Kofi Annan ha atravesado ya el Ecuador de su gira por Medio Oriente en busca de apoyo al alto el fuego entre Israel y Hezbolá. En tan sólo siete días, el secretario general de la ONU ha visitado Líbano, Israel, Jordania, Siria, Irán, Qatar y Arabia Saudita. Este diplomático africano de 68 años conversó con este diario en Doha, recién llegado de Irán.

–Las etapas más difíciles de su viaje han quedado atrás. ¿Está ahora más cerca de lograr sus objetivos?

–Estoy muy esperanzado por las conversaciones que he tenido durante el viaje y por el apoyo generalizado al cumplimiento de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad.

–La tregua parece aún muy frágil. ¿Hay peligro de que los combates se reanuden?

–Debemos adoptar medidas muy concretas para estabilizar la situación. Una es desplegar las tropas internacionales lo más rápido posible para lograr que los israelíes se retiren. Mientras permanezcan en la zona, algunos libaneses pensarán que su tierra está ocupada, y algún error de cálculo, o alguna acción por parte israelí, puede provocar una reacción no deseada. Cuando contemos con una fuerza creíble sobre el terreno, y cuando digo creíble estoy pensando en 5000 soldados internacionales, Israel debería retirarse, sin necesidad de esperar a que el despliegue de los 15.000 se complete. También hay que crear un clima de confianza mutua, por ejemplo levantando el bloqueo israelí sobre Siria, así como avanzar en la liberación de los soldados israelíes capturados por Hezbolá y de los presos libaneses en Israel.

–¿Siguen llegando armas a Hezbolá a través de la frontera siria?

–Me han llegado denuncias insistentes sobre el asunto, pero no tengo pruebas concluyentes de que así sea. La mejor manera de resolver la cuestión es garantizar que la frontera sea segura: prestaremos nuestro apoyo al reforzamiento de los controles fronterizos en ambos lados.

–Israel ha rechazado su petición de levantar el bloqueo aéreo y marítimo sobre el Líbano. ¿Espera que los israelíes cambien pronto de opinión?

–Tengo contactos al respecto con Estados Unidos y espero que lo hagan lo antes posible. El bloqueo es insostenible.

–Da la impresión de que el gobierno de EE.UU. ha adoptado una actitud de espectador ante todo lo que está sucediendo. ¿Cómo puede Washington ayudar a consolidar el alto el fuego?

–Por razones obvias, EE.UU. no puede enviar tropas, pero ejerce una influencia considerable sobre los israelíes y sobre otros en la zona. Si EE.UU., los demás países clave y la ONU trabajamos juntos, podremos conseguirlo. Es el caso de los europeos, que han aceptado desempeñar un fuerte liderazgo.

–En Teherán, usted le pidió al presidente, Mahmud Ahmadinejad, un gesto de buena voluntad hacia las potencias occidentales para resolver la crisis nuclear. ¿Qué le respondió?

–Hay una profunda desconfianza y muchos malentendidos. Los 5+1 (grupo formado por los miembros permanentes el Consejo de Seguridad de la ONU –China, EE.UU., Francia, Reino Unido y Rusia– más Alemania) no confían en Irán, y los iraníes me dicen que ellos también han perdido la confianza en la otra parte. Los iraníes argumentan que la suya es una propuesta seria que merece la pena ser estudiada. Y me aseguran que no buscan armas nucleares, que sus intenciones son pacíficas y que tienen derecho al conocimiento científico.

–¿Cree usted que presionar demasiado a los iraníes puede ser contraproducente?

–Debemos ser muy cuidadosos y evitar dar pasos que lleven a un enfrentamiento.

–¿Se refiere a sanciones?

–Esa es una de las posibilidades, pero como secretario general no puedo decir nada al respecto, ya que el Consejo ha debatido la posibilidad de adoptarlas, pero no las ha aprobado. No estoy seguro de que vaya a hacerlo, debido a la oposición de Rusia y China. Lo fundamental es que debemos evitar el enfrentamiento. La solución viable es la negociación.

–Irán trata de convertirse en un agente de primer orden en la esfera internacional. ¿Qué papel cree usted que los iraníes deben desempeñar en el mundo?

–Es importante que adopten un papel constructivo y eficaz en esta zona para ayudar a estabilizarla. También deberían cooperar con instituciones como la que yo dirijo para resolver cuestiones que a ambos nos preocupan; por ejemplo, la reconstrucción del Líbano. La percepción generalizada es que Irán está actuando individualmente, dando dinero a Hezbolá. En mis conversaciones en Teherán he pedido a los iraníes que trabajen con otros países en la reconstrucción. Aceptaron mi petición, y esa actitud es de gran ayuda. También pienso que la comunidad internacional debe contar con Irán, no aislarlo.

–Pero muchos en Occidente ven a Irán como una amenaza...

–Quizá sea por el auge del Islam en el mundo. Irán es un país cada vez más activo y tiene una idea muy clara de cuál debe ser su papel en el mundo. La firmeza en la cuestión nuclear les ha hecho ganar apoyos en muchos países. Los iraníes han adoptado un papel muy activo, recabando apoyos por todo el mundo. Además, su posición de firmeza y su enorme autoestima coinciden con un momento de cierta tensión entre Occidente y el Islam. En mis conversaciones, los iraníes me han asegurado que sus acciones no son antioccidentales, que sólo están respondiendo a la intimidación y a tácticas amedrentadoras.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.