EL MUNDO › LA PARTIDIZACION DE LA BANDA DE SAN PABLO SE METE EN EL DEBATE
El tráfico de armas, drogas y robo de bancos dotó a la banda Primer Comando de la Capital (PCC) de suficientes recursos como para hacer proselitismo. A un mes de los comicios, ya ha contaminado la disputa entre Lula y el gobierno paulista.
› Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
La campaña electoral brasileña es poco menos que soporífera, son mayoría los electores que apagan el televisor cuando comienza la publicidad política. Por lo pronto, ninguna propaganda del Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), punteros en las encuestas, fue tan comentada como el comunicado de la banda Primer Comando de la Capital (PCC) difundido por la TV Globo.
La proclama del cartel que regentea las cárceles paulistas fue leída por un joven encapuchado que enumeró las humillaciones sufridas por los 140 mil presos paulistas y advirtió que la guerra contra el Estado apenas comenzó. Lo mismo que ha repetido Marcos Williams Herbas Camacho, “Marcola”, capo del PCC, luego de que en mayo se iniciara una de ataques contra objetivos civiles y policiales que dejaron cientos de muertos.
El DVD se divulgó el 13 de agosto, dos días antes del inicio de las campañas televisivas, nuevo indicio de que el crimen busca, mediante acciones terroristas, contaminar la disputa. Y lo ha hecho con eficacia: empujó a los gobiernos federal y paulista a una polémica que ambos evitaban. Funcionarios paulistas acusaron al PT de complicidad con los bandidos. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva apuntó la incompetencia de las autoridades provinciales y ofreció la colaboración del ejército, una propuesta criticada por efectista. Para algunos especialistas no es con tanques como se resuelve la crisis. Recuerdan el fracaso, meses atrás, de la militarización de Río de Janeiro, donde tras el repliegue castrense los narcos retomaron el control de las favelas.
El bando transmitido por la mayor cadena televisiva –que así evitó el asesinato de un reportero secuestrado– refuerza la interpretación de que el PCC hace al mismo tiempo proselitismo hacia la opinión pública y su “electorado cautivo” en los 144 presidios paulistas. Es allí donde está recluida su cúpula, la que estaría recomendando el voto hacia algunos candidatos así como el veto de otros. Si cada preso influye en su entorno familiar, eso significaría unos “300 mil votos”, especuló la revista Carta Capital. Desde 1994 y gracias a la política de tolerancia cero aplicada en San Pablo, la población carcelaria creció el 300 por ciento.
El fin de semana fue incautado un arsenal con 3000 armas por la policía antidrogas de Paraguay que podrían tener como destino San Pablo. El tráfico de armas, drogas y robo de bancos han dotado al PCC de recursos suficientes como para financiar varias campañas proselitistas. Según el semanario Carta Maior, Claudio Bravos, miembro de la Orden de Abogados de Brasil (OAB), habría hecho contactos con la gavilla buscando respaldo para su postulación a diputado. El sociólogo Ignacio Cano afirma que se trata de una práctica habitual en Brasil, donde varios congresistas han alcanzado sus bancas gracias al financiamiento del hampa.
Cano propone ir a fondo en el debate sobre la posible partidización del PCC y postula una revisión de la legislación que prohíbe votar a los presos. No hay “nada de negativo” en que los infractores de la ley puedan escoger representantes. Y agrega: los legisladores así electos deberían rendir cuentas a sus representados, sería una forma republicana de contrato político que, indirectamente, restaría poder al PCC, conocido por la violencia con que manda en las cárceles.
“Conseguimos lo que la guerrilla no consiguió: el apoyo de la población carente. Los chicos que hoy fuman y venden marihuana mañana serán millones de adolescentes que matarán a los policías en las esquinas. Ya pensaron lo que serán millones de adolescentes y desocupados en armas.” Por la forma en que mezcla crimen y fraseología revolucionaria, la afirmación podría ser del líder del PCC, “Marcola”, un mafioso mitómano. Pero fue dicha hace años por William Lima da Silva, “el profesor”, el fundador del carioca Comando Vermelho.
En las cárceles de la dictadura, Lima da Silva, detenido por delitos comunes, trabó amistad con presos políticos que lo familiarizaron con la literatura revolucionaria. Se dice que entre los tantos militantes que adoctrinaron bandidos en los ’70 había un refugiado de la dictadura chilena. Actualmente la Policía Federal investiga a otro chileno, el guerrillero Mauricio Hernández Norambuena, del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, preso en una cárcel paulista junto con algunos jefes del PCC. El periodista Bob Fernades escribió que las autoridades sospechan que Norambuena haya transmitido rudimentos de táctica guerrillera a sus compañeros brasileños. Para los investigadores, el secuestro del reportero y la transmisión televisiva de una suerte de manifiesto político del PCC tiene la huella de Norambuena, conocido por sus acciones espectaculares. En una de ellas, hace 10 años, se fugó en helicóptero de una cárcel de máxima seguridad chilena.
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