El ministro de Defensa aseguró que los militares no serán convocados a reprimir brotes separatistas en el sur y el oriente.
› Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz
El gobierno boliviano intentaba bajar los ánimos provocados por las declaraciones del presidente y de su ministro de Defensa sobre el papel de los militares contra potenciales brotes separatistas. Evo Morales dijo en la noche del martes que “las FF.AA. patriotas van a defender al país frente a los intereses mezquinos” y Walker San Miguel advirtió que el gobierno investigará a los grupos secesionistas, pero ayer se repitió hasta el cansancio que no se movilizará a los militares ante el paro regional decretado para mañana por los departamentos del oriente y sur del país. Con la huelga se busca forzar al gobierno a aceptar los dos tercios para aprobar la nueva constitución política del Estado y que la constituyente sea “derivada” del actual orden institucional y no “refundacional”, como quiere el Movimiento al Socialismo (MAS).
La apelación a los militares provocó una ruidosa reacción de la derecha agrupada en Poder Democrático Social (Podemos), uno de los impulsores de la huelga regional. “Si quieren sacar a las fuerzas armadas que las saquen, pero recuerden que ningún gobierno se sostiene con muertos”, interpeló el senador de Podemos, Walter Guiteras. “El gobierno está en la lógica de la dictadura y el absolutismo, pero no les tenemos miedo”, agregó con tono heroico el diputado del mismo partido, Roberto Yañez.
Uno de los movimientos que levantan abiertamente posiciones separatistas es Nación Camba de Liberación, que considera a Santa Cruz “una nación sin Estado” y reclama la independencia en el marco de una “asociación libre con Bolivia”. Se trata de un grupo minoritario dentro del autonomismo oriental, pero que ayer recuperó cierto espacio mediático por las amenazas del ministro San Miguel.
En medio de los preparativos para la primera pulseada fuerte con el gobierno indígena, en Santa Cruz circulaban listas de “traidores” contra personalidades que no apoyan al comité cívico y grupos de choque como la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) avanzaban en los detalles del paro, que cuenta con los aportes de organizaciones empresariales como la federación de ganaderos o las cooperativas de servicios públicos, controladas por las famosas “logias”. Se descuentan acciones de los jóvenes radicales contra quienes desoigan la convocatoria y bloqueos de calles con camiones y tractores. “Ya tenemos preparados palos y bates de béisbol”, amedrentó ante las cámaras de la televisión local un joven de la barra brava del club Oriente Petrolero.
Entre los disidentes están los campesinos e indígenas agrupados en el Bloque Oriente, quienes llaman a boicotear la medida de fuerza. Dirigentes de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) señalaron que no se responsabilizan sobre eventuales respuestas de sus bases, en tanto que la Central Obrera Boliviana (COB) denunció que se encuentra en marcha un plan “oligárquico” para dividir al país.
Ayer, las largas colas ante la escasez de diesel en Santa Cruz –y su constante difusión por cadenas afines a las demandas regionalistas– parecían alentar un malestar que puede ser funcional al paro de mañana. Todos recuerdan que la falta de combustibles fue la “ayudita” que tuvo el comité cívico para lanzarse contra la administración de Carlos Mesa en enero de 2005.
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