejército nos dijeron que tienen un programa para eliminar físicamente toda la capacidad balística de la milicia chiíta”. El dirigente, uno de los principales artífices de los Acuerdos de Oslo, advirtió: “Una vez conquistado el Litani, dentro de un mes y medio, y con un altísimo precio de soldados y ciudadanos, van a decir: ‘Un momento, nos faltan unos cuantos metros, unas cuantas colinas por conquistar’”.

Hasta ahora, la protesta antibélica estuvo encabezada por los movimientos de la izquierda radical y los partidos árabes, mientras que Meretz y el movimiento Paz Ahora, es decir la izquierda sionista (tal como se autodefinen sus propios representantes), se abstuvo de participar en las manifestaciones contra la reacción militar israelí. A partir de la reciente decisión del gobierno tendiente a ampliar la ofensiva terrestre en el sur del Líbano, también los sectores de centroizquierda rompieron el dique de contención consensual y llamaron a manifestar en contra de la continuidad de la guerra.

Amos Oz, AB Yehoshua y David Grosman, tres de los escritores israelíes más destacados y reconocidos, tanto en su país como en el exterior, constituyen una suerte de “gurúes” de la izquierda sionista y de sus posiciones negociadoras en el conflicto con los palestinos. En esta guerra, sin embargo, apoyaron la vía militar del gobierno de Israel por considerarla una estrategia de autodefensa legítima y justa. Pero el pasado domingo dieron a conocer una solicitada que llamaba a un inmediato cese de fuego y a emprender la vía de las negociaciones diplomáticas. David Grosman es ahora uno de los organizadores de los actos de protesta que se extendieron ayer, tras la decisión oficial de ampliar la ofensiva militar en el Líbano. El escritor explica: “Apoyé la reacción israelí dado que es totalmente justificado responder de manera clara y fuerte en la primera etapa, se trata de la consumación del derecho más básico. Pero todo lo que ocurrió después se complicó demasiado. Hoy nos encontramos ante una situación que se transformó en una pesadilla para todos nosotros. El ejército israelí vuelve masivamente al Líbano. Yo le temo a la lógica cruel de la fuerza que genera más fuerza y odio. Tengo miedo de lo que le ocurrirá a Israel luego de este conflicto: inevitablemente seremos mucho más militaristas y prepotentes. Nosotros aún no comenzamos a estimar la potencia del cambio profundo que tendrá lugar aquí”.

La preocupación no es notoria solamente entre los representantes de Meretz y de Paz Ahora, sino que –aunque de manera más solapada– puede percibirse en muchos diputados del Partido Laborista. Algunos de ellos,como Ami Ayalon (uno de los principales promotores del Acuerdo de Ginebra), se oponen a una estrategia militar ampliada e incluso le transmitieron su rechazo a Amir Peretz, el titular del laborismo y ministro de Defensa. A Dany Yatom, diputado del mismo partido, se lo escuchó preocupado ante lo que definió como “una mala alternativa”. Incluso la ministra de Educación (laborista, identificada tradicionalmente con Paz Ahora), Yuli Tamir, no logró ocultar su gesto de malestar cuando explicó en una entrevista televisiva su respaldo a la resolución del gabinete de defensa. “La expresión de su rostro delata sus verdaderos sentimientos”, observó el entrevistador. Tamir no lo desmintió.

En el otro extremo del mapa político, la derecha manifestó su conformidad con la profundización de la opción militar. “¡Hay que ir hasta la victoria!”, dijo exultante Benjamin Netanyahu, el titular del Likud y líder de la oposición ultranacionalista. Netanyhau sostuvo que “Israel, el pueblo judío y el mundo civilizado están librando un combate contra el fascismo fundamentalista islámico y contra su principal creador y difusor, Irán, cuyo objetivo es destruir al Estado de Israel”. El diputado Efi Eitam (Unión Nacional-Partido Religioso Nacional) definió la decisión del gabinete como “valiente e inevitable a la luz de los ataques de Hezbolá contra el norte”. Y aclaró que “no hay guerras alegres, pero el ejército tiene la obligación de vencer y otorgarle a Israel la victoria”.

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