EL MUNDO › MIENTRAS BUSCA APOYOS PARA SANCIONAR A TEHERAN, REDOBLA LA OFENSIVA DIALECTICA
Sigue la escalada verbal entre el presidente de Estados Unidos y el régimen de Mahmud Ahmadinejad. Ayer Bush dijo que no permitirá una bomba atómica iraní y presentó un documento que acusa a Irán y Siria de apoyar el terrorismo. Respuesta de los demócratas.
George W. Bush comparó ayer a las autoridades de Irán con el grupo terrorista Al Qaida y calificó de tirano al presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad. El mandatario estadounidense ya no repara en los calificativos y no duda en subirle el tono a la crisis entre las potencias occidentales –lideradas por Estados Unidos– y Teherán. La campaña mediática de la Casa Blanca llega en medio de arduas negociaciones en el seno del Consejo de Seguridad para consensuar qué tipo de sanciones se le aplicará a Irán, si es que se le aplica alguna, ya que el jueves pasado venció el plazo que le había impuesto la ONU para suspender su programa nuclear. La oposición demócrata, en tanto, cuestionó a las políticas de Bush y aseguró que ahora el país es más inseguro.
En el marco de una serie de discursos sobre la guerra contra el terrorismo, de cara a ganar apoyo para las elecciones legislativas de noviembre próximo, Bush hizo un repaso de las “victorias” en Irak y Afganistán y aprovechó para volver a apuntar sus cañones contra el régimen islámico iraní. “Al igual que Al Qaida y los extremistas sunnitas, el régimen iraní tiene objetivos claros. Quieren sacar a Estados Unidos de Medio Oriente, destruir Israel y dominar un amplio espectro de la región”, aseguró el presidente. Durante el conflicto israelí-libanés, Bush repitió una y otra vez que Irán y Siria eran los principales aliados de la milicia libanesa chiíta Hezbolá y, supuestamente, sus principales provedores de armas.
Bush recordó también cuando el presidente iraní dijo: “Si quieres tener buenas relaciones con la nación iraní en el futuro, sométete a la grandeza de la nación iraní y entrégate”. A partir de esto, el mandatario infirió que Teherán estaría dispuesto a matar a ciudadanos estadounidenses –ya que Washington jamás se someterá al régimen islámico, según el líder republicano–. Por todo esto, aseguró Bush, es muy peligroso para Estados Unidos que Irán adquiera capacidad militar nuclear.
“Las naciones libres del mundo no permitirán que Irán desarrolle armas nucleares”, agregó el mandatario, como recordando que no se trata de una lucha unilateral de su gobierno, sino que cuenta con el apoyo de las principales potencias europeas. Lo que Bush no dijo fue que todavía no ha podido convencer a sus aliados de la Unión Europea para que aprueben la imposición de fuertes sanciones contra el régimen iraní por no haber suspendido sus actividades nucleares, como lo había demandado el Consejo de Seguridad en su resolución de julio pasado. En los últimos días, Francia, uno de los cinco países con poder de veto en el Consejo, se mostró más conciliador que los estadounidenses, incluso dejando abierta la puerta a una vuelta a la mesa de negociación con Teherán, si ésta se muestra dispuesta a ceder su programa nuclear.
Los discursos del presidente sobre el avance en la lucha antiterrorista coinciden con la publicación de un informe de la Casa Blanca titulado “Estrategia nacional para combatir el terrorismo”. En este documento de 23 páginas, el gobierno estadounidense acusó a Irán –y en segunda instancia a Siria– de ser el principal patrocinador del terrorismo internacional, destacando su apoyo a grupos como Hezbolá, Hamas y la Jihad Islámica. Washington también destinó un espacio a reafirmar su apoyo a los sectores disidentes dentro de Irán. “Nos mantendremos junto a los pueblos de Irán y Siria, que se oponen a los regímenes que los oprimen en el interior y patrocinan el terrorismo en el exterior”, se afirma en el documento.
Según las conclusiones del informe, Washington está avanzando en la lucha contra el terrorismo, aunque advierte que los grupos como Al Qaida se han ido sofisticando. La oposición demócrata, sin embargo, no está convencida de los triunfos de la administración Bush. Los líderes demócratas del Senado y de la Cámara de Representantes, Larry Reid y Nancy Pelosy, cuestionaron la estrategia del gobierno. “Las políticas de Bush han dejado al país menos capaz de combatir efectivamente al terrorismo”, afirmaron ayer los dirigentes. Para Reid y Pelosy, el principal error del gobierno fue sacar la lucha antiterrorista de la esfera de la Justicia criminal. Esta ha sido, sin dudas, la crítica más fuerte de la comunidad internacional contra la estrategia de Washington. De los organismos de derechos humanos internacionales, pero también de sus aliados europeos.
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